El matrimonio de los ochomiles
Los italianos Nives Meroi y Romano Benet son la primera pareja que hollan juntos las 14 mayores cimas
La cima a cualquier precio siempre ha sido una estupidez, un deseo egoc¨¦ntrico y ego¨ªsta que es el motor del alpinismo y, al mismo tiempo, su ruina. El alpinismo aut¨¦ntico, el del compromiso y la exploraci¨®n, existe porque siempre ha habido hombres y mujeres capaces de olvidar su vida para explorar la cara desconocida de una monta?a. Pero tambi¨¦n existen hombres y mujeres capaces de todo con tal de colarse en la cima. ¡°El estilo es muy importante, y m¨¢s ahora que casi todo puede conseguirse pagando¡±, recuerda la italiana Nives Meroi. Y eso mismo, el estilo, la forma de enfrentarse a una monta?a, la ¨¦tica o los medios empleados, separa a los alpinistas de los turistas. No puede hablarse de Nives Meroi (56 a?os) sin hablar de su marido, Romano Benet (55), ni se puede mentar a Benet sin citar a Meroi. Matrimonio y cordada, ambos acaban de lograr un hito en la historia de la conquista de las 14 monta?as m¨¢s elevadas de la Tierra: es la primera pareja que escala de la mano las cimas m¨¢s codiciadas y ambos son los escaladores de mayor edad en hacerlo sin ox¨ªgeno artificial. Adem¨¢s, en su periplo, que se ha estirado casi por espacio de 20 a?os, nunca han contratado a sherpas que acarreen sus mochilas monta?a arriba, y han prescindido de cuerdas fijas siempre que han podido.
Meroi pudo haberse convertido en la primera mujer en escalar los 14 ochomiles. En 2008, la italiana empataba a 11 cimas con Edurne Pasaban y Gerlinde Kaltenbrunner, mientras se acercaba la cuarta himalayista en discordia, la coreana Eun-Sun Oh. Camino de la cima del Kangchenjunga, en 2009, Romano Benet empez¨® a notar con severidad los s¨ªntomas de una enfermedad que se complicar¨ªa hasta llevarle al quir¨®fano en dos ocasiones, para someterse a sendos trasplantes de m¨¦dula. ¡°Siempre he cre¨ªdo que el alpinismo deber¨ªa ense?arnos el camino de la renuncia. Mi marido es mucho m¨¢s importante que cualquier monta?a, as¨ª que cancelamos nuestros planes en el Himalaya y durante casi tres a?os nos zambullimos en una rutina de hospitales¡±, describe Meroi, convencida de que el alpinismo no es ¡°un asunto solitario sino solidario¡±.
Ambos son alpinistas de ra¨ªz, escaladores de roca, de hielo, esquiadores en casa y en cualquier macizo atractivo, a diferencia de muchos de los que han alcanzado los 14 ochomiles. De ah¨ª su defensa apasionada de los valores cl¨¢sicos del alpinismo. ¡°En los ochomiles, las dificultades no son t¨¦cnicas, sino log¨ªsticas: hace falta tiempo y dinero. Despu¨¦s, puedes enfrentarte a la ascensi¨®n de muchas maneras, pero es seguro que cuanto m¨¢s ligero viajes, menos material acarrees y m¨¢s progreses de forma aut¨®noma, m¨¢s complicado es¡±, analiza Meroi.
Por ello, Meroi nunca entendi¨® el discurrir de la carrera femenina por los 14 ochomiles y considera que las mujeres fueron ¡°una copia fea de los hombres¡±. ¡°Por supuesto, fue importante para nosotras, pero no hubo una competici¨®n justa porque no lo hicimos en igualdad de condiciones: unas usaban helic¨®pteros para entrar o salir del campo base mientras otras lo hac¨ªan caminando; algunas usaban ox¨ªgeno artificial y sherpas mientras otras no lo hac¨ªan. Yo no considero que estuviera en esa competici¨®n: cuando se celebr¨®, yo estaba inmersa en alcanzar la 15? cima, es decir, que mi marido sanase¡±.
Con el alta m¨¦dica en las manos, el matrimonio perdi¨® sus escasos patrocinadores y Meroi se qued¨® en el paro, pero no ten¨ªan urgencia por cerrar el ciclo. Toc¨® ahorrar. Estar en la monta?a es algo natural en su caso. ¡°Sigo siendo una mujer apasionada y comprometida con el alpinismo, y eso no iba a cambiar; da igual que sean cimas altas o modestas, vivo en la monta?a, forma parte de mi vida¡±, r¨ªe Meroi. El ejemplo de la pareja Meroi-Benet sirve para recordar el tremendo valor de una cordada: dos voluntades atadas a una cuerda, cada cual responsable del otro, unidos en un viaje de deseo y renuncia. La cumbre solo merece la pena si es con el otro. ?No era eso el matrimonio?
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