James, cuesti¨®n de Estado en Colombia
La inestable situaci¨®n del ¡®diez¡¯ en el Madrid trasciende lo futbol¨ªstico en su pa¨ªs
Los ecos de todo lo que tenga que ver con James Rodr¨ªguez resuenan en Colombia amplificados por el exagerado volumen, convertido a veces en ruido, que acompa?a los pasos de cualquier ¨ªdolo. La inestable situaci¨®n del centrocampista del Madrid se ha convertido en cuesti¨®n de Estado. Los medios colombianos siguen al detalle las ruedas de prensa del conjunto blanco, donde las preguntas sobre el diez son recurrentes. No falta tampoco quien escruta hasta el ¨²ltimo verbo de cualquier texto para adivinar una suerte de campa?a medi¨¢tica desde Espa?a contra el centrocampista.
James suele ser motivo de conversaci¨®n habitual cuando se percibe el acento espa?ol del interlocutor. En un bar, con un taxista o con un pol¨ªtico colombiano, la pregunta termina por ser la misma: ¡°?Entonces con James qu¨¦ pasa?¡±. El primer comentario es que tiene que jugar casi por imperativo, aunque pocos logran argumentar que el diez, por el que el Madrid pag¨® 80 millones de euros, deba desplazar a alguno de los cinco jugadores ofensivos del equipo, v¨¦ase, Kroos, Modric, Bale, Cristiano o Benzema. El debate se ampl¨ªa a la hora de compararlo con Isco o Lucas V¨¢zquez, quienes a menudo prioriza Zidane en detrimento del colombiano. De alguna forma, Colombia se bate en duelo contra s¨ª misma para evitar creer que su ¨ªdolo, pese a la calidad que atesora, pueda ser prescindible en el equipo blanco.
Sin el protagonismo que sol¨ªa tener en su primer a?o en el Madrid con Ancelotti, en Colombia James encuentra el respaldo y cari?o que a?oraba en Chamart¨ªn. Durante los partidos de la selecci¨®n, las redes sociales, y no solo, braman por la situaci¨®n del jugador. Volvi¨® a ocurrir contra Chile y Argentina. Las cr¨ªticas suelen ser siempre para Zidane: si James juega bien, como en algunos partidos de la pasada Copa Am¨¦rica, los colombianos reclaman al franc¨¦s por qu¨¦ no juega m¨¢s; si no es el caso, la culpa tambi¨¦n es del t¨¦cnico porque no lo pone lo suficiente.
El encontronazo con el ¨¢rbitro en el descanso contra Argentina y los aspavientos a algunos de sus compa?eros han servido para sacudirle a¨²n m¨¢s. ¡°Lo ¨²ltimo que estoy viendo de James, que lo quiero mucho, respeto y es mi amigo, es que lo est¨¢ perjudicando esa amistad que tiene con Cristiano Ronaldo", dijo el Tino Asprilla, una leyenda para los colombianos. "Tiene los mismos gestos cuando no le dan la pelota en la selecci¨®n. A Cristiano no le dan el bal¨®n y manotea a todo el mundo. En la selecci¨®n, James est¨¢ manoteando a los compa?eros¡±.
¡°Quiz¨¢s deber¨ªamos preguntarnos por los propios m¨¦ritos del jugador¡±, razona Nicol¨¢s Samper, periodista deportivo en la cadena RCN. ¡°Somos expertos en excusar lo que no conocemos, queremos creer que siempre hay un complot contra ¨¦l¡±, a?ade y recuerda la rabieta de James en noviembre del a?o pasado, cuando despu¨¦s de marcar el gol del empate contra Chile en Santiago, lanz¨® un dardo a Rafa Ben¨ªtez: ¡°Para que sigan diciendo que no estoy bien¡±. ¡°En el fondo", reflexiona Samper, "todos nosotros pensamos: '?C¨®mo es posible que alguien que hace un partido bueno contra Chile no pueda ser titular en el Madrid?'¡±, explica no sin sorna el periodista.
Colombia vivi¨® algo similar cuando el Pibe Valderrama, a finales de los ochenta, fich¨® por el Montpellier y era relegado domingo s¨ª, domingo tambi¨¦n. El caso de James es diferente. Nadie ha llegado tan alto como ¨¦l, aunque otros lo hicieran antes, como Freddy Rinc¨®n, emblema de la generaci¨®n de los noventa; despu¨¦s, Edwin Congo, que pas¨® tan inadvertido en el Madrid como en el recuerdo que queda de ¨¦l entre los colombianos. Siquiera Falcao, que despu¨¦s de coronarse en el Manzanares dej¨® el Atl¨¦tico por el M¨®naco, para despu¨¦s vestir el nueve del United. James ha ido m¨¢s all¨¢: es el diez del equipo m¨¢s laureado de la historia.
¡°James representa el resarcir de una larga espera del f¨²tbol colombiano¡±, explica Ingrid Bol¨ªvar, profesora de en la Universidad de los Andes. Para esta polit¨®loga, doctora en Filosof¨ªa, el capit¨¢n colombiano es el colof¨®n de una generaci¨®n que romp¨ªa con otra, la de Valderrama, Higuita, Asprilla o Rinc¨®n, ¡°que ten¨ªa una raigambre popular muy grande, eran muchachos de barrio que conectaron con el f¨²tbol sin considerarlo un oficio¡±. ¡°Antes nos conform¨¢bamos con ir a Europa, ahora quieren triunfar¡±, dec¨ªa Asprilla el a?o pasado a este diario.
¡°Como sociedad nos estamos recuperando de ese tipo de narrativas donde Colombia aparece asociada al narcotr¨¢fico o al conflicto armado. Somos sensibles a las narrativas de la persecuci¨®n pol¨ªtica. Puede ocurrir con otras hinchadas, pero en nuestro caso, se acrecienta, es una memoria llena de agravios¡±, ahonda Bol¨ªvar, una teor¨ªa que no es un¨¢nime en Colombia, pero sobre la cual James, martirizado tambi¨¦n por fotografiarse con los expresidentes ?lvaro Uribe y Andr¨¦s Pastrana, abanderados del no en el plebiscito por la paz, hab¨ªa puesto un punto y aparte: ¡°El anhelo del triunfo social sin mancha alguna¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.