Ciclistas en Copacabana, ol¨ªmpicos sin Villa
Para Izagirre y Castroviejo que el mi¨¦rcoles disputan la contrarreloj, los Juegos son como cualquier otra carrera
Si se llevara al extremo la imagen, y, en efecto, se creyera que de verdad la Villa Ol¨ªmpica es el alma de los Juegos, no habr¨ªa m¨¢s remedio que afirmar que tanto Ion Izagirre como Jonathan Castroviejo son ol¨ªmpicos sin alma. O con la misma alma ol¨ªmpica, escasa, que proclama su deporte, el ciclismo en carretera, el deporte del Tour, del Giro o de la Par¨ªs-Roubaix. Los dos espa?oles que disputar¨¢n el mi¨¦rcoles la contrarreloj ol¨ªmpica llevan d¨ªas aburridos, monacales, en un hotel con olor a antiguo, y luz oscura y algunos dicen que hormigas y cucarachas, a cuatro cuadras de la playa de Copacabana, cuyo solo nombre evoca vida alegre. Compartiendo melancol¨ªa con ellos, ma non troppo, los deportistas espa?oles de v¨®ley playa, cuya arena, la de la playa que fue su cuna, est¨¢ a dos pasos. ¡°Nos sentimos ol¨ªmpicos porque nos lo dicen, no porque sintamos que estemos en mitad de los Juegos¡±, coinciden ambos. ¡°Para nosotros la rutina es como la de cualquier otra carrera, hotel, masaje, entrenamiento¡ Esa efervescencia que dicen que se vive en la Villa, donde los compa?eros se cruzan con los mejores del mundo de cualquier deporte y se sienten parte de algo especial, no la vivimos¡±.
¡°Estamos aqu¨ª y no en la Villa porque para el ciclismo es m¨¢s c¨®modo¡±, dice Javier M¨ªnguez, seleccionador del equipo, quien, como sus corredores, vive desde el jueves pasado en el Royalty Copacabana, ventiladores y ventanas abiertas. Quien, a diferencia de ellos, no tiene edad para desear sentirse deportista de un evento especial. ¡°Podemos salir mejor al circuito y el d¨ªa de la carrera de fondo est¨¢bamos a 500 metros de la salida y la meta. La Villa es siempre un engorro. Inc¨®moda para todo. Y los atascos, los transportes, las comidas¡¡±
Ninguno de esos inconvenientes, ni tampoco el acabado espartano de las habitaciones, ni la ausencia de cuarto de ba?o en cada una y de televisi¨®n, les habr¨ªa importado mucho a los corredores, que leen c¨®mo Bolt o Nadal y hasta Sergio Garc¨ªa disfrutan del ambiente ¨²nico. Est¨¢n en Copacabana e Izagirre solo le pide al cielo que el mi¨¦rcoles llueva. No piensa en la arena ni en ba?arse ni en tomarse un chop de cerveza helada o una caipirinha, sino en la carrera, en la contrarreloj en la que aspira, como su compa?ero de selecci¨®n y de equipo, Castroviejo, a quedar entre los ocho primeros. ¡°Quiero que llueva para que refresque, no rindo bien con el calor, como el que sufr¨ª el s¨¢bado en la prueba en l¨ªnea¡±, dice el ganador, bajo la lluvia densa, de la etapa de la Joux Plane en el ¨²ltimo Tour, la del descenso escalofriante hasta Morzine. ¡°Mi cuerpo va mejor con temperaturas frescas, no superiores a 20 grados¡±. Izagirre, guipuzcoano, es el actual campe¨®n de Espa?a contrarreloj, t¨ªtulo que hered¨® de Castroviejo, vizca¨ªno. ¡°Y la crono sale de Pontal, cerca de Barra, que tambi¨¦n est¨¢ lejos de aqu¨ª. Si no en la Villa, al menos, nos pod¨ªan haber llevado a un hotel cerca de all¨¢¡±.
Antes de que bajaran a hablar los ciclistas, M¨ªnguez hab¨ªa hablado de la dial¨¦ctica de la ilusi¨®n y la realidad. De c¨®mo Castroviejo, sobre todo, estaba ilusionado con una contrarreloj dur¨ªsima, de c¨®mo la realidad dec¨ªa que no ten¨ªa mucho que hacer ante ciclistas como Cancellara, que se despide de la competici¨®n en R¨ªo y quiere hacerlo repitiendo el t¨ªtulo ol¨ªmpico que ya logr¨® en Pek¨ªn, o Dumoulin, que lleva todo el a?o so?ando con la contrarreloj de R¨ªo o Froome, al que vieron tom¨¢ndose un coco en la cuneta y que necesita que para que le acepten en su pa¨ªs como tan brit¨¢nico como Wiggins, por ejemplo, necesita un t¨ªtulo con la Union Jack como maillot.
Pero tampoco esa ilusi¨®n se la hacen los contrarrelojistas vascos, que se sienten ya cansados. Para los tres grandes de la especialidad, el t¨ªtulo ol¨ªmpico que pueden alcanzar es un asunto importante, para ellos, la dura contrarreloj de R¨ªo, 54 kil¨®metros con subidas acusadas y descensos terribles que calculan les llevar¨¢n 75 minutos de sudor, son sencillamente un d¨ªa m¨¢s de trabajo. Otra jornada laboral cumplida dentro de un a?o compuesto de casi 100 d¨ªas de competici¨®n.
Para el 99% de los m¨¢s de 10.000 deportistas de R¨ªo y de su Villa, de su alma, los Juegos es quiz¨¢s lo m¨¢s importante que les pueda suceder en su carrera, un d¨ªa ¨²nico en cuatro a?os. Para los ciclistas, y adem¨¢s fuera de la Villa, del alma, es otro d¨ªa productivo m¨¢s situado engorrosamente entre el Tour y la Vuelta.
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