En el laboratorio del doctor Tuchel
El entrenador del Dortmund, que este mi¨¦rcoles visita el Bernab¨¦u, sue?a con poner en pr¨¢ctica el 3-1-2-4, seg¨²n ¨¦l, el sistema m¨¢s ofensivo que se puede concebir
¡°Nadie va al campo a ver un 1-0¡±, dice Thomas Tuchel. ¡°La gente paga entradas para ver goles, ocasiones, desbordes, regates...¡±.
El entrenador del Borussia Dortmund (Krumbach, Baviera, 1973) dobla su cuerpo longil¨ªneo de m¨¢s de dos metros y dibuja esquemas y rayas en una carpeta mientras habla con entusiasmo febril de adolescente iluminado. Se dir¨ªa que pagar¨ªa por entrenar al Borussia Dortmund. Pagar¨ªa por tener a su disposici¨®n un equipo talentoso y joven que le sirva de laboratorio. Pagar¨ªa por desarrollar sus ideas para poder crear tantas ¡°ocasiones¡± como sea posible. Porque, se pregunta, ¡°?qu¨¦ es lo m¨¢s natural? Lo m¨¢s natural es eso que hacen los futbolistas profesionales cuando acaba el entrenamiento: ?todos se quedan a tirar a puerta!¡±. Este mi¨¦rcoles el Dortmund de Tuchel visita el Bernab¨¦u con ganas de ataque. Estas son algunas de las claves de su obsesi¨®n.
M¨²sica de toque. El Dortmund quiere elaborar el juego desde atr¨¢s. Quien tiene este prop¨®sito suele enfrentarse a defensas cerradas. Para abrir estas murallas es preciso tocar y moverse. Para tocar y moverse se necesita, m¨¢s que buenas piernas, lo que Tuchel llama sentido del ¡°ritmo¡±. El ritmo, seg¨²n el t¨¦cnico, se consigue mezclando pases cortos, medios y largos, hasta alcanzar un estado mental de sinton¨ªa colectiva. El proceso, m¨¢s que f¨ªsico, es ps¨ªquico. Y el efecto es musical. Los pases, dice Tuchel, son como notas en el pentagrama. Si la composici¨®n es buena, hay armon¨ªa. El entrenador recurre a la onomatopeya para explicar lo que persigue: ¡°Tic-tic-tic; taaac-tic-tic; tic, tic... ?taaaaaaaaac!¡±. Si los pases cortos distraen; el pase largo, el que cambia de frente, est¨¢ representado por la nota larga. Esta mezcla, como en el baloncesto, es imprescindible para generar espacios en la defensa contraria.
Futurismo t¨¢ctico. Tuchel sue?a con crear algo nuevo. Un mecanismo t¨¢ctico revolucionario que permita a los equipos multiplicar el n¨²mero de ocasiones durante los partidos. Su enso?aci¨®n recuerda a la Doble W de la era m¨ªtica del f¨²tbol, cuando se fund¨® la Champions, pero con un mediocentro ¨²nico. Ha dibujado esta visi¨®n en una pizarra que tiene colgada en su despacho y la reproduce como Richard Dreyfuss reproduc¨ªa el Monte del Diablo en Encuentros en la Tercera Fase. En carpetas, cuadernos y papelitos. El esquema equivale a una se?al: 3-1-2-4. ¡°El futuro es esto¡±, dice, marcando los puntos. As¨ª, concluye, se podr¨ªa jugar con seis atacantes; dos volantes ofensivos en el medio y cuatro delanteros, dos arriba y uno en cada banda.
Tuchel comenz¨® jugando con un 4-1-4-1 el a?o pasado, casi por accidente, cuando descubri¨® que Julian Weigl, el centrocampista m¨¢s fabuloso que ha aparecido en Alemania desde Effenberg, se organizaba mejor solo que con un acompa?ante en el doble pivote. Ocasionalmente, ha vuelto al 4-2-3-1, pero su meta es dar una vuelta de tuerca hacia el 3-1-2-4. Solo dice que necesita tiempo para que sus jugadores, demasiado j¨®venes, maduren. Weigl, a sus 21 a?os, ya parece listo.
Interiores equilibrantes. Tuchel ha mostrado el esquema de su visi¨®n a distintos entrenadores. Ha consultado, entre otros, a Pep Guardiola. La cuesti¨®n que gravita sobre cada indagaci¨®n es consecuencia de un temor: ?C¨®mo se puede equilibrar semejante avalancha? El t¨¦cnico alem¨¢n cree que tiene la soluci¨®n. Para poner en pr¨¢ctica su 3-1-2-4 solo necesita tres defensas de jerarqu¨ªa; un mediocentro capaz de manejarse solo, como Weigl; y dos interiores vigilantes a las p¨¦rdidas de bal¨®n, los rechaces o los rebotes. Es en los dos interiores en donde reside la clave de la compensaci¨®n de todo el sistema. El momento cr¨ªtico de las maniobras es la transici¨®n defensiva, y el lugar la frontal del ¨¢rea. Tuchel marca con dos c¨ªrculos las zonas donde van el 90% de los rechaces: uno a la derecha del balc¨®n del ¨¢rea, otro a la izquierda. Los dos volantes de ataque, tanto como a sumarse a las cargas, deben estar atentos a cubrir esas zonas. All¨ª, en los carriles del ocho y el diez, en los tres cuartos de campo rival, es donde se originan ¡ªo se cortan¡ª la inmensa mayor¨ªa de los contragolpes.
Pase y control. Armado de programas de an¨¢lisis que aplican modelos matem¨¢ticos de probabilidades, Tuchel emplea dos criterios b¨¢sicos para valorar el rendimiento de su equipo y sus jugadores: el pase y el control como instrumentos de desborde. Focaliza los entrenamientos en mejorar estas variables en una fase muy concreta del ataque. El objetivo supremo del pase, sostiene, es superar a alguno de "los seis ¨²ltimos hombres del rival". La ¨²ltima barrera antes de la porter¨ªa. Un ¨ªndice para calificar a los jugadores es el n¨²mero de estos adversarios que desbordan con sus pases por partido. El otro ¨ªndice es el control: aquello que han hecho los jugadores una vez que reciben la pelota. El t¨¦cnico se?ala que el movimiento previo a la recepci¨®n no es m¨¢s importante que el sucesivo. Los controles, cuando son eficaces, tambi¨¦n permiten desbordar oponentes. El desborde ¡ªTuchel no lo olvida¡ª es la v¨ªa de acceso al gol. Aquello que los aficionados pagan por ver.
Guerreiro y Demb¨¦l¨¦, dos sorpresas maravillosas
Durante la ¨²ltima pretemporada estival del Dortmund, en Suiza, los jugadores franc¨®fonos retaron a un duelo de footvolleya los alemanes. Como hab¨ªa p¨²blico, la cuesti¨®n se convirti¨® en un acontecimiento. Aubameyang y Demb¨¦l¨¦, los m¨¢s virtuosos, incorporaron a su equipo a Rapha?l Guerreiro. Hasta entonces lateral zurdo del Lorient, Guerreiro acababa de unirse a la plantilla para ocupar un cub¨ªculo que lo encuadraba como suplente de Schmelzer. Es decir: lateral puro y duro.
El marcador de punta francoportugu¨¦s ven¨ªa de ganar la Eurocopa con Portugal. Hasta junio fue casi un jugador an¨®nimo en el gran concierto del f¨²tbol. Cuando Aubameyang, su compa?ero de footvolley, comenz¨® a levantar ovaciones del p¨²blico amontonado alrededor del campo, pocos esperaron una filigrana suya. Las chilenas de Aubameyang fueron la atracci¨®n de la velada hasta que Guerreiro se arranc¨® con remates acrob¨¢ticos.
Atento al show, el entrenador Thomas Tuchel se sorprendi¨® tanto de la coordinaci¨®n como del coraje del muchacho, inmune a la inhibici¨®n y, a la postre, m¨¢s espectacular que la estrella del equipo. ¡°?Este tiene cojones!¡±, dijo a sus ayudantes. Estaban ante un futbolista especial. Mucho m¨¢s que un lateral zurdo.
¡°Cualquiera puede jugar con Guerreiro¡±, suele bromear Tuchel. ¡°Hasta yo podr¨ªa volver a jugar si lo hago junto a ¨¦l. Me bastar¨ªa con pasarle la pelota. Es la clase de jugador que soluciona cualquier problema. Si tienes un problema, dale el bal¨®n a Guerreiro¡±.
Fichado por 12 millones de euros ¡ªa precio de lateral¡ª Guerreiro se ha convertido en un multiuosos. Capaz de gobernar la banda lo mismo que de sumarse al mediocentro para administrar los tiempos del juego y asomarse a la mediapunta para pasar y definir, se ha convertido en un hombre fundamental para mejorar al Dortmund. Con solo 22 a?os, es el ¨²nico hombre que Tuchel considera ¡°dif¨ªcilmente reemplazable¡±. Se perder¨¢ por lesi¨®n la visita al Bernab¨¦u de este mi¨¦rcoles.
Guerreiro ha sorprendido a los dirigentes del Dortmund. No se esperaban que fuera tan bueno. Algo parecido les ocurre con el extremo franc¨¦s Ousmane Demb¨¦l¨¦, fichado por 15 millones al Rennes, tambi¨¦n este verano.
"Ousmane tiene lo que tienen los Balones de Oro", sentencia Tuchel. Con 18 a?os ha sido capaz de acoplarse al ritmo de tres partidos semanales de la rutina Bundesliga-Champions-Bundesliga sin casi bajar su rendimiento y sin saber ni una palabra de alem¨¢n. Apenas sabe dar los buenos d¨ªas. Pero en el campo es elocuente.
El t¨¦cnico del Dortmund enumera las virtudes del prodigio. Primero, sabe jugar. Sabe cu¨¢ndo progresar a un toque, o a dos, y cu¨¢ndo conducir. Su sentido del ritmo armoniza con su pase. Es uno de los mejores pasadores de la plantilla y sabe driblar con las dos piernas. Indistintamente, sale del regate por los dos perfiles. Es r¨¢pido para desmarcarse y desbordar. Con y sin bal¨®n. En el ¨¢rea no se apresura. Pone la pausa y coloca el tiro. Si contin¨²a su progresi¨®n, Demb¨¦l¨¦ ser¨¢ un gigante.
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