Ruido de Nadal
Hace tres a?os vi jugar en directo a Nadal. Ocurri¨® en un buen escenario, Par¨ªs, durante su visita anual de la exposici¨®n universal de Roland Garros. Hab¨ªa algo particular en el ruido con que viajaba la pelota; el famoso efecto endiablado con que gan¨® sus partidos a Federer, ese raspazoa la pelota que obligaba al suizo a devolverla con el rev¨¦s casi subi¨¦ndose a una escalera, dejaba un rastro sonoro en la pista como de llegada de los indios. Sacud¨ªa la pelota con el efecto adecu¨¢ndolo a la cadencia, y producto de ello se generaba una especie de sinfon¨ªa. Con los ojos cerrados, si uno aprend¨ªa a dominar aquel impresionante asunto, pod¨ªa distinguirse el sonido de la bola de Nadal, y a partir de ¨¦l adivinar su direcci¨®n (la fuerza no; la fuerza casi siempre es la misma, incluso en las dejadas).
La patrimonializaci¨®n de Nadal, su intervenci¨®n estatal como mejor deportista espa?ol y abanderado en R¨ªo despu¨¦s de no poder serlo en Londres, lo convierten siempre en unos Juegos en el hombre a seguir. Va m¨¢s all¨¢ de la pista, por eso las dudas con que lleg¨® a Brasil son tambi¨¦n dudas que afectan al esp¨ªritu del equipo ol¨ªmpico espa?ol.
Su influencia va m¨¢s all¨¢ de la pista, por eso las dudas con que lleg¨® a Brasil son tambi¨¦n dudas que afectan al esp¨ªritu del equipo ol¨ªmpico espa?ol
Como si de alguna manera a Nadal lo fuesen a talar en las primeras rondas y talasen tambi¨¦n no s¨®lo lo que Espa?a puede hacer sino tambi¨¦n lo que no: filtrar el desaliento. Ayer frente a Delbonis empez¨® err¨¢tico, con un mal saque, incapaz de poner en marcha la fabricaci¨®n industrial de su juego. Pese a todo se apunt¨® el primer set.
En su ¨²ltimo entrenamiento, como si de un aviso se tratase, en Rio se desataron unos vendavales que terminaron desmontando una pista de peloteo. Es curioso porque en su mejor momento, ¨¦se que no se sabe con seguridad si llegar¨¢ a volver con el esplendor antiguo, el juego de Nadal era viento. Con el mismo tr¨¢gico ruido con que se aproximaba la pelota desmontando tambi¨¦n la estrategia y el juego del mejor tenista de la historia, Roger Federer.
En Brasil ese viento s¨®lo ayud¨® a hacer sentir m¨¢s cerca las dudas y los presagios sobre el papel que Nadal se tiene reservado para s¨ª. Es, all¨ª, el espa?ol m¨¢s grande. En la medida en que se vuelva a escuchar en la pista el ruido de su peloteo (¡°ten¨ªa la voz llena de dinero¡±, le hac¨ªa decir Fitzgerald a su Daisy Buchanan) se decidir¨¢ tambi¨¦n el destino de Nadal, ligado siempre como primer objeto de valor a Espa?a. A Hemingway, por razones parecidas, no le dejaron desembarcar en Normand¨ªa: quer¨ªan preservar su vida. Nadal va a tener que entregar, otra vez, parte de la suya.
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