El Barcelona pierde a la ruleta rusa ante el Celta en Vigo
El Celta se apunta la victoria en un partido trepidante en el que los azulgrana, condicionados por la alineaci¨®n, siempre fueron a remolque del plan de Berizzo
Al Bar?a, el equipo que mejor control¨® y orden¨® el f¨²tbol, no le ha ido mal entregarse al contragolpe desde que reuni¨® al tridente Messi, Su¨¢rez y Neymar. Ausente el 10, no le conviene jugar a la ruleta rusa, y menos en estadios como Bala¨ªdos. Los azulgrana claudicaron despu¨¦s de un encuentro volc¨¢nico, m¨¢s propio de la Copa que de la Liga, v¨ªctimas de sus concesiones y de la pegada del Celta. El tanteo expresa la balacera que fue Vigo y los goleadores delatan la sinraz¨®n de los azulgrana, que perdieron la pelota y la cabeza: tomaron pr¨¢cticamente dos tantos en propia puerta y otros dos los meti¨® el pasional Piqu¨¦.
Al descanso, la cr¨®nica estaba escrita: el Bar?a no sabe c¨®mo jugarle al Celta. Luis Enrique no da nunca con la alineaci¨®n y el equipo se pierde irremediablemente en Bala¨ªdos. El partido de la temporada pasada se repet¨ªa con tanta exactitud y pulcritud que compromet¨ªa y mucho a los azulgrana de la misma manera que encumbraba a Berizzo. Aunque con alg¨²n futbolista distinto, el plan del t¨¦cnico argentino funcionaba de manera estupenda ante la inanici¨®n del Barcelona. No escarmentaban los barcelonistas, que tomaron tres goles sin abrir la boca, y se aplicaban los celestes en una f¨®rmula que consiste en convertir a Busquets, seguramente el mejor medio centro de Europa, en el peor futbolista del Bar?a.
No hay equipo que despoje mejor al Barcelona que el Celta, excelente en la presi¨®n alta y las transiciones, voraz a la hora de atacar las flaquezas del equipo de Luis Enrique, un t¨¦cnico muy terco, para lo bueno y para lo malo, sobre todo en la Liga. La inteligencia de los gallegos contrastaba con la torpeza del Barcelona. A Ter Stegen le caen siempre los mismos goles en Vigo. Hay un momento en que el portero se equivoca en la salida del bal¨®n y compromete a Busquets: 1-0. Los azulgrana tampoco consiguen descifrar los desmarques de Iago Aspas, magn¨ªfico en el 2-0. Y despu¨¦s los volantes barcelonistas reinciden en las p¨¦rdidas del cuero, hasta conceder un gol, como Arda en el 3-0.
Tres jugadas muy seguidas que retrataron el partido, mal jugado y mal planteado por el Bar?a. La jornada y la clasificaci¨®n invitaban a jugar con el mejor equipo contra el Celta. A Luis Enrique, sin embargo, le importa un bledo el qu¨¦ dir¨¢n y se remite siempre a su hoja de c¨¢lculo, que prev¨¦ rotaciones para los interiores titulares y tambi¨¦n para un central, incluso cuando el partido se disputa en una cancha tan complicada como Bala¨ªdos en v¨ªsperas de una jornada FIFA y la victoria garantiza el liderato de la Liga. No parec¨ªa el mejor dispositivo por m¨¢s inter¨¦s que pusiera Neymar en atacar a Sergio.
El Celta tard¨® muy poco en partir por la mitad al Barcelona. Los centrocampistas azulgrana no se juntaron bien para ofrecerse y dar salida al cuero desde la defensa ni tampoco para asistir a los delanteros, aislados y reducidos por la zaga de Berizzo. El mal posicionamiento y la falta de control del encuentro por parte del Bar?a, sin desborde ni pase, habilitaron el despliegue del Celta, intenso y efectivo ante Ter Stegen.
El partido, sin embargo, vir¨® vertiginosamente despu¨¦s del descanso con Iniesta. El Bar?a se convirti¨® en el Celta y el Celta fue el Bar?a. Arriesgaron los azulgrana y se entregaron a un partido sin retorno, trepidante, como si se tratara de una final, imposible de seguir para los chicos de Berizzo. Jug¨® el Bar?a sin retrovisor, agresivo con y sin la pelota, y se meti¨® en el partido en dos acciones a bal¨®n parado: Piqu¨¦ volvi¨® a marcar en un c¨®rner y poco despu¨¦s Neymar transform¨® un penalti de Hugo Mallo a Andr¨¦ Gomes.
Muy descentrado como falso nueve, Neymar volvi¨® a su posici¨®n natural en el flanco izquierdo y el equipo recuper¨® su identidad y colocaci¨®n en la cancha con Iniesta, un futbolista m¨¢s definido que Rafinha, v¨ªctima de la posici¨®n indefinida de Arda. Aunque los azulgrana se concedieron un descanso, convencidos de que quedaba tiempo para meter dos goles m¨¢s, el partido ten¨ªa mala pinta para el Celta, desgastado, sin campo para atacar los espacios pese al ir y venir de unos y otros, mejor ubicados los dos laterales azulgrana, que estaban en tierra de nadie hasta el 3-0.
Al rescate de los gallegos acudi¨® entonces Ter Stegen. El portero recibi¨® una cesi¨®n, quiso jugar para el costado izquierdo hacia Alba y la pelota dio en la cara de Hern¨¢ndez, que salt¨® mucho y bien: 4-2. El error sobrecogi¨® m¨¢s a los aficionados y cr¨ªticos, e incluso al Celta, que al propio Bar?a, ya acostumbrado a los riesgos de Ter Stegen. Luis Enrique no se rindi¨® y meti¨® a Denis Su¨¢rez y Alc¨¢cer. La locura en el campo era tal que no hab¨ªa sitio para un cuerdo como Busquets. Y a punto estuvo Neymar de atrapar el empate y aliviar la rueda de prensa de Luis Enrique, discutido como t¨¦cnico y seguramente el mejor futbolista para partidos como el de Vigo. Al Bar?a no le alcanz¨® con el orgullo y la determinaci¨®n, un ataque a la desesperada simbolizado en el irreductible Piqu¨¦, para alcanzar el liderato. Jug¨® siempre a remolque y sigue a remolque de los l¨ªderes de la Liga.
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