El Athletic gana al Eibar con lo puesto
El cuadro armero no aprovecha las debilidades ofensivas de los de Valverde (3-1)
Era el Athletic 3.0, o 2.0, o vaya a saber usted qu¨¦ significa el futuro. Lo cierto es que por primera vez en mucho tiempo el Athletic jugaba sin sus ingenieros en jefe, sin sus fontaneros jefe, sin sus comerciales del gol, sin sus intermediarios en el ¨¢rea, sin sus gestores de oportunidades. O sea, sin Aduriz ni Ra¨²l Garc¨ªa, o sea sin la experiencia, o sea, sin la beligerancia de los art¨ªfices de la historia. Todo un viaje inesperado ante un rival como el Eibar que a?ade al coraje un tablero de ajedrez bastante aseado, limpito, organizado en alacenas pero incapaz de ganar en San Mam¨¦s el concurso de emprendedores.
El Athletic tena una oportunidad inmejorable de acercarse a donde quiere, tras lo errores de cuantos le preceden. El Eibar tambi¨¦n, que para eso iba por delante. En jornadas de tropezones, tropezar y no caer es adelantar camino. Pero Athletic y Eibar decidieron encriptar lo que son o lo que ser¨¢n y decidieron apuntar la primera parte a beneficio de inventario. Un ir y venir por el campo, como se va por la autov¨ªa un lunes por la ma?ana, sin huecos, con ojeras y la mirada torva. Porque el Athletic no encontraba el pase, es decir, Be?at no encontraba el pase y Williams no lo adivinaba. Munain lo buscaba, pero no encontraba a Williams, el gatillo del duelo.
Por eso el Eibar viv¨ªa en la placidez de un domingo por la tarde. Nadie fallaba y nadie acertaba. Nadie iba y todos ven¨ªan. Nada de alegr¨ªas. Solo un cabezazo al poste de Adri¨¢n en fuera de juego. Todos replegados como barcos en el puerto. Y el Athletic navegando a remos, con San Jos¨¦ errando una y otra vez, Be?at, cual aurora boreal, o sea sorprendente, inesperada, y Laporte concediendo a cada acci¨®n un plus de suspense que San Mam¨¦s abominaba.
Y as¨ª iba la cosa hasta que ocurri¨® una falta. Una m¨¢s. Cualquier falta, de esas que hacen los mediocampistas cuando ven al rival que se va aunque sea de espaldas. Una de esas faltas para mayor gloria de Be?at, que cuando puede las pone donde quiere. Y la puso. Donde quiso y con una violencia que invalidaba el ejercicio de Riesgo. No hab¨ªa mucho debate sobre la acci¨®n: la justicia y el f¨²tbol nunca se han llevado bien. Tal mal se han llevado que hace a?os que se retiraron el saludo.
Y entonces surgi¨® otro Eibar, m¨¢s impulsado por Dani Garc¨ªa, con m¨¢s presencia de Inui, alguna (poca) de Pedro Le¨®n, y el batallar habitual de Enrich. No era demasiado, pero era m¨¢s de lo que ven¨ªa siendo un Eibar acomodado. El Athletic s¨ª cambi¨®, porque Williams en las segundas partes es m¨¢s Williams, porque donde flaquea el defensa, el delantero rojiblanco se crece, porque el campo se le hace peque?o cuando al defensa se le hace interminable. Y a los diez minutos de la segunda mitad caz¨® el gol venciendo a Lejeune en la carrera y a Riesgo en su salida.
El Athletic 3.0 o 2.0, sin Aduriz ni Ra¨²l Garc¨ªa funcionaba, hasta que Sergi Enrich, otro depredador, caz¨® el gol a falta de 20 minutos, un mundo en el peque?o mundo del partido. Vuelta a empezar, con la defensa al aire del Athetic y la delantera del Eibar electrizada. Pero no pas¨® nada hasta que pas¨® que Munian empuj¨® un centro del debutante Villalibre cuando el Eibar ya so?aba con un sue?o imposible. El tren se le escap¨® en la estaci¨®n de salida. Lo vio salir y ya no lo alcanz¨®.
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