Metamorfosis del ¡®Chino¡¯ Silva

La magia es el momento fugaz que precede al ¨¦xito. Lo repiten los jugadores que participaron de la experiencia fundacional de la epopeya de La Roja, en la Eurocopa de 2008. Coinciden en decir que Espa?a nunca volvi¨® a jugar tan bien como en aquel torneo, cuando todav¨ªa no hab¨ªan ganado ninguno de los trofeos que convalidar¨ªan la leyenda y abrir¨ªan una nueva ¨¦poca en el f¨²tbol mundial. Resulta significativo que David Silva, pieza fundamental de aquella gesta, perdiera peso paulatinamente hasta ahora. Porque Silva, entonces con 22 a?os, hizo un despliegue de clase, resistencia y coraje que dej¨® perplejo al maestro. Luis Aragon¨¦s, el seleccionador que fragu¨® la idea y la contagi¨® al equipo, no dej¨® de repetirlo durante aquellos d¨ªas calientes del Tirol: ¡°?Qu¨¦ cojones tiene el Chino!¡±.

Han pasado ocho a?os y Silva, apodado Chino, ha acumulado fortuna, prestigio y t¨ªtulos, jugando como mediapunta en el Manchester City. Ha sido sin duda el mejor futbolista de su equipo en las ¨²ltimas temporadas, pero no ha podido sustraerse a la deriva acomodaticia de la mayor¨ªa de sus compa?eros. Silva cumpli¨® con el papel del enganche. Un especialista con competencias delimitadas en quien Pep Guardiola ha cre¨ªdo descubrir algo m¨¢s. El efecto del nuevo entrenador del City ha sido el¨¦ctrico. Quiz¨¢s el desplazamiento de Silva a la posici¨®n de volante interior ha sido su apuesta m¨¢s extravagante.

Varios analistas presentes en la Premier se agarraron la cabeza ante lo que consideraron un atentado contra la norma: los mediapuntas no tienen respuesta f¨ªsica para jugar con la continuidad que requiere un centrocampista. Silva, anticiparon, no resistir¨ªa. Silva, calcularon, es un especialista. Pero Silva desmont¨® el prejuicio. No solo cubri¨® el doble de la superficie que acostumbraba. Disput¨® todos los minutos de los partidos contra el Steaua en Champions, y el Stoke y el Sunderland en la Premier, y conserv¨® la chispa de lucidez necesaria para desbordar o decidir a toda velocidad cada vez que fue necesario. El mismo tono que mostr¨® con Espa?a en el amistoso contra B¨¦lgica del jueves pasado. Partiendo de la banda izquierda, fue asoci¨¢ndose con todos sus compa?eros. Dio a cada intervenci¨®n el toque justo. Los dos goles fueron casi anecd¨®ticos. Su presencia dominante record¨® al chico de 2008.

¡°Pep sabe sacar lo mejor de cada jugador¡±, observa Javi Mart¨ªnez. ¡°Y David siempre est¨¢ en movimiento. Siempre est¨¢ pidiendo el bal¨®n, ofreci¨¦ndole un pase al poseedor de la pelota. Para eso hay que saber aguantar el ritmo¡±.

La metamorfosis de Silva es un caso infrecuente. Jos¨¦ Gim¨¦nez, responsable de captaci¨®n de la cantera del Valencia, recuerda que el ni?o que pas¨® la prueba con el club en 2000 era un genio intermitente. ¡°Lo trajo nuestro ojeador de Canarias con 14 a?os¡±, dice Gim¨¦nez. ¡°Era cadete pero jug¨® contra chavales del Juvenil A, tres a?os mayores que ¨¦l. Destac¨® tanto que nadie tuvo ninguna duda en aceptarlo. Su potencial era evidente. Era un jugador de calidad pura. De los que hacen la ¨²ltima jugada. Se destacaba en los ¨²ltimos 30 metros como pasador y, a veces, pisaba el ¨¢rea y defin¨ªa ¨¦l mismo. F¨ªsicamente no era resistente. Era de apariciones. Ocupaba un espacio limitado. De cr¨ªo nunca jug¨® de ¡®seis¡¯ y muy de vez en cuando lo hizo de ¡®ocho¡¯. En eso cambi¨®. Se ha desarrollado f¨ªsicamente porque el f¨²tbol actual te pide constancia y recorridos m¨¢s largos. Como Isco. A Isco tambi¨¦n le tuvimos. Era igual que Silva, solo que le costaba m¨¢s llegar a gol¡±.

Sergi Roberto, que conoce los rigores del mediocampo, considera que la evoluci¨®n de Silva tiene m¨¢s que ver con el juego colectivo que con un mejor estado f¨ªsico. ¡°Tanto en el City con Guardiola como aqu¨ª en la selecci¨®n David juega en equipos que tienen el bal¨®n¡±, dice el jugador del Bar?a. ¡°Si tienes el bal¨®n, David se encuentra m¨¢s c¨®modo, aunque recorra m¨¢s distancia¡±.

Cuanto menos se matiz¨® el juego elaborado de Espa?a, m¨¢s brill¨® el mediapunta canario. Como si los kil¨®metros que recorren sus piernas midieran la pureza del estilo. Fue catalizador en el origen y mero acompa?ante en los d¨ªas de gloria de 2010 y 2012. Ahora, con 30 a?os, el Chino vuelve para intentar sacar a la selecci¨®n de la crisis de identidad.