La inauguraci¨®n de R¨ªo marca al COI el camino del futuro
Maracan¨¢ fue una fiesta popular que el maratoniano Vanderlei de Lima, al encender el pebetero de los 28? Juegos, transform¨® en un festival ol¨ªmpico
Aquel abrazo de Gilberto Gil, la canci¨®n del exilio, invadi¨® Maracan¨¢. Una declaraci¨®n tajante, de entrada, de que la voz cantante de la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos de R¨ªo la llevar¨ªa el pueblo brasile?o y sus creaciones, su m¨²sica revolucionaria y su arte, y no el poder pol¨ªtico, tan controvertido como el presidente interino de Brasil Michel Temer, siempre en un segundo plano, como temeroso de un abucheo del pueblo a¨²n pendiente del impeachment que juzgar¨¢ en unas semanas a la presidenta electa Dilma Roussef, ausente del palco de Maracan¨¢. Fue una forma valiente de marcar, con personalidad y firmeza, el camino del cambio a Tomas Bach, el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), cuya crisis por el trato al caso ruso de dopaje y su casi inevitable tendencia a buscar la ganancia con los Juegos a costa de pa¨ªses en grave crisis, como Brasil, le ha colocado en el borde de un precipicio que solo puede saltar transform¨¢ndose y reconociendo la voz del pueblo que le gu¨ªe. Pese a toda la intenci¨®n rupturista, el tedio final fue inevitable, tan complicado es integrar el interminable desfile de deportistas en una acci¨®n creativa que dur¨® m¨¢s de tres horas.
La simbolog¨ªa temible inicial, amagada por la visi¨®n tenebrosa del Cristo del Corcovado ba?ado de amarillo y verde, los colores de la bandera del orden y el progreso, qued¨® r¨¢pidamente conjurada por un espect¨¢culo ¨ªntimo pese a celebrarse en un escenario gigantesco, el de Maracan¨¢, el estadio del drama del Mundial de f¨²tbol de 1950. El espect¨¢culo, capaz de convertir el himno de Brasil casi en una canci¨®n protesta de cantautor interpretada en voz ¨ªntima por Paulinho da Viola, un peque?o dios de la guitarra, alej¨® de los Juegos el tradicional tono triunfalista, de locura festiva sin sentido tipo festival de Eurovisi¨®n. Consecuentes con lo avanzado en el corto y suave montaje de entrada, una celebraci¨®n de lo mejor que Brasil ha dado al mundo, la m¨²sica nacida siempre de las clases populares, el desfile de las naciones participantes tras una bandera portada por su mejor deportista (Nadal, por Espa?a, con el estandarte bien agarrado con las dos manos, no como el brit¨¢nico Andy Murray, su rival tenista, que la llev¨® imponente en el aire sujetada solo por su mano izquierda; Phelps, por Estados Unidos) se alej¨® todo lo que puede ser posible de los habituales simulacros de desfiles militares para transformar Maracan¨¢ en un samb¨®dromo por el que los deportistas paseaban como bandas de amigos en carnaval, disfrazados con sus uniformes, bailando entremezclados, rompiendo las filas y el orden, y una semilla de ¨¢rbol, de 207 especies diferentes de ¨¢rboles, tantos como pa¨ªses, en un peque?o tiesto que los deportistas depositaban en unas estructuras que luego ser¨ªan trasplantadas a un parque. Gui¨¢ndolos, en triciclos de vendedores, voluntarios, cinco de ellos mujeres transexuales, otro gesto por la igualdad y la inclusi¨®n. Entre ellas destac¨® la modelo Lea T, nacida Leandro, hija del exfutbolista internacional Toninho Cerezo. Las hojas del Brasil, el ¨¢rbol del que los portugueses extra¨ªan el tinte rojo y dio nombre al pa¨ªs, sustituyeron, simples, naturales, los derroches de poder¨ªo inform¨¢tico y de computadoras que guio otras ceremonias cercanas.
Antes que ellos desfil¨® la musa Gisele B¨¹ndchen, las curvas de la garota de Ipanema que le tocaba al piano Daniel Jobim, el nieto de Tom Jobim, el que puso m¨²sica a la letra de Vinicius de Moraes, las curvas de la Bossa Nova sobre las curvas de la arquitectura de ?scar Niemeyer.
En 2012, en la inauguraci¨®n de Londres, el Reino Unido mostr¨® su orgullo y su historia imperial partiendo de su gran contribuci¨®n a la historia, la revoluci¨®n industrial que dio pas¨® al capitalismo; en R¨ªo, el director e ide¨®logo del espect¨¢culo, el director Fernando Meirelles de la magn¨ªfica Ciudad de Dios, cont¨® la historia de Brasil, desde los pueblos abor¨ªgenes y sus selvas insondables, el descubrimiento y conquista portugueses, la roturaci¨®n de los bosques y su destrucci¨®n, el esclavismo de cuatro siglos, la revoluci¨®n urbana, la necesidad de regresar al bosque en el futuro, a reconstruir la selva amaz¨®nica para sobrevivir, a trav¨¦s de sus m¨²sicas populares, de la bossa nova sensual, de la Construcci¨®n m¨¢s geom¨¦trica de Chico Buarque, el Passinho, la voz de las favelas, la samba de Elza Soares, el rap de Karol Conka, el Maracatu de Pernanbuco, para confluir todos en el Pa¨ªs Tropical cantado para todos por Jorge Ben Jor. Entremedias despeg¨® y sali¨® por el techo del estadio el Bis 14 de Santos Dumont, el inventor de la aviaci¨®n mundial hace 110 a?os.
Vanderlei de Lima enciende el pebetero
"Espero que la ceremonia haya sido una medicina contra la depresi¨®n de mi pa¨ªs", dijo Meirelles. "Otros hablaban de ellos, de lo que hab¨ªan hecho por el mundo; Brasil ha querido hablar del futuro, de lo que todos juntos podemos hacer por el planeta". Y para recalcar el mensaje, el final de la fiesta fue una visi¨®n po¨¦tica de la necesidad de la ecolog¨ªa, una poes¨ªa, La flor y la n¨¢usea, recitada en portugu¨¦s e ingl¨¦s por las actrices Fernanda Montenegro y Judi Dench, tremendas y profundas acompa?adas de im¨¢genes de un simulacro de como el agua sepultar¨¢ ?msterdam, Florida, las Maldivas, si no se acaba con el calentamiento global. M¨¢s de 3.000 millones de personas, dijeron los organizadores, lo vieron por televisi¨®n en todo el mundo.
Un pebetero 'ecol¨®gico'
El pebetero de Maracan¨¢ es, seg¨²n los organizadores, voluntariamente de tama?o peque?o y produce una llama m¨ªnima con un volumen escaso de emisiones. Es manera simb¨®lica de luchar contra el calentamiento global de la atm¨®sfera. ¡°No se puede ya considerar hermosa una llama gigantesca¡±, dicen los organizadores de R¨ªo. Para enmarcar la llama el artista Anthony Howe ha creado una gran escultura mec¨¢nica que representa al sol, la fuente de energ¨ªa que el mundo deber¨ªa explotar. Cuando la llama luce, la estructura gira en espirales que representan la vida. As¨ª, R¨ªo clausur¨® su ceremonia recordando al mundo el esfuerzo que hay que hacer para cambiar la forma de vida en el planeta.
En Maracan¨¢, el pebetero arder¨¢ para nadie, esperando un partido de f¨²tbol y la ceremonia de clausura, ya que el atletismo se celebrar¨¢ en otro estadio. Una r¨¦plica en tama?o peque?o del pebetero se instal¨® en la Plaza de P¨ªo X, ante la iglesia de la Candelaria, A las dos de la ma?ana del s¨¢bado, una llama robada de Maracan¨¢ fue trasladada hasta la iglesia, donde arder¨¢ en el pebetero replicado hasta el domingo 21, el d¨ªa en que terminan los Juegos.
La fiesta acab¨® con la poes¨ªa y la trascendencia de la microbiolog¨ªa como religi¨®n de futuro, que cedi¨® el paso al desfile de los rusos malqueridos, los admirados refugiados, el ceremonial, los discursos, los pitos a Temer al declarar abiertos los Juegos y los rituales de la bandera ol¨ªmpica, el juramento ol¨ªmpico, la paloma de la paz y la llama robada por el hombre Prometeo a Dios y ascendiente en las manos vacilantes de Vanderlei de Lima, el maratoniano al que un cl¨¦rigo loco atac¨® cuando estaba a punto de proclamarse campe¨®n ol¨ªmpico en Atenas y que encontr¨® consuelo de la gloria robada, 12 a?os m¨¢s tarde, portando la antorcha por la escalera hasta el pebetero donde brillar¨¢ purificadora 17 d¨ªas en R¨ªo sobre los mejores deportistas, los m¨¢s motivados, los entregados a un sue?o, como lo fue ¨¦l.
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