Sola, rec¨®rd ol¨ªmpico... por media hora
Ignacio Sola, bilba¨ªno del barrio de Indauchu (vecino y amigo desde siempre de ?ngel Villar), trab¨® contacto con la p¨¦rtiga de una manera casual. Estudiaba en los jesuitas, como el propio Villar. Un cura llamado Jos¨¦ Ignacio sol¨ªa llevar los fines de semana a un grupo de chicos al campo, a pasear y a respirar buen aire. Hac¨ªan actividades deportivas, como carreras o el soga-tira. Y saltaban riachuelos con una p¨¦rtiga de ca?a. De all¨ª sali¨® la idea de saltar en el colegio, en un foso de arena. Un profesor, llamado Jos¨¦ Luis Borbolla, m¨¢s ilustrado que el resto, les dijo que la p¨¦rtiga no era para longitud, sino para altura, que as¨ª era prueba ol¨ªmpica. Clavaron dos m¨¢stiles en el suelo, los unieron por una cuerda y ah¨ª se pusieron a saltar.
Ignacio Sola era el mejor. Muy pronto pas¨® los dos metros, ¡°o lo que fuera, porque, claro, la cuerda se abombaba, por en medio quedaba m¨¢s baja¡±.
Empez¨® a ser conocido en el ambientillo del atletismo vizca¨ªno. Le proporcionaron una p¨¦rtiga mejor, ya de tres metros y medio, de bamb¨², que ¨¦l forr¨® con cinta aislante blanca y roja, los colores del Athletic. Participaba en exhibiciones y en campeonatos. Fue a los Juegos Escolares en Madrid, fuera de concurso, porque su colegio no participaba. Sus marcas empezaron a ser serias.
Fue becado en la Residencia Blume de Madrid. Le vino de perlas, porque quer¨ªa estudiar para aparejador, y eso no se pod¨ªa hacer en Bilbao. Todo era ideal: cama, comida, estudios pagados, tiempo para el entrenamiento y un gran entrenador, Jos¨¦ Luis Torres. Chico serio, no se distra¨ªa m¨¢s de lo justo. La p¨¦rtiga era su diversi¨®n.
El pertiguista bilba¨ªno salt¨® 5,20 metros en M¨¦xico 68 en el que a¨²n es recordado como el mejor concurso de la historia
Sola, vivi¨® la evoluci¨®n de la p¨¦rtiga, del bamb¨² al aluminio. Con esta hizo su primer r¨¦cord de Espa?a, 4,23, en 1961. Pronto aparecieron las de fibra de vidrio. Se fabricaban en Par¨ªs. Era importante hacerse con una, pero ?c¨®mo? Nuestro deporte era pobre.
En 1963, el Real Madrid estren¨® su Ciudad Deportiva, con sus pistas. El club ten¨ªa entonces equipo de atletismo. Alguien dijo que a Franco le gustaban los saltos de p¨¦rtiga (??), as¨ª que como iba a acudir a la inauguraci¨®n, se invit¨® a saltar nada menos que al campe¨®n del mundo, Dave Tork. Vino con dos p¨¦rtigas Sky Pole de fibra de vidrio. Al terminar la exhibici¨®n, se las vendi¨® a la Federaci¨®n, a cien d¨®lares cada una.
¡ªYo estaba entusiasmado, pero fue un chasco. No pod¨ªa con ella. Supimos luego que cada p¨¦rtiga deb¨ªa ser hecha a medida del que la usara, de la fuerza para doblarla, la velocidad de carrera... Con las de Tork no pod¨ªa. Pero Rafael Cavero, presidente de la Federaci¨®n, encarg¨® dos para m¨ª en Dima Sport de Par¨ªs, la exclusivista. Confiaba en mis posibilidades. Era un gran esfuerzo. Me sent¨ª obligado a responder.
Alternaba el dominio en Espa?a con Miguel Consegal, catal¨¢n, rival y gran amigo. Sus ¨¦xitos cada vez fueron mayores, particip¨® en cert¨¢menes internacionales, corri¨® mundo, se qued¨® asombrado cuando vio los estadios llenos en Finlandia¡
Y, todo un sue?o, se clasific¨® para los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio, en 1964. ¡°El vuelo fue de a¨²pa. El avi¨®n ven¨ªa de Par¨ªs, nos subimos en Madrid, e hicimos Madrid-Teher¨¢n, Teher¨¢n-Karachi, Karachi-Calcuta, Calcuta-Bangkok y Bangkok-Tokio. En el mismo avi¨®n. En cada sitio hab¨ªa que bajar, porque repostaban. ?Unos calores en Calcuta! Tardamos veinticuatro horas exactas. Llegamos molidos, pero felices. ?Menuda experiencia!¡±.
All¨ª, Fred Hansen dej¨® establecido el r¨¦cord ol¨ªmpico en 5,10. Sola qued¨® muy lejos de eso, en 4,40.
Los cuatro a?os siguientes fueron de gran progresi¨®n. La m¨ªnima para M¨¦xico era 4,80, pero la Federaci¨®n Espa?ola exig¨ªa 5,05 o saltar dos veces 4,90. Hizo el 5.05 el 3 de junio, en el madrile?o y entra?able estadio de Vallehermoso. Y los elev¨® a 5,10 el 23 del mismo mes.
Los JJ?OO fueron en octubre. Sola ya no era el chiquillo que hab¨ªa ido a Tokio a hacer experiencia. Ya era gente entre la ¨¦lite mundial. Torres le hab¨ªa programado bien la temporada, llegaba en un pico de forma. Aunque tuvo que pasar un susto: ¡°Est¨¢bamos Garriga, Frutos, uno de hockey hierba, creo que Dalmau, y yo de paseo por el centro cuando fue la matanza en la plaza de las Tres Culturas. ?Qu¨¦ miedo! ?Nos sacaron de debajo de un coche cuando ya hubo pasado todo!¡±.
Los Juegos empezaron el 12 de octubre. Se huy¨® del calor. El 16 era la final de p¨¦rtiga, a la que pasaron quince saltadores, entre ellos Sola, que en la clasificaci¨®n salt¨® 4,60, 4,80 y 4,90 a la primera. Para entonces, ya se hab¨ªa resuelto el enigma de los entrenamientos previos, en los que todos los saltadores vieron, extra?ados, que les costaba mucho acercarse a sus marcas. Resulta que el pasillo de carrera estaba un poco en cuesta arriba, de ah¨ª que abordaran mal el salto. Lo corrigieron.
El 16 es la final. Sola salta el primero. Todos renuncian al 4,40. ?l pasa los 4,60 a la primera, los 4,80 a la segunda, los 5,00 a la primera. Renuncia a los 5,05 y salta los 5,10, que pasa a la segunda, igualando su r¨¦cord nacional y el r¨¦cord ol¨ªmpico.
El siguiente desaf¨ªo son los 5,15. Sola, siempre el primero. Antol¨ªn Garc¨ªa, en televisi¨®n, nos advierte de que podemos estar ante algo hist¨®rico. Sola va ?y pasa a la primera! Antol¨ªn Garc¨ªa lo transmite con euforia. ?l ni se hab¨ªa enterado:
¡ªMe enter¨¦ un poco despu¨¦s, cuando me acerqu¨¦ a la grada, y un periodista, Jos¨¦ Mar¨ªa Lorente, me lo dijo. Tuve una gran sensaci¨®n. Pens¨¦ que se estaban cumpliendo mis sensaciones. Me sent¨ªa bien, hab¨ªa ido bien preparado. Pod¨ªa so?ar¡
Su r¨¦cord dur¨® media hora. Varios lo fueron empatando. Luego, los 5,20, s¨®lo los pas¨® a la tercera. Otros lo hicieron antes que ¨¦l. Pero, nos recordaba Antol¨ªn Garc¨ªa, ¨¦l hab¨ªa igualado el de 5,10 primero y el de 5,20 despu¨¦s, y entre medias batido el de 5,15. ?No podr¨ªa volver a batirlo en 5,25?
Desgraciadamente, no. En 5,25 hizo tres nulos. El nuevo r¨¦cord lo estableci¨® Bob Seagren en 5,40. Sola se qued¨® en los 5,20, igual que el octavo, el alem¨¢n Engel. Fue noveno por el segundo nulo en 5,20: ¡°L¨¢stima. Octavo es diploma. Me qued¨¦ a un nulo. Pero volv¨ª satisfecho. Fue, dicen a¨²n, el mejor concurso de p¨¦rtiga de la historia¡±.
Se ha escrito con frecuencia que en aquellos juegos se hab¨ªa pasado a la p¨¦rtiga de fibra de carbono, de nueva generaci¨®n. Pero no fue as¨ª: ¡°Eso vino despu¨¦s. Yo no llegu¨¦ a utilizarla. El avance fue por mejoras t¨¦cnicas y porque la altitud de M¨¦xico favorec¨ªa ciertas pruebas, entre otras la nuestra¡±.
Sola se qued¨® sin diploma, pero par¨® a Espa?a ante el televisor y dio la primera gran campanada ol¨ªmpica de nuestro atletismo. Y su r¨¦cord fugaz sigue en el recuerdo colectivo de una generaci¨®n, como algo singular en unos Juegos sensacionales, aquellos de Beamon, Hines, Fosbury, Evans¡ y Tommy Smith, el del pu?o enguantado.
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