El M¨¢laga frena al Sevilla

Estall¨® La Rosaleda con un triunfo en el derbi regional, merecido a todas luces para el M¨¢laga, que fren¨® al Sevilla y lim¨® con las esperanzas de los de Jorge Sampaoli de ser terceros. El Sevilla no supo competir ni mostr¨® la entereza necesaria en defensa ante un rival vivo y tenso, guiado por un Sandro espectacular. Una victoria muy bien recibida por los de M¨ªchel, en buena racha, que supieron aprovechar de manera perfecta sus ocasiones para tumbar al rival.

El Sevilla fue un desastre en las dos ¨¢reas, mostrando un repertorio grosero de errores en defensa. Sobre todo, en los goles de Sandro y de Llorente, definitivos en el desarrollo del encuentro. Un equipo que aspira a la tercera plaza no puede ser tan d¨¦bil donde se cuecen los partidos. El derbi regional, muy disputado, se lo llev¨® el M¨¢laga por fe e inteligencia, penalizando las facilidades de un equipo por momentos dominador, pero incapaz de ser definitivo, a a?os luz de la contundencia de los equipos con los que en alguna vez intent¨® pelear. En los m¨²ltiples partidos que se vivieron en el derbi regional, el Sevilla fue incapaz de golpear cuando mejor lo ten¨ªa. Su falta de consistencia para cerrar el encuentro result¨® definitiva. Ante rivales tan motivados y serios como este M¨¢laga que construye M¨ªchel, esa ausencia de inteligencia y definici¨®n resulta letal. Como consecuencia, el Sevilla ve dificultarse las posibilidades de ser tercero, en realidad una ficci¨®n que solo alimentaban los n¨²meros, puesto que el Atl¨¦tico es mucho m¨¢s fiable que este Sevilla de Sampaoli. El viernes, ante la Real Sociedad, los hispalenses tienen toda una final para amarrar la cuarta plaza.

Todo lo bueno que el Sevilla mostr¨® en ataque lo desperdici¨® en defensa. En La Rosaleda, todo lo que huela a Sevilla incomoda y provoca el l¨®gico refuerzo f¨ªsico y mental de un equipo que vive de forma especial este derbi regional. El equipo de M¨ªchel fue intenso y bravo a pesar de que no se jugaba nada. Un ejemplo, en todo caso, de profesionalidad.

El Sevilla, fiel a su estilo, fue valiente con el bal¨®n y un flan a la hora de defender, pagando el pecado de no saber cerrar los partidos. Por eso se adelant¨® en el marcador despu¨¦s de un jugad¨®n de V¨¢zquez, un futbolista b¨¢sico en los esquemas del Sevilla, vital para su juego de toque y con cierto perfil ambicioso. El mudo, como as¨ª se le conoce, habl¨® en el campo y adelant¨® al Sevilla. Un minuto despu¨¦s, cuando mejor jugaba el Sevilla, Correa perdon¨® el 0-2 en pleno desconcierto del M¨¢laga. De nuevo V¨¢zquez hab¨ªa habilitado a su compatriota, que fall¨® con todo a favor ante Kameni. La jugada result¨® determinante en el desarrollo del encuentro y ense?¨® lo importante que es saber aprovechar las ocasiones.

El M¨¢laga, todo coraz¨®n, convirti¨® esa garra en un golazo en una jugada en la que chirri¨® el sistema defensivo del Sevilla. El toque de Recio, de f¨²tbol caro, habilit¨® a Fornals, que la puso en la escuadra.

Graves errores en defensa

El Sevilla dio un paso adelante al inicio de la segunda mitad. Consciente de que el M¨¢laga sufre atr¨¢s, intent¨® ganar el partido en el ¨¢rea del rival. En ese af¨¢n atacante cay¨® en la trampa del M¨¢laga, que se adelant¨® de nuevo en el marcador despu¨¦s de un tremendo error de Pareja. Sandro, un delantero formidable, le gan¨® la acci¨®n al argentino y anot¨® por debajo de las piernas de Rico. V¨¢zquez, enorme, volvi¨® a meter en el partido al Sevilla, que dej¨® otro sello de su enorme falta de contundencia. Llorente marc¨® despu¨¦s de una falta frontal bien sacada por Sandro. Con el 2-2, eso s¨ª, Kameni hab¨ªa salvado al M¨¢laga en una doble intervenci¨®n a remates de Iborra y V¨¢zquez. Juankar, despu¨¦s de que Rico le detuviera un penalti a Sandro, hizo el cuarto y definitivo tanto de los locales.

Se coci¨® as¨ª una gran victoria del M¨¢laga y una dolorosa derrota del Sevilla, que deber¨¢ ahora cerrar la cuarta plaza. Se le ha hecho larga la temporada a los de Sampaoli, ahora muy lejos de ese equipo pujante y dominador. En el derbi regional, el M¨¢laga se lo comi¨®.