El Athletic tambi¨¦n asalta el Sadar
Osasuna sigue sin ganar en su campo en un partido definido por los detalles
Lleva Osasuna bastantes jornadas haciendo el hatillo para marcharse, envuelto en un descontrol deportivo, institucional y judicial que le impide mirar al futuro y mucho menos analizar el presente. Pero no quiere irse sin dejar una postal de recuerdo a sus convecinos, es decir, una victoria en El Sadar para no pasar a la historia como uno de los peores equipos locales de la historia. Llevaba el Athletic muchas jornadas siendo un alma en pena en cada desplazamiento, un invitado t¨ªmido y torpe, de esos que se acodan en la esquina del sal¨®n para que nadie fije su atenci¨®n en ellos hasta que dio un do de pecho en Anoeta y le sali¨® la voz dormida. Y, claro, no es lo mismo el intento de evitar un descenso anunciado con trompetas y clarines que luchar por una plaza europea. Los rezos son los mismos, pero la fe no es id¨¦ntica. Y el Athletic se llev¨® el partido con una letan¨ªa bastante monocorde, su rosario de jugadas previsibles, salvo cuando Williams y De Marcos se hac¨ªan sucesivamente la segunda voz.
Rebasados apenas los diez minutos, Williams, encerrado entre dos rivales, encontr¨® el quicio de la puerta entreabierta para que De Marcos se colase por la rendija y accediese a un jard¨ªn vac¨ªo desde el que asistir a Aduriz, el jardinero m¨¢s oportuno para batir al desahuciado Sirigu. La inteligencia de Williams se sum¨® a la voluntad de De Marcos y la sabidur¨ªa de Aduriz. Demasiado para Osasuna, desarmados sus tres centrales que se pusieron la venda de Williams antes de que se produjera la herida y la venda les tap¨® los ojos. Cuando se la quitaron, el bal¨®n descansaba en la red.
Osasuna reviv¨ªa sus habituales pesadillas. Le falta creatividad en el medio porque De las Cuevas tiene el talento intacto pero las piernas dormidas y Fran M¨¦rida es un vestigio de s¨ª mismo. Sin Berenguer en el costado derecho, la profundidad es la de una piscina infantil y la ausencia de Sergio Le¨®n, su futbolista m¨¢s acreditado es m¨¢s incomprensible que el origen el universo. Pero a Osasuna le quedan algunas gotas del gen que le ha definido siempre y al Athletic le perduran algunas anemias cada vez que se adelanta en el marcador. Con Be?at desactivado, intermitente, y Muniain descolocado, Osasuna fue bombeando su f¨²tbol con el coraz¨®n hasta hilvanar tres ocasiones manifiestas: un cabezazo de Rivi¨¨re, un centro chut de Oier al poste y un disparo cansino de De las Cuevas que ataj¨® Arrizabalaga.
El Athletic, en el div¨¢n, rememoraba una y otra vez su gol hasta que otra vez de Marcos y Williams enchufaron la luz a la corriente. El primero asisti¨® al segundo que se fue con escorzo y remat¨® tras un resbal¨®n de una forma heterodoxa pero eficaz para batir a Sirigu. La conexi¨®n fue un chispazo de esos que lo mismo dejan sin luz al barrio que iluminan todas las fachadas. Fuera por la gran ventaja obtenida o porque Osasuna, ya perdido, no ten¨ªa nada que perder, el Athletic recul¨®, comenz¨® a acusar los errores posicionales de B¨®veda, uno detr¨¢s de otro, como si quisiera darle a entender a Osasuna que si quer¨ªa, pod¨ªa. Cierto que Sirigu le dio un manotazo a una vaselina de Aduriz, que antes no hab¨ªa confiado en un excelente pase de Williams o que Ra¨²l Garc¨ªa, desacertado, hab¨ªa malgastado otra oportunidad. Pero Osasuna recobr¨® la vida como un rigor mortis. M¨¢s a¨²n cuando Sergio Le¨®n (?por qu¨¦ no juega Sergio Le¨®n?) bati¨® a Arrizabalaga en el en¨¦simo error de B¨®veda. Ganar era dif¨ªcil, pero empatar era posible con diez minutos por delante.
Resisti¨® el Athletic, sostenido y empujado por el reci¨¦n ingresado Mikel Rico que lo hizo todo bien en los pocos minutos que dispuso. Y el reloj fue desgranando los minutos como hojas muertas para Osasuna, alargando su esp¨ªritu oto?al, y hojas verdes para el Athletic que se agarra a la primavera olvidado ya su papel de invitado desatento en las fiestas ajenas.
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