La Real Sociedad gana a Osasuna contra viento y marea
Los navarros merecieron mejor suerte (3-2) en un partido que se jug¨® como en los viejos tiempos
Llov¨ªa como aquel a?o, granizaba como aquella d¨¦cada, el viento soplaba como en aquella ocasi¨®n. ?Qu¨¦ cu¨¢ndo? Como en aquellos tiempos de galernas y temporales, sin avisos naranjas, solo las t¨¦mporas indicando lo que estaba por venir, por llegar. Cambiaba una cosa. Los campos no son como aquellos y Anoeta se trag¨® el agua hasta que el est¨®mago vomit¨® harto de l¨ªquido. Pero no hab¨ªa poco barro, algo de aquel viejo barrillo que tanto molestaba a los porteros. Y mucho espect¨¢culo. Y goles bell¨ªsimos. Y dos equipos de mirada distinta. Uno, la Real, que mira al horizonte y ve que Europa est¨¢ invit¨¢ndole para la pr¨®xima temporada. Otro, Osasuna, que mira al suelo y siente que un terremoto se lo quiere tragar.
Pero en el campo prevalec¨ªa la igualdad porque, m¨¢s all¨¢ de la mirada, ambos necesitaban ganar para cumplir sus objetivos. Empatar, por mucho que sea mejor que perder, les dol¨ªa a ambos. Vasiljevic revolucion¨® el equipo, invent¨® una nueva delantera (sin Oriol Riera ni Sergio Le¨®n) con Rivi¨¨re y Kenan Kodro, dos estajanovistas y eligi¨® para el centro del campo al desaparecido De las Cuevas para que pusiera tacto en el presumible combate de gladiadores. La Real Sociedad tard¨® en entrar en el partido, como si bajo aquel aguacero (que dej¨® a oscuras dos veces Anoeta) pensara que hab¨ªa olvidado el paraguas.
Los dos equipos se construyen por las bandas. Yuri y Berenguer son dos trenes de ata velocidad. En el otro costado Odriozola y Clerc no iban a la zaga. Ganaron, en el c¨®mputo del partido los realistas, m¨¢s por precisi¨®n que por intensidad. Pero la Real tembl¨® cuando Kenan Kodro (veinte a?os despu¨¦s de que su padre Meho le marcara un gol a Osasuna en Anoeta) bati¨® a Rulli. Los dos puntas de Osasuna eran m¨¢s listos, m¨¢s intensos, mejor coordinados que los centrales de la Real, distendidos, desordenados. Un salto por encima del bal¨®n de Rivi¨¨re desconcert¨® a ambos y propici¨® el gol. Llov¨ªa y llov¨ªa y, sin embargo, a la Real Sociedad se le secaban las ideas.
Obra de arte de Sergio Le¨®n
Osasuna so?aba ya con tomar el palacio de invierno en el que habita la Real y salir del calabozo de la clasificaci¨®n. Ten¨ªa toda la pinta. Pero en cuesti¨®n de temporales la Real no le hace ascos a la tormenta. Tras el descanso toc¨® el cornet¨ªn y la tropa ech¨® a correr, justo despu¨¦s de que Illarramendi salvara bajo palos un bal¨®n que se iba a la red. El granizo le aclar¨® las ideas como si esas piedras le hubieran quitado la modorra. Y comenz¨® el intercambio de goles y se abrieron las puertas del museo para colgar los retratos de acciones soberbias. Empat¨® Navas tras un c¨®rner y diez minutos despu¨¦s Oyarzabal y Vela construyeron una pared que m¨¢s parec¨ªa un tapiz para que estampase su firma el mexicano. Y cinco minutos despu¨¦s, Juanmi que llevaba 30 segundos en el campo hizo el tercero torciendo el tobillo como las bailarinas de ballet.
Pero Osasuna estaba vivo. Mojado, dolido pero vivo. Lo que hizo Sergio Leon en el segundo gol fue una aut¨¦ntica obra de arte, como si sus pies fueran pinceles y el ¨¢rea, embarrada, el jard¨ªn de un castillo victoriano. Y lo que m¨¢s tarde hizo Jaime -otro retratista- choc¨® contra las u?as de Rulli y el larguero y entre ambos rasgaron el lienzo que merec¨ªa mejor destino.
Y se fue la luz. Y volvi¨®, poco a poco, a medio gas, cuando los dos equipos agotaban la gasolina que quedaba. Cuando llov¨ªa como llovi¨® hoy no hab¨ªa luz en los estadios. La luz natural en Anoeta la encendieron los futbolistas en una segunda mitad apasionante.
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