El Atl¨¦tico se atasca en Legan¨¦s
El Atl¨¦tico vuelve a acusar la falta de gol y de juego ante su entusiasta rival que celebr¨® el empate como una victoria
Edificado sobre un cerrillo de Butarque, en los aleda?os del estadio del Legan¨¦s las hinchadas se mezclaban a la espera de la llegada de los autobuses de sus respectivos equipos. Entre los aficionados locales imperaba el orgullo de sentir a su equipo y a la ciudad en Primera Divisi¨®n. Remozado el coliseo con los ajustes necesarios para la m¨¢xima categor¨ªa, con los empleados volcados en sostener la imagen, las autoridades y las directivas charlaban en la planta baja forrada de moqueta verde. El cumplimiento de esos requisitos que exige la ¨¦lite es el envoltorio final de ese ascenso mete¨®rico logrado en tres a?os desde la Segunda B, en ma?anas domingueras y futboleras al sur de Madrid. En medio de ese forraje del confort exigido, el olor a panceta que desprenden los bares del estadio conservan esa esencia del f¨²tbol modesto. Un costumbrismo y una normalidad que tambi¨¦n mantiene Asier Garitano cuando pasa con su mochila en la espalda por delante de prensa y aficionados a solo un par de horas de afrontar un partido que para el club y el municipio era una fiesta que se agit¨® con la furia guitarrera del Thunderstruck de AC/DC minutos antes del comienzo. En ese paisaje enfervorizado, el Atl¨¦tico volvi¨® a evidenciar los mismos problemas con el gol que en la primera jornada y rememor¨® sus viejos problemas con el bal¨®n. Ni Griezmann ni Gameiro resolvieron esa falta de punter¨ªa que tanto penaliza a su equipo. El Atl¨¦tico firm¨® otro empate que le aleja muy pronto de la cabeza. Esos cuatro puntos pueden ser un mundo dada la velocidad de crucero que suelen imponer Madrid y Bar?a.
Envuelto en esa electricidad ambiental se plant¨® el Legan¨¦s. Bravo y pele¨®n, con la defensa puesta a la altura del centro del campo, marcada la l¨ªnea por esa sentida cabellera azul de Mantovani. Cambi¨® Garitano la defensa de tres centrales con la que se embols¨® los tres puntos de Vigo, pero su equipo destil¨® siempre ese aire de los equipos inc¨®modos que juegan a toda revoluci¨®n en las disputas y convierten los partidos en una batalla f¨ªsica a todo campo. Nada que al Atl¨¦tico no le suene como propio y nada tampoco que no le cueste doblegar. De nuevo se encontraron Simeone y sus jugadores con un partido complicado de destripar. El Legan¨¦s fue tan sencillo como claro con la pelota. Jug¨® muchas veces f¨¢cil para que Gabriel y Guerrero jugaran de espaldas . Los dos corpulentos, el primero, dotado de buena t¨¦cnica, tuvo en alerta continua a Savic, obligado hasta la extenuaci¨®n al cuerpeo en cada bal¨®n largo tras recuperaci¨®n local.
Nunca se sinti¨® c¨®modo el Atl¨¦tico. Ni Gabi ni Augusto pudieron encauzar juego en el inicio, bien tapados entre Rub¨¦n P¨¦rez, Alberto Mart¨ªn y Unai L¨®pez . Tampoco Koke y Sa¨²l se impusieron por dentro. Los balones largos para romper con Juanfran y Filipe tambi¨¦n fueron balas de fogueo mal disparadas durante. Ni por dentro ni por fuera, as¨ª que Griezmann y Gameiro no pesaron apenas mientras coincidieron en el campo. La garra de Mantovani y Bustinza, que suple su corta estatura de lateral con un arrojo guerrero, les mantuvo a raya. Sin pasadores y acogotados por los dos centrales, fueron dos islotes aislados durante demasiado tiempo.
Griezmann inaugur¨® la terna de ocasiones claras que pudo generar el Atl¨¦tico en todo el partido ya cerca del descanso. Fue un pase cruzado a la espalda de V¨ªctor D¨ªaz que enganch¨® de volea. Se encontr¨® con una buena respuesta de Serantes. Esa fue la ¨²nica advertencia seria del Atl¨¦tico en todo el primer tiempo, quiz¨¢ ganador de un dominio territorial que apenas le dio para una bater¨ªa de saques de esquina en los que quiso sacar tajada de la supuesta debilidad de Serantes en el juego a¨¦reo sin acierto. Tampoco se le reconoce al Atl¨¦tico en su juego a bal¨®n parado, su arma desatascadora en tantas ocasiones.
Si de salida Garitano sorprendi¨® con la l¨ªnea de cuatro, tras el descanso volvi¨® a formar con defensa de tres centrales. Otro problema que no supo resolver el Atl¨¦tico, muy impreciso en el pase. Sin un futbolista que destapara un agujero. Gameiro lo hizo de manera individual tras controlar un bal¨®n largo ca¨ªdo a la izquierda. All¨ª impuso su veloz arrancada para colarse entre dos defensas del Legan¨¦s y volver a poner a prueba a Serantes, que le rechaz¨® el disparo. No busca m¨¢s el Atl¨¦tico esa movilidad de Gameiro y se qued¨® sin ella cuando fue sustituido por Torres. Luego entrar¨ªa Gait¨¢n, para volver a quedase con Koke y Sa¨²l como mediocentros en la carga final. Torres tuvo el gol en el descuento, pero su cabezazo fue manso y centrado para ratificar el atasco del Atl¨¦tico en Legan¨¦s. Con el gol y con el juego.
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