El Celta accede a las semifinales de la Europa League y hace historia

Hace historia el Celta, que escribe nuevas p¨¢ginas de ¨¦xito para acceder a las semifinales de una competici¨®n continental. Jugar¨¢ las semifinales de la Europa League para ver de cerca el anhelado primer t¨ªtulo para sus vitrinas. Dar¨ªa continuidad as¨ª al dominio espa?ol en un torneo que desde que en siete ediciones con su nuevo formato y nombre acab¨® en cinco ocasiones en manos de equipos de la Liga. Lo lograron Atl¨¦tico en dos ocasiones, y Sevilla en tres. M¨¢s modesto en argumentos econ¨®micos el m¨¦rito del Celta en su porf¨ªa por seguir ese camino es incuestionable.

Ninguno de los pron¨®sticos que anunciaban esplendor futbol¨ªstico sobre el c¨¦sped se cumpli¨®. El partido se trab¨® y apenas sali¨® de ese atranco cuando el reloj comenz¨® a marcar la hora de las prisas porque durante largos minutos se dirimi¨® entre tensiones y prevenciones, entre un quiero y no puedo en el que la defensa y la presi¨®n se impusieron al talento de los regateadores. El Celta se acomod¨® en ese escenario porque hizo bastantes cosas bien, la primera de todas conseguir que se jugase en campo del Genk, lejos del ¨¢rea que defend¨ªa. As¨ª el equipo burbujeante y profundo que se mostr¨® en Bala¨ªdos se volvi¨® inane, incapaz de retomar el car¨¢cter coral que tanto impact¨® en la ida, de donde sali¨® con una m¨ªnima desventaja que al final no pudo remontar en su casa.

El Celta interpret¨® la partitura del partido sin tacha, apret¨® arriba y desconect¨® durante a los delanteros del Genk, que se quedaron sin nutrici¨®n. Generoso en las ayudas defensivas, acertado en la resta y en el toque, el equipo de Berizzo expuso adem¨¢s la vulnerabilidad de la zaga de su rival, dubitativa en los despejes, fallona en el inicio de las jugadas. Por ah¨ª encontr¨® varias llegadas que incentivaron ese trabajo. Las tuvo Pione Sisto, que sembr¨® el p¨¢nico entre sus oponentes cada vez que trazaba una diagonal hacia el coraz¨®n del terreno belga. Aspas siempre estuvo presente, pero todo el andamiaje se sostuvo una vez m¨¢s en el trabajo de los centrocampistas, obligados con Berizzo a realizar un marat¨®n. Y ah¨ª cabe reparar en Radoja, seguramente uno de los secretos mejor guardados de la liga espa?ola, siempre acertado con bal¨®n, siempre inc¨®modo sin ¨¦l, siempre en el sitio preciso para servir al colectivo.

El paso de los minutos ayudaron a entender que el Celta era m¨¢s que el Genk. Pero le falt¨® resolver en el ¨¢rea, encontrar la manera de ganar all¨ª dentro una posici¨®n ventajosa para sacar fruto de su dominio. Guidetti apenas apareci¨®. Anda con problemas el delantero sueco en una rodilla tras apurar su recuperaci¨®n despu¨¦s de lesionarse en Riazor hace un mes y tuvo que dejar el partido antes del descanso. Beauvue tom¨® el relevo y encontr¨® los espacios a base de movilidad, explotando su perfil m¨¢s d¨²ctil. Pudo marcar en el primer bal¨®n que toc¨®, una pirueta en el ¨¢rea para sacar un espl¨¦ndido remate que desvi¨® Ryan; tambi¨¦n en el segundo, un mano a mano ante el meta cedido por el Valencia, ya en el inicio de la segunda parte.

El Celta siempre mir¨® hacia la porter¨ªa del Genk, busc¨® defender su m¨ªnima ventaja con el ataque antes que con la defensa y, cuando el desacierto amenazaba con incomodarle en su m¨ªnima renta tra¨ªda desde la ida, encontr¨® el premio a su despliegue, un gol de Pione Sisto que extract¨® a la hora de partido buena parte de lo ocurrido hasta entonces: el Genk se manej¨® con torpeza para iniciar las jugadas y el delantero dan¨¦s de origen sudan¨¦s est¨¢ en el mejor momento de la temporada. Recuper¨® la pelota a cuarenta metros de la meta, avanz¨® entre tarascadas hasta el borde del ¨¢rea y coloc¨® la pelota en la red.

Nada hab¨ªa acabado porque el Genk, a¨²n en una versi¨®n rebajada, tiene el esp¨ªritu de los indomables y la ambici¨®n de quienes est¨¢n por llegar a la cima. Marcaron a los tres minutos tras error de Cabral que aprovech¨® Trossard y el empate ya era muy diferente al que campaba antes de llegar los goles. La situaci¨®n era la misma, pero el ¨¢nimo del Genk no, tampoco la efervescencia que anid¨® de pronto en el estadio. Con veinte minutos por delante desde el banquillo llamaron a Schrijvers y Bo?tius, dos atacantes que entraron para conformar un dibujo m¨¢s agresivo. Se apur¨® el Genk, que al final introdujo a Dewaest, un zaguero de metro noventa de alto y no mucho menos de ancho, para trabajar como delantero y generar segundas jugadas. Con un abarrote en el ¨¢rea del Celta muri¨® el Genk, con acierto y car¨¢cter para evitar ocasiones de gol acab¨® el ¨²nico superviviente espa?ol por festejar su pase a semifinales.