As¨ª gana el Madrid
Hay una forma de jugar al f¨²tbol que s¨®lo sabe desplegar el Madrid, y que conduce siempre a la victoria, sin una explicaci¨®n. Representa ya un estilo de vida. Y es inaprensible. No parece que exista tal estilo en realidad. Quiz¨¢ ese sea el mejor estilo que existe. Est¨¢ por escribir. Es extraoficial. A partir de cierto punto, se vuelve desentra?able, un secreto arrojado al fuego en el momento oportuno. S¨®lo sabemos que el Madrid gana, y a veces lo hace sin un c¨®mo, ni un por qu¨¦, aplicando una hoja de ruta infalible, cuya primera regla es que no hay hoja de ruta ni hostias. Se trata de ganar por su propio peso, por el peso insoportable del Real Madrid, con su historia, su arrogancia y sus t¨ªtulos inimitables.
Alguien en el club desarroll¨® un d¨ªa la f¨®rmula y despu¨¦s la destruy¨® para que no la imitasen. Desde entonces sobrevive en el vestuario como atm¨®sfera, que hace creer a la plantilla que est¨¢ llamada para la gloria. Cuando sus futbolistas salen al campo se conjuran para ganar irremediablemente. Podemos imaginarlos hablando en voz baja en el t¨²nel que lleva al terreno de juego, susurr¨¢ndose al o¨ªdo unos a otros: ¡°Que parezca que no jugamos bien¡±. Esos partidos, con apariencia de f¨¢ciles, que ser¨ªa una mal¨ªsima noticia perder, y que tienen toda la pinta de que van a perderse, el Madrid consigue a menudo ganarlos. Hace que el f¨²tbol parezca una conspiraci¨®n. Son los d¨ªas que emerge el estilo inexistente. Su estilo es tan bueno que se oculta, mientras los rivales se preguntan, casi protestando, por qu¨¦ demonios ganan siempre, si nunca juegan de maravilla. Ese es su estilo. Un estilo que se esconde hasta poner el marcador a favor. ?De milagro? No.
A veces la forma de jugar del Madrid queda atrapada cuando alg¨²n comentarista proclama que ¡°el Madrid no juega a nada¡±, y en base a ese modelo, en apariencia ficticio, gana todos esos partidos que otros clubes ¡ªcon un estilo real, transparente¡ª consiguen perder. Conviene extremar los cuidados ante las apariencias. Donde parece que no hay nada, como el estilo, puede anidar un estilazo letal. En f¨²tbol, la verdad se inventa en un instante. Ya Camba, hablando de otra cosa, que a su vez sirve para hablar del resto de cosas, avisaba de que el p¨²blico no debe darse cuenta de que un autor escribe bien.
En los partidos que el Madrid se complica la vida, y el resultado promete ir mal, emerge m¨¢s que nunca su estilo fantasma, que lo conduce a la victoria. Nadie sabe c¨®mo, pero ya nadie pregunta. Y cuando alguien insiste en saber qu¨¦ pas¨®, tentado a creer s¨®lo en los milagros, otro lo explica con una simpleza extrema, carente de vulgaridad: ¡°Pas¨® lo de siempre: el Madrid¡±. Es una individualidad, es una jugada fortuita, es una fatalidad¡ seguramente no es nada de esto. Nunca se sabr¨¢ exactamente qu¨¦ es, salvo que as¨ª gana el Madrid, y s¨®lo el Madrid, con su estilo indemostrable. Tal vez alg¨²n d¨ªa lo aclare la ciencia, aunque ser¨ªa desilusionante.
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