Comienza el Masters de Augusta, el teatro de los brutos con toque
Johnson, Day, Spieth y McIlroy, los cuatro favoritos del Masters representan el nuevo golf nacido tras Tiger Woods
El golf cambi¨® con Tiger Woods, el primero de entre los brutos con toque, y Augusta se transform¨® para defenderse de sus ataques en el a?o 2000, justo despu¨¦s de que Olazabal ganara su segunda chaqueta verde. Los greens con elevaciones y descensos de monta?a rusa y duros como el cemento ya no bastaban en un campo de calles sin rough, extensas como praderas de una romer¨ªa. Cualquier jugador de medio pelo era capaz de dejar su bola en ellos siempre que la diera larga desde el tee. Despu¨¦s solo necesitar¨ªa un wedge o un hierro 9 para llevarla a green, lo que cualquiera sab¨ªa: ya no era necesaria la habilidad que demostraban anta?o los mejores, los que sab¨ªan manejar los hierros largos, el arte del golf que distingu¨ªa a los artistas de los meros pegadores. Horrorizados, los hombres de Augusta se pusieron manos a la obra. Alargaron el campo y lo estrecharon con m¨¢s rough (o segundo corte, como dicen), plantaron m¨¢s ¨¢rboles ya crecidos, horadaron bunkers, consumaron la paradoja: queriendo defender el campo de la invasi¨®n de los nuevos b¨¢rbaros lo convirtieron en un teatro en el que solo estos tienen derecho a divertirse. Los artistas de antes se quedaron en la nada. La experiencia, el conocimiento del campo, ya no cuenta. Cualquiera puede ganar. Hasta un debutante. Augusta ya no guarda secretos para nadie.
¡°La simpleza es la belleza del golf¡±, proclama con su vocecita sorprendentemente suave para su tremenda talla y su fuerza, y t¨ªmida, casi asustada, Dustin Johnson, el prototipo del golfista del siglo XXI. ¡°Si todo te sale bien, todo es muy sencillo. Despu¨¦s de darle al driver ves la distancia a green, piensas bien el n¨²mero de hierro que quieras usar, apuntas ad¨®nde la quieras dejar y la dejas all¨ª¡±. El discurso de Jack Nicklaus, quiz¨¢s el m¨¢ximo exponente del golf del siglo XX, era el contrario. Su proceso de construcci¨®n de una buena vuelta part¨ªa del green y, marcha atr¨¢s, llegaba al tee. Si quiero dejar la bola en la parte del green m¨¢s favorable tendr¨¦ antes que dejarla en una parte de la calle que me permita llegar all¨ª, para lo que tendr¨¦ que apuntar bien con el driver y lograr la distancia necesaria. En compa?¨ªa de Gary Player, Nicklaus dar¨¢ el golpe de salida del Masters del 17 el jueves a las 13.40.
Dustin Johnson, el n¨²mero uno actual, el jugador m¨¢s en forma (los tres ¨²ltimos torneos que ha jugado los ha ganado), era un bruto sin m¨¢s, un ca?onero, hasta que hace un par de a?os decidi¨® concentrarse en mejorar su toque con el wedge. Trabaj¨® durante meses hasta saber exactamente los metros que alcanzaba con medio swing, tres cuartos y swing completo. Desde entonces parece imbatible: la diferencia entre una semana y otra la marca su sensibilidad con el putter. Gracias a eso es favorito del Masters, un grande en el que los dos ¨²ltimos a?os fue sexto y despu¨¦s cuarto. Pero una inoportuna ca¨ªda dom¨¦stica sufrida este mi¨¦rcoles le ha da?ado la espalda y su estado f¨ªsico es una inc¨®gnita.
Como ¨¦l, compartiendo filosof¨ªa y estilo, los otros favoritos, todos ellos ya ganadores de grandes antes de cumplir los 30 a?os. Uno es el australiano Jason Day, anterior n¨²mero uno mundial, quien cuando debut¨® en Augusta a los 23 a?os, en 2011, termin¨® segundo. Rory McIlroy tiene 27 a?os y ya ganado los otros tres grandes, Open, US Open y PGA. Solo necesita el Masters para completar su Grand Slam. Debut¨® a los 19 a?os en Augusta. Desde entonces ha ganado m¨²sculo, el elemento que marca la diferencia. Jordan Spieth, el tercer favorito, era el ep¨ªtome del juego sencillo, simple (reducido a ecuaci¨®n matem¨¢tica, sin apenas suspense) que parec¨ªa nacido para el nuevo Masters. Qued¨® segundo en su debut, en 2014, a los 20 a?os, y primero en 2015, donde igual¨® los r¨¦cords de Tiger Woods. En 2016 iba camino de una nueva espectacular victoria (cinco golpes de ventaja a falta de nueve hoyos) hasta que un cu¨¢druple bogey en el 12 marc¨® un derrumbe tan tremendo como el que sufri¨® Greg Norman ante Nick Faldo en 1996 y que a¨²n se recuerda con espanto. Su debacle la aprovech¨® para ganar Danny Willet, un ingl¨¦s de Sheffield que pasaba por ah¨ª y que sirvi¨® rosbif con pudding de Yorkshire el martes en la cena de los campeones.
¡°Ya no es necesario conocer el campo para triunfar en Augusta, tener experiencia, haberlo sufrido¡±, dice Phil Mickelson (tres chaquetas verdes), que act¨²a de mentor del fen¨®meno Rahm, 22 a?os, el jugador de entre todos los nuevos con m¨¢s toque alrededor de green, herencia de su formaci¨®n espa?ola, de ver a Seve y a Olazabal. ¡°Jugando con Jon no le he dado ning¨²n consejo ni le he explicado trucos o lugares prohibidos, porque no quiero que se coma el coco. Solo le he dicho que salga al campo, juegue como juega siempre y adelante¡±.
Edorta Rahm, el padre del jugador, sigue a su hijo por el campo mientras este practica. ¡°Viendo el otro d¨ªa un v¨ªdeo de un Masters de hace 20 a?os, Jon se dio cuenta de que el campo ha cambiado much¨ªsimo. Aquello ya no le vale, ver d¨®nde dejaban la bola entonces¡±, dice. ¡°Jon no necesita tampoco mucha informaci¨®n. En Torrey Pines, un campo que dicen que es muy complicado, gan¨® habiendo jugado solo una ronda antes¡¡±.
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