El belga Meersman gana en un accidentado final en Lugo
El ciclista del Etixx-Quick Step se consolida como rey del esprint tras su segunda victoria en la Vuelta
No se sabe qui¨¦n ganar¨¢ la Vuelta, pero la carrera ya ha elegido a su mejor espr¨ªnter. No est¨¢n los m¨¢s acreditados, pero Gianni Meersman, el ciclista belga del Etixx-Quick Step, es el mejor de los aspirantes a estas oposiciones de llegadores en una carrera que no est¨¢ pensada para ellos. El chico ya ha ganado los dos esprints, o sea, que gana por goleada, porque en tierra de montes la llanura es una an¨¦cdota. Ni ayer, pensada la etapa para el esprint, hab¨ªa calma, porque hab¨ªa dos kil¨®metros de cuesta ¡ªporque en Lugo hay muchas cuestas¡ª, lo que reduc¨ªa el n¨²mero de opositores.
Algunos se borraron porque sus piernas no est¨¢n dise?adas para finales explosivos. Pero a la gran mayor¨ªa les borr¨® la t¨ªpica ca¨ªda cuando el pelot¨®n es abundante y las calles se estrechan: se exceden los l¨ªmites de velocidad y las ruedas se acarician como en un beso malvado. Ten¨ªa que ocurrir y ocurri¨®. Fue dentro de los tres ¨²ltimos kil¨®metros que protegen el tiempo de accidentes e incidentes. El primero que bes¨® el suelo fue el holand¨¦s Steven Kruijswijk, l¨ªder del equipo Lotto NL-Jumbo, que cay¨® a los pies de una familia de espectadores que miraban horrorizados los gestos de dolor de uno de los candidatos al triunfo final. Dolorido, estirado, con los brazos sobre el pecho, era atendido por los doctores. Con mala pinta para poder seguir adelante. El holand¨¦s no es un tipo con suerte: una ca¨ªda le priv¨® de un Giro que debi¨® haber ganado y una ca¨ªda puede haberle privado de disputar la Vuelta.
Poco despu¨¦s se cayeron los dem¨¢s: un afilador, dos, tres, cuatro, cinco al suelo y el pelot¨®n cortado reduciendo el esprint a un manojo de pretendientes. Chris Froome se escap¨® de milagro de la ca¨ªda. Tambi¨¦n Alejandro Valverde o Samuel S¨¢nchez. El resto de favoritos se qued¨® cortado pero sin consecuencias en la clasificaci¨®n.
Froome se salva
Prevalec¨ªa el miedo. Froome, a¨²n sudoroso, colg¨® un tuit celebrando que evit¨® por una d¨¦cima implicarse en la ca¨ªda. Atapuma, el l¨ªder, tambi¨¦n temi¨® irse al suelo porque la ca¨ªda le pill¨® por delante y temi¨® que un frenazo le hiciera medir la distancia que hab¨ªa hasta el suelo. Era tiempo de sorpresas. Llovi¨® en Galicia, despu¨¦s de varios d¨ªas de sol prepotente, quiz¨¢s para hacer valer el t¨®pico. Llovi¨® en Lugo, con algunos rayos, algunos truenos y una lluvia alternativa, a veces irritada, a veces mansa, pero incansable. Y sin embargo la ca¨ªda se produjo en la capital cuando brillaba el sol y descansaba sobre esas casas blancas y grises que le dan a la ciudad un aire de sierra pirenaica, entre pizarras y piedras planas. Y se cayeron al borde la muralla romana que protege una parte de la capital de amenazas antiguas.
Atapuma en la sala de espera
A Darwin Atapuma, el colombiano del BMC, le toc¨® esperar. Sal¨ªan las clasificaciones accesorias y el muchacho permanec¨ªa en su autob¨²s hasta que los jueces decidieran qu¨¦ hacer con los que entraron tarde por la ca¨ªda. Parec¨ªa estar claro, porque fue en los ¨²ltimos tres kil¨®metros, cuando se protege el tiempo de incidencias. Pero los jueces miraron y miraron antes de se?alar que s¨ª, que Atapuma segu¨ªa siendo l¨ªder y no Valverde, que hab¨ªa llegado en el grupo.
¡°Estaba tranquilo¡±, se?al¨® Atapuma, ¡°porque la ca¨ªda fue en los kil¨®metros finales y ten¨ªan que dar el mismo tiempo a los afectados¡±. Pero, seguramente, por dentro volaban las mariposas porque uno es l¨ªder cuando te dan el maillot rojo para que te lo pongas. El colombiano quiere hacerlo durar lo que se pueda. Puede conseguirlo ma?ana en Luintra (Ourense), donde huele a fuga consentida y, despu¨¦s en Puebla de Sanabria. Luego llegan palabras mayores: La Camperona, el Naranco y Lagos de Covadonga. Pero Atapuma tiene asumido su rol: ¡°Yo he venido a ayudar al l¨ªder del equipo, que es Samuel S¨¢nchez, y ser el maillot rojo no cambia nada¡±.
Aventura sin futuro
Antes, el portugu¨¦s Thiago Machado y el franc¨¦s Julien Morice se hab¨ªan escapado con el banderazo de salido como orden de fuga. Dos tipos tan distintos enrolados en una aventura sin futuro. Uno grande, el franc¨¦s, otro peque?o, el portugu¨¦s. Con el maillot de Morice, se pod¨ªa hacer Thiago Machado un say¨®n. Pero el franc¨¦s, 1,90 metros y una anchura espectacular, cedi¨®. Lo intent¨® el portugu¨¦s pero lo cazaron a 14 kil¨®metros para la meta.
Los espr¨ªnters tienen hambre y poca comida, pero el pan nunca fue gratuito. Philippe Gilbert, del BMC, y Simon Clarke, del Cannondale, intentaron sorprender al pelot¨®n. No lo consiguieron. Y all¨ª se fueron hacia el esprint hasta que las ca¨ªdas desordenaron la carrera, la alteraron, incluso la enmudecieron hasta que Gianni Meersman, el habitual lanzador de Tom Boonen, levanto los brazos y se sec¨® el sudor. Los jueces tardaron en dilucidar qu¨¦ hacer con los ca¨ªdos. Les dieron el mismo tiempo que al pelot¨®n, como era previsible y justo. Y todos para casa, o sea para el hotel, algunos para el hospital. Las ca¨ªdas y el ciclismo siempre se han llevado bien. O sea, mal. Como cu?ados.
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