Ofrenda a la tribu
Conmueve la indiferencia con la que los dos jugadores del Eibar despachan a la ¨²nica v¨ªctima del v¨ªdeo divulgado
Dos jugadores de un club de f¨²tbol de Primera Divisi¨®n difundieron ayer un comunicado en el que se declaran v¨ªctimas de la difusi¨®n de un v¨ªdeo grabado por ellos sin el consentimiento de una tercera participante y piden perd¨®n a todo el mundo, especialmente al mundo del f¨²tbol. Por ¨²ltimo, ofrecen disculpas a la chica por el ¡°da?o que le pueda suponer¡± que una grabaci¨®n que ella ha prohibido circule por internet.
El ejemplo, para los ni?os y para los adultos, es que no se graba a nadie sin su permiso teniendo sexo contigo, se difunda o no
Se trata, al fondo, de una de esas actitudes tribales en las que el hombre tiene sexo no tanto por el placer personal sino social, id¨¦ntico en este punto al que proporciona a los violadores de Pamplona ense?ar sus v¨ªdeos a los colegas. Palmearse el pecho, ofreciendo sus haza?as a la comunidad para ganarse qui¨¦n sabe qu¨¦ aplauso. Conmueve el esc¨¢ndalo de los jugadores ante la deslealtad del macho difusor. Conmueve la indiferencia con la que despachan a la ¨²nica v¨ªctima de la divulgaci¨®n de las im¨¢genes: la que no sab¨ªa que estaba siendo grabada y exige que se pare el v¨ªdeo.
Sigue conmoviendo el rol primitivo de la audiencia, adapt¨¢ndose al patr¨®n de conducta machista seg¨²n el cual la grabaci¨®n sin consentimiento est¨¢ mal, pero no te la busques. Conmueve la sensibilidad de los jugadores con la ciudad de Eibar y sus valores, unas disculpas reiteradas que parecen ir en la direcci¨®n de que en Eibar esas pr¨¢cticas sexuales no est¨¢n bien vistas; somos un ejemplo para los ni?os, llegan a decir. El ejemplo, para los ni?os y para los adultos, es que no se graba sin permiso a nadie teniendo sexo contigo, se difunda o no. Y despu¨¦s irse derecho al C¨®digo Penal, antes incluso de que la chica denuncie, que ya ha denunciado. La ley castiga esa conducta; ninguna ley castiga, sin embargo, lo que hay detr¨¢s de todo: la cosificaci¨®n de una persona como instrumento de afirmaci¨®n pseudocultural en una comunidad que r¨ªe, aplaude y jalea al hombre al que no le basta meterla, tambi¨¦n tiene que sacarla y pasearla por el vestuario para que le rindan honores.
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