Iago Aspas desmonta al Sporting
La entrada del delantero del Celta, reservado de inicio por su entrenador, cambia el signo de un partido que estuvo cerca de sentenciar el equipo asturiano y en el que acab¨® por firmar un ag¨®nico empate
Los brazos de Rubi empujaron al Sporting. Durante diferentes instantes del partido las palmas de las manos de su t¨¦cnico enfocaron la porter¨ªa del Celta para se?alar el camino a sus hombres. El aliento de la gente fue una galerna en El Molin¨®n. Mientras otros equipos se sorprenden de verse en la pelea por permanecer en la categor¨ªa y lo afrontan como un duelo, en Gij¨®n aprietan los dientes, se remangan y se aplican en el tajo. Con el Sporting no hay dudas: van a luchar hasta el final con el sost¨¦n de un p¨²blico que abarrota su estadio. Hace un mes, apenas efectuado el relevo en el banquillo, estaba a cinco puntos de los puestos de salvaci¨®n. Ahora est¨¢ a dos y recibe el pr¨®ximo domingo al Deportivo, que le precede en la tabla.
El Sporting busc¨® el triunfo, lo mereci¨® durante tres cuartos de partido y se le escurri¨® de las manos porque no pudo asegurar un marcador c¨®modo. El empate acab¨® por ser un buen negocio para el equipo de Rubi porque las que brotaron al final fueron las palmas de Berizzo para pedir m¨¢s y m¨¢s a sus hombres, que transitaron desde la aton¨ªa al desbocamiento. En todo ese proceso interpret¨® un papel protagonista el inevitable Iago Aspas, que juega con tal confianza y superioridad sobre sus rivales que por momentos parece capacitado para firmar cualquier proeza, incluso que sus goles se celebren por parte de los aficionados del Deportivo.
Hubo un punto, a menos de media hora para el final, en el que el partido estuvo a cent¨ªmetros de tomar otra v¨ªa, como en aquel match-ball que film¨® Woody Allen ante el T¨¢mesis. Lacina Traor¨¦ remat¨® como corresponde a un ala-pivot de 2,03 metros de altura un centro al ¨¢rea. Lo hizo en franqu¨ªa, tocando el bal¨®n desde la nube en la que habita su testa. La pelota se estrell¨® en uno de los postes de la porter¨ªa que defend¨ªa el Celta. Era el dos a cero, pero en realidad fue el canto del cisne de la exuberancia ofensiva del Sporting, que hab¨ªa jugado casi toda la primera parte a todo trapo, se tom¨® un receso antes del descanso y volvi¨® con el pie en la tabla del acelerador.
Iago Aspas juega con tal confianza y superioridad sobre sus rivales que por momentos parece capacitado para firmar cualquier proeza, incluso que sus goles se celebren por parte de los aficionados del Deportivo
El Sporting lleg¨® al minuto 25 de partido tras efectuar diez remates, seis de ellos entre palos, uno golpe¨® en el poste. Burgui ejerci¨® de pu?al, Carmona de agitador. Rub¨¦n Blanco, el meta gallego, de freno. El Celta, mal que bien, con una alineaci¨®n en la que solo repitieron Font¨¤s y Roncaglia respecto al once que inicio el partido europeo contra el Shakhtar, sobrevivi¨® gracias al aplomo de su meta, sin claridad en ataque hasta que Aspas le dio vuelo. Berizzo mir¨® hacia ¨¦l en cuanto se vio en desventaja en el marcador. Ocurri¨® que Carmona ejerci¨® el funambulismo sobre la l¨ªnea de fondo y Planas lo derrib¨® nada m¨¢s entrar en el ¨¢rea. Moi G¨®mez transform¨® y Aspas se activ¨® para salir al campo. Encendi¨® motores mientras el Sporting dej¨® pasar de largo la victoria y entr¨® en el c¨¦sped como una exhalaci¨®n. A su rebufo se llev¨® a todo el Celta.
Todo cambi¨® entonces en El Molin¨®n. Amorebieta empez¨® a quedar en evidencia, el Sporting se ech¨® varios metros hacia atr¨¢s y Mer¨¦ tuvo que corregir una desatenci¨®n defensiva para enviar a Bongonda al piso cuando el belga encaraba a Cu¨¦llar. Mientras el joven central asturiano rumiaba su expulsi¨®n, Aspas tom¨® la pelota y traz¨® un plan. Muchos lo piensan, pero pocos lo ejecutan: aguard¨® a que la barrera tomase impulso para tapar una ejecuci¨®n por alto y coloc¨® la pelota bajo sus botas para pasaportarla a la red. Con diez hombres, con el Celta desatado y todo lo que eso supone, los tres puntos estuvieron cerca de irse para Vigo. Hern¨¢ndez remat¨® al palo y Cu¨¦llar detuvo sobre la hora un ¨²ltimo intento de Beauvue.
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