Blancos
Cuando el f¨²tbol lleg¨® a Espa?a, y pod¨ªan leerse cr¨®nicas tan bonitas como esta de El Imparcial (¡°jugaron muy bien los madrile?os, pero con la desventaja de ser casi todos gente nueva en este vigoroso sport¡±), el Madrid, como club decano de la ciudad, impuso jugar de blanco porque era el color de la ropa interior con la que todos jugaban entonces; los jugadores se quitaban la ropa de calle y usaban el calz¨®n y la camiseta como uniforme. Como los equipos se distingu¨ªan por una banda cruzada tipo Miss que terminaba cayendo, el Madrid dijo que como decano ¨¦l siempre de blanco: que los otros se hiciesen calzones de colores. Con ese primer gesto totalitario el Madrid no s¨®lo aseguraba el negocio de Adidas medio siglo antes, sino que fundaba algo tan importante como el madridismo: el antimadridismo.
El s¨¢bado, en atenci¨®n a una campa?a en favor de los oc¨¦anos, las estrellas jugaron con camisetas hechas cada una con 28 botellas de pl¨¢stico lanzadas al mar. Una camiseta reciclada, una prenda casi de coleccionista a la que le ocurri¨® lo mismo que la pistola hecha con jab¨®n de Woody Allen en Toma el dinero y corre. Dos planes perfectos, la camiseta y el arma, arruinados por la lluvia. En el caso de Allen, para que vuelvan a ganar los bancos. En el caso del Madrid la tormenta sirvi¨® para despojar a la camiseta del patrocinador y del escudo. El resultado fue una camiseta blanqu¨ªsima que se pegaba a los m¨²sculos y dejaba una imagen antigua y formidable. Era un equipo intimista despojado de ¨¦pocas, como un huevo abri¨¦ndose por primera vez. Por unos minutos el Madrid fue el Madrid Foot-Club de 1902, con tanta fidelidad que hubo jugadores que parec¨ªan gente nueva en este vigoroso sport.
La ¨²ltima gran camiseta blanca inmaculada y sin publicidad le dej¨® al Madrid una Champions en Glasgow y un centenariazo en el Bernab¨¦u. De la morada que se ha recuperado este a?o s¨®lo se echa de menos el Zanussi, la nieve y a Hugo con musleras jugando en Mosc¨² un partido a las seis de la tarde. Como la belleza en el f¨²tbol va re?ida con el negocio, y sin negocio no hay supervivencia, el Madrid acudir¨¢ a Barcelona el s¨¢bado con su camiseta habitual en lugar de una camiseta hecha con 28 botellas de champ¨¢n Armand de Brignac para suplir la baja de Bale: en ciertos lugares hay que presentarse siempre con lujo. Y los lujos que se da el Madrid, arriesgados como pocos, son llenarse de bajas antes de irse a Barcelona para viajar blancos como corderos.
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