Iborra decide el derbi para el Sevilla ante el Betis

Como de la noche al d¨ªa, gracias a un Iborra descomunal y los movimientos t¨¢cticos de Jorge Sampaoli, el Sevilla volvi¨® a imponerse en el derbi. El Betis realiz¨® un gran primer tiempo, pero se desfond¨® y fue presa de la amplitud de plantilla de un rival que se sobrepuso al cansancio y que alcanz¨®, con este gran triunfo, al Madrid en el liderato. Espl¨¦ndido segundo tiempo de los de Sampaoli, que arriesg¨® en los cambios al descanso y supo colocar mucho mejor a su equipo, letal a bal¨®n parado ante la debilidad de un Betis que se complica, y mucho, la vida. Fue digno mientras tuvo fuerzas, pero luego cobarde ante el despliegue de un Sevilla superior, que, ahora, se cree capaz de todo y aspira al t¨ªtulo de Liga sin tapujos. A V¨ªctor le faltaron reflejos para cambiar hombres en el segundo tiempo, para refrescar a un equipo que se le iba a pique. Sampaoli, simplemente, le dio un ba?o. Tambi¨¦n porque dispone de m¨¢s y mejores elementos. Como Iborra, como Ben Yedder, como un Vitolo incansable.

No hay distancias en el f¨²tbol cuando se juega sin intensidad. Es posible que un mundo separe al Betis y el Sevilla. En puntos en la clasificaci¨®n y en la calidad de sus plantillas, la distancia se antoja amplia. No tanta, sin embargo, cuando el equipo que dirige Sampaoli ha jugado un partido de m¨¢xima intensidad de la Liga de Campeones y encara un duelo tan pasional, de una enorme exigencia, con menos fe de la necesaria.

El que no tuvo dudas fue el Betis, un arrebato de fe, de presi¨®n bien entendida, de entrega desmedida frente a un Sevilla algo flojo. Quiz¨¢s por esa forma de jugar con el coraz¨®n, con un derroche de facultades impresionante, el Betis se comi¨® al Sevilla en un primer tiempo espl¨¦ndido. En cada jugada, en cada bal¨®n dividido, los jugadores verdiblancos actuaron como una manada de lobos acosando a un cervatillo. Result¨® irreconocible el Sevilla en ese periodo, por su parsimonia, por su incapacidad para tener el bal¨®n, con sus jugadores reventados, sin capacidad para cambiar de ritmo.

El dominio b¨¦tico fue absoluto, sin discusi¨®n posible. Ante un Sevilla tan arrugado, todos fueron acercamientos del Betis. De Rub¨¦n Castro, de Petros, que a punto estuvo de marcar de rebote, de Mandi, que la envi¨® al larguero. Con Sampaoli desesperado en la banda, el en¨¦simo error a la hora de sacar el bal¨®n del Sevilla provoc¨® una clara falta de N¡¯Zonzi a Petros. La barrera cruji¨® con V¨¢zquez movi¨¦ndose de forma indebida y el disparo de Durmisi bati¨® a Sergio Rico. Siete derbis despu¨¦s, el Betis volvi¨® a marcar.

Se esperaba una respuesta del Sevilla ante la superioridad b¨¦tica. Y lleg¨®. Sampaoli meti¨® a Iborra y Ben Yedder y orden¨® una defensa de cuatro.

La entrada del valenciano y el paso atr¨¢s del Betis le cambiaron la faz al derbi. El Sevilla, mejor colocado, m¨¢s intenso, con Iborra sacando el bal¨®n junto a N¡¯Zonzi, empez¨® a ser reconocible. Tanto, que empat¨® en una de sus especialidades, el bal¨®n parado, gracias a Mercado y el monumental despiste de la zaga verdiblanca. Due?o del bal¨®n, jugando en campo del Betis, el Sevilla fue creciendo en el juego a medida que los de Victor, reventados por el esfuerzo, empezaban a hacer aguas.

Sacando fruto de nuevo al bal¨®n parado, Iborra hizo el segundo para darle la vuelta al marcador, con posible fuera de juego, eso s¨ª, en el inicio de la jugada. El Villamar¨ªn se aplac¨®. Gracias a su excelente fondo de armario, el Sevilla volvi¨® a imponerse en el derbi. Fue excelente el segundo tiempo del conjunto de Sampaoli, sinti¨¦ndose dominador del partido frente a un Betis agotado, sin recursos. En Heli¨®polis, una vez m¨¢s, reinaron Iborra y sus muchachos.