Osasuna y Sporting de Gij¨®n se anulan
El empate en El Sadar premia y penaliza a ambos equipos en un partido espeso
A estas alturas del juicio de la Liga, en ese proceso intranquilo que es la espera de sentencia, esperar f¨²tbol entre dos posibles condenados al castigo es mucho pedir. Se espera sudor, del caliente y del fr¨ªo, altercados razonables por la disputa del bal¨®n y cada metro fuera una conquista en la que se med¨ªa la prueba de inocencia de Osasuna y Sporting para conseguir un veredicto absolutorio. Para el conjunto navarro, ganar era como un tercer grado, algo parecido a so?ar con los milagros que aunque no existan conviene acariciarlos.
Para el asturiano era mucho m¨¢s, porque el Legan¨¦s hab¨ªa perdido y pod¨ªa situarse a dos puntos de la salvaci¨®n, lo que era una libertad provisional antes del veredicto. Ni para uno ni para otro. El empate final les dej¨® a ambos con la boca seca. A Osasuna porque disfrut¨® quiz¨¢s de su mayor porcentaje de efectividad consiguiendo dos goles en apenas tres ocasiones. Al Sporting porque padeci¨® errores arbitrales graves (un gol mal anulado a Burgui, un penalti a Burgui, demasiadas tarjetas para sus pocas faltas) y tras conseguir dos goles en dos minutos tuvo la ocasi¨®n de su vida en un remate de Castro que Sirigu repeli¨® en un acto de valent¨ªa. Ni entendi¨® por qu¨¦ perd¨ªa (con los goles de Mer¨¦ en propia puerta y de Kodro) cuando menos le atacaban, ni por qu¨¦ no ganaba cuando asedi¨® a Osasuna en un acto de rebeld¨ªa ante el inesperado veredicto el juego. Cuando Canella y Castro empataron el partido, los 12 minutos que restaban parec¨ªan un desierto para Osasuna y un oasis para el Sporting. Pero la fuente se sec¨®.
Hablar de juego quiz¨¢s sea una met¨¢fora. Hubo trabajo, casi esclavismo, sudor a chorros, disputas permanentes, guerrillas hombre a hombre, metros que parec¨ªan cent¨ªmetros. Solo Mikel Vesga, en el Sporting, y Roberto Torres, en Osasuna, actuaban de estrategas entre los guerrilleros. Sin noticias de Sergio Le¨®n, tan lejos de la batalla, y de Cop que apareci¨® una vez para malgastar un magn¨ªfico pase de Burgui, sin duda el hombre del partido, aunque ¨¦l y el ¨¢rbitro parec¨ªan tener asuntos internos.
Cuando Gil Manzano anul¨® un gol legal al delantero cedido por el Madrid, marc¨® a rengl¨®n seguido Osasuna en su primera llegada al ¨¢rea. Torres aprovech¨® la apat¨ªa defensiva de Douglas para meter un centro por el que pugn¨® Kodro y el bal¨®n dio en la pierna de Mer¨¦ para superar a Cu¨¦llar. La pelea le daba sentido a la estrategia de Osasuna, diezmado por las bajas y a¨²n m¨¢s tras la temprana lesi¨®n de Vujadinovic. En la segunda mitad, cuando el Sporting racionaliz¨® el partido, lleg¨® el gol de Kodro, con otro centro de Torres, que el delantero rojillo remat¨® con potencia y sabidur¨ªa.
No quedaba otra que la rebeld¨ªa. El Sporting toc¨® a rebato y primero Canella y despu¨¦s Castro doblaron la espalda tiesa de Osasuna. Todo era inesperado, incluso contradictorio. Nada era lo que parec¨ªa, aunque s¨ª lo que se supon¨ªa. Y el veredicto qued¨® aplazado en un empate ins¨ªpido. Osasuna sigue en las catacumbas y el Sporting solo recort¨® un punto al Legan¨¦s, Demasiado esfuerzo para tan poco rendimiento. Demasiados nervios para tan pocas u?as.
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