Nadal y Federer, el binomio perfecto
Lejos de generar divisi¨®n, el hist¨®rico pulso entre el espa?ol y el suizo subraya la esencia del deporte
En una sociedad de extremos, el deporte es depositario de lo mejor y lo peor del ser humano. Nada como un estadio de f¨²tbol, una cancha de baloncesto, las faldas de alg¨²n gran puerto alpino o una pista de tenis para desentra?ar las bondades y las sombras de una persona. En el fondo, por muy profesionalizado y mercantilizado que est¨¦ a estas alturas, el deporte no deja de ser un juego, y el dicho bien dice que en este y en la mesa se reconoce a la dama y al caballero.
A lo largo de la historia han sido muchas las rivalidades entre campeones. Sin ir m¨¢s lejos, hoy (9.30, Eurosport y Discovery MAX) se reencuentran Rafael Nadal y Roger Federer en la final de Australia. Una mirada panor¨¢mica tambi¨¦n recuerda los pulsos Ali-Frazier, Magic-Bird, Prost-Senna, Mercks-Oca?a, Di St¨¦fano-Kubala y muchos otros m¨¢s. Y en el tenis quedar¨¢n para siempre los Connors-Lendl, Evert-Navratilova, Sampras-Agassi o las refriegas de John McEnroe con casi todo aquel que se le pon¨ªa delante.
Hay infinidad de d¨²os que dejaron huella, pero quiz¨¢ ninguno tan ejemplarizante como el de Nadal y Federer, dos tenistas que han marcado una ¨¦poca y que hoy, seis a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo encuentro en la final de un grande, volver¨¢n a cruzarse en la estaci¨®n definitiva de Melbourne. Ambos, el espa?ol y el suizo, son quiz¨¢ el mejor ejemplo de c¨®mo se puede competir al cien por cien desde el m¨¢ximo respeto, con diferentes estilos. La puja entre ambos es la representaci¨®n del binomio perfecto, de una cohabitaci¨®n ideal, porque la afirmaci¨®n de uno no supone la negaci¨®n del otro. De hecho, se han retroalimentado con sus batallas y sus logros.
Es m¨¢s, seguramente la grandeza de uno no se entender¨ªa sin la del otro. Federer, sin ese muchacho que se interpuso en su camino hace una d¨¦cada, no ser¨ªa tan Federer como lo es ahora, del mismo modo que Nadal no ser¨ªa tan Nadal si no se hubiese topado con el t¨®tem helv¨¦tico mientras iba derribando muros. El uno y el otro se necesitan. Se reconocen y en el fondo el gran ganador de todo esto no es otro que el deporte, porque los dos tenistas representan su esencia. Nadal y Federer han sabido competir, convivir, ganar y perder. Cuando el primero era a¨²n un adolescente contemplaba al segundo como a un ¨ªdolo y el de Basilea no tienen problema alguno en reconocer ahora, a sus 35 a?os, que se mira en el espejo de Nadal por la capacidad de este para no rendirse nunca ante las lesiones y retornar.
La virtud de saber parar a tiempo
Precisamente, confluyen hoy las dos figuras despu¨¦s de sortear grandes baches en los ¨²ltimos tiempos. Contratiempos, adem¨¢s, desconocidos para los dos. En el caso de Nadal, a lo largo de 2015 le sobrevinieron al borde de la treintena la duda y el miedo, algo que nunca hab¨ªa experimentado; y en el de Federer, una sensaci¨®n tambi¨¦n novedosa y desagradable, puesto que el curso pasado una lesi¨®n de menisco le forz¨® a pasar por primera vez por el quir¨®fano. Los dos han superado el trance y existe una similitud a la hora de afrontarlo, ya que ambos tuvieron la virtud de saber parar, de frenar y tomarse un tiempo para coger impulso y volver al primer plano competitivo.
La afirmaci¨®n de uno no supone la negaci¨®n del otro. Se retroalimentan. La grandeza de uno no se entender¨ªa sin la del otro
El a?o pasado, Nadal renunci¨® a Wimbledon, el US Open y la Copa de Maestros debido a su mu?eca, y Federer a la segunda mitad del a?o, incluidos los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo. Despu¨¦s, poco a poco, se ha ido gestando lo que muchos perciben como una resurrecci¨®n, cuando en realidad ninguno de ellos se fue. Los dos son deportistas imperecederos, porque ganen o pierda su huella va a quedar para siempre. Se recordar¨¢n sus gestas y sus duelos, los 31 grandes t¨ªtulos que suman; ese God, it's killing me (¡°Dios, me est¨¢ matando¡±) que solt¨® el suizo, entre lagrimones, cuando el espa?ol le bati¨® en la final australiana de 2009.
Sin embargo, la historia (su historia) no ha acabado. Podr¨¢n ganar m¨¢s o menos trofeos, rebasar la barrera de los 17 majors el uno y la de los 14 el otro, qui¨¦n sabe. Lo ¨²nico claro es que el legado de ambos ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ de las victorias o las derrotas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.