Carolina Mar¨ªn, oro contracultural
La espa?ola vence en tres sets a la india Sindhu y se convierte en la primera mujer nacida en Occidente en ganar el t¨ªtulo de campeona ol¨ªmpica de b¨¢dminton
El volante es al b¨¢dminton lo que la bola al tenis. El proyectil que da sentido al juego. Compuesto por un n¨²cleo c¨®nico al que se adhieren diecis¨¦is plumas que lo estabilizan en el aire, se trata de un artefacto delicado. Antes de los diez raquetazos sus plumas comienzan a abrirse. Si las jugadoras enfrentadas son las m¨¢s potentes del torneo y emplean el drive como un l¨¢tigo, el volante, lanzado a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora, sufre. ¡°Se despeina¡±, en la jerga de Carolina Mar¨ªn, que conquist¨® el oro ol¨ªmpico a brazo partido en un intercambio final que consagr¨® a la india Sindhu como una competidora formidable y dej¨® sin aliento a los cinco mil espectadores que cargaron el pabell¨®n de Rio Centro con la tensi¨®n de una fiesta de feria. Todos extasiados ante la sublime sucesi¨®n de volantes desplumados que la juez fue arrojando a la cesta de los desechos.
¡°El volante¡±, explic¨® Carolina, ba?ada en l¨¢grimas, ¡°cuando haces una jugada larga vuela mucho y se despeina. Esto hace que en la siguiente jugada vuele poco. Yo cada dos por tres quer¨ªa cambiarlo. Porque a m¨ª me conviene que vuele r¨¢pido para mi ataque. La india no quer¨ªa cambiar el volante y me quer¨ªa descentrar. Todo es estrategia. Pedir un cambio de pluma tambi¨¦n me ayudaba a que, cuando ella me hac¨ªa dos o tres puntos seguidos, yo pudiera volver a centrarme en la pista y pensar en m¨ª misma¡±.
El guitarreo distorsionado de Song 2, de Blur, anticip¨® en los altavoces un partido chirriante de discusiones mujeriles entre la espa?ola, la india, la jueza principal y la que repart¨ªa las plumas. La campeona indostan¨ª, Pusarla Venkata Sindhu, v¨¢stago de una familia de raigambre aristocr¨¢tica de Hilderabad que se present¨® en R¨ªo con una comitiva de dignatarios enturbantados, hab¨ªa sido la sorpresa del campeonato. A sus 21 a?os era due?a de una estatura y un remate propio de var¨®n pero se distingu¨ªa sobre todo por su inmadurez. Nadie esperaba a la dulce Sindhu en tan altas instancias. Y, mucho menos, la esperaban as¨ª de crecida. Enfurecida. Brava. Dispuesta a hacerle frente a la espa?ola, blasonada con el cartel de favorita absoluta. Campeona del mundo en 2014 y 2015, y protagonista de un fen¨®meno contracultural en un pa¨ªs sin tradici¨®n. Espa?a ha aumentado sus licencias de 2.000 a 8.000 en la ¨²ltima d¨¦cada.
?Bravo #ESP! Las im¨¢genes del triunfo de @caro_marin2 en la final en #B¨¢dminton de los #JuegosOlimpicos #Rio2016 pic.twitter.com/mILv35KpJ8
— Los Juegos Ol¨ªmpicos (@juegosolimpicos) August 19, 2016
Por primera vez en su carrera, toda la presi¨®n fue para Carolina Mar¨ªn. Y por primera vez, sus famosos gritos territoriales se apagaron. Dijo que quer¨ªa ¡°disfrutar¡± de la final. Se adelant¨® con un parcial de 12-7 y, justo cuando comenzaba a sentirse c¨®moda, la dulce Sindhu se desvel¨® como una tigresa. Se sucedieron jugadas interminables de golpes acrob¨¢ticos, defensas imposibles, torsiones, escorzos y carreras de la red a la l¨ªnea de fondo, y otra vez a la red. Un verdadero placer para los espectadores y una trituradora para los nervios y los m¨²sculos de las participantes. Carolina quiso jugar en la red para evitar los raquetazos de su rival y cometi¨® hasta cuatro errores seguidos, algo inusual en ella. Tan raro que comenz¨® a pedir cambio de volantes y la juez se revolvi¨®. Mandaba con un 17-16 y la india le gan¨® todos los puntos restantes para ganar el primer set.
Fernando Rivas, el entrenador, se alarm¨® al ver que su pupila, de 23 a?os, hab¨ªa resuelto salirse de la ruta conocida para internarse en un territorio inh¨®spito. ¡°No sigui¨® el protocolo entre puntos, se distrajo con la juez, no sigui¨® la estrategia de ataque ni el uso que le quer¨ªamos dar a la red¡±, lament¨® el t¨¦cnico. ¡°Ella encontr¨® otra manera, pero por esa v¨ªa si no est¨¢s concentrado en lo que haces la otra te puede buscar las cosquillas. Y nos descubrimos un poco. Carolina perdi¨® cuatro puntos y se la vio insegura en su lenguaje corporal. Necesitaba recordar a qu¨¦ hab¨ªamos venido y por qu¨¦ entrenamos durante nueve a?os. Ten¨ªa que volver a sentir el pilar del trabajo, del deseo, del sue?o que ten¨ªa¡±.
En busca de una dosis doble de adrenalina que restituyera el aplomo a su jugadora, Rivas la llam¨® y le lanz¨® el mensaje: ¡°?Recuerda a la ni?a que lleg¨® al CAR con 14 a?os!¡±.
¡°Meses infernales¡±
No fue f¨¢cil abandonar su casa en Huelva, su familia, sus amigos, el placentero microcosmos andaluz. Dedicar la vida a perseguir el oro. A ser la mejor del mundo en un mundo extra?o. A ocuparse de la raqueta y las plumas hasta la obsesi¨®n. A abrir camino en lo desconocido. A machacarse con pesas. A entrenar con hombres que le lanzaban el proyectil a m¨¢s de 350 kil¨®metros por hora en sesiones que duplicaban los tiempos de los partidos y que persegu¨ªan lograr su respuesta cuando los m¨²sculos se paralizan por el ¨¢cido l¨¢ctico. ¡°En ese momento¡±, record¨® Carolina, ¡°me vinieron a la cabeza los meses infernales por los que he pasado para conseguir el sue?o que tuve desde los 14 a?os cuando entr¨¦ al Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Me acord¨¦ de todo lo que he llorado y sufrido en esos entrenamientos¡±.
Carolina Mar¨ªn nunca m¨¢s perdi¨® el control. Se impuso en los dos sets siguientes por 21-12 y 21-15. Se colg¨® el oro y se emocion¨® al escuchar el himno de Espa?a, un pa¨ªs intruso en el universo del b¨¢dminton. Tanto que este viernes la andaluza se convirti¨® en la primera mujer nacida en Occidente que gana el campeonato ol¨ªmpico. Un tab¨² derribado.
¡°Estoy en una nube; el sue?o se ha hecho realidad¡±, dijo, desorientada ante la consumaci¨®n del hecho que daba sentido a su vida, ¡°Yo ahora mismo no s¨¦ lo que soy; pero nunca he sido tan feliz¡±.
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