Cuarta victoria de Gaviria, emperador del sprint
La ¨²ltima etapa llana del Giro consagra definitivamente al velocista colombiano, que remonta a nueve corredores en 150 metros
Despu¨¦s de Tortona, donde el colombiano gan¨® su cuarto sprint del Giro, muchos dir¨¢n "p¨®ker de Gaviria", como si el ciclismo fuera un juego de azar. El ciclismo es un combate y es una m¨²sica. Nos m¨²sica de baile ni de acorde¨®n, como reclama la llanura padana, melanc¨®lica en primavera y dura en verano. El ciclismo es boxeo y el sprint es un reggaet¨®n, una canci¨®n de Nicky Jam, El ganador, la que siempre oye Gaviria, la que le acelera, la que le describe, la que hace que el instante adquiera valor. El instante es el final de la remontada, la victoria, el boom que, por fin, le hace abrir los brazos como un emperador. Seis sprints ha tenido el Giro, cuatro los ha ganado Gaviria, de 22 a?os, debutante imbatible.
A Gaviria, tan joven, tan dotado, se le esperaba en el Giro desde hace dos a?os y medio, desde que recorri¨® el mundo un v¨ªdeo de una etapa del Tour de San Luis, en Argentina, en el que se ve¨ªa a un colombiano casi ni?o y desconocido, de 20 a?os y barbilampi?o, lanzado y veloc¨ªsimo, derrotar nada menos que a Mark Cavendish en un sprint, y al d¨ªa siguiente, en otro. En la San Remo de 2016 se cay¨® en el ¨²ltimo kil¨®metro, cuando ya afilaba el cuchillo de la victoria, y en oto?o, en la Par¨ªs-Tours, reinvent¨® el sprint, con una aceleraci¨®n tremenda a 600 metros de la meta, y gan¨®. Tambi¨¦n ha ganado en Tortona un sprint imposible, en el que la parte del boxeo tan propia de una llegada as¨ª, corri¨® a cargo de su lanzador, el argentino Max Richeze, que primero se las tuvo con el alem¨¢n del Bora Selig. "No s¨¦ qu¨¦ tiene contra m¨ª o qu¨¦ me quiere pero siempre que paso a su lado, se me echa encima", dice Richeze del pe¨®n del tren de Sam Bennet. El argentino, que hab¨ªa perdido a Gaviria en la curva de los 400 metros, despu¨¦s sigui¨® peleando: con dos buenos golpes y contragolpes, se deshizo de Caleb Ewan, perdi¨® los pedales y abri¨® un hueco junto a la valla al colombiano, que reinventaba de nuevo el sprint con una remontada imposible. Gaviria sali¨® de la curva de entrada al Corso Cavour totalmente desconectado de la llegada. Ten¨ªa a una docena de corredores lanzados delante y un hueco de dos bicicletas antes de la primera rueda trasera en la que apoyarse. Lo consigui¨® en un suspiro, y en un abrir y cerrar de ojos, gracias a su magn¨ªfica capacidad no solo para alcanzar r¨¢pido una gran velocidad sino tambi¨¦n para mantenerla e incluso incrementarla, super¨® a todos los dem¨¢s velocistas, a Bennet, segundo, a Stuyven, tercero, que de repente parec¨ªan figuras paralizadas a su lado. "Qu¨¦ suerte que Gaviria no venga al Tour", hab¨ªa tuiteado antes Cavendish. "As¨ª los dem¨¢s tendremos una oportunidad de ganar algo".
El Giro llega a los Alpes
La de Tortona, provincia de Alessandria, en Piamonte, a dos pasos de Castellania, el pueblo de 90 habitantes en el que naci¨® Fausto Coppi hace 98 a?os, fue la ¨²ltima oportunidad de sprint de un Giro que el s¨¢bado entra de pleno en la monta?a. Se llega a Oropa, donde Indurain vivi¨® una crisis de alergia que por poco le cuesta el Giro del 93, antes del pinganillo. Le salv¨® un poco su director, Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, que se salt¨® la prohibici¨®n del director de carrera de llegar en coche a su pupilo y darle un ¨²nico mensaje: tranquilo, que aunque no le veas porque hay muchas curvas, Ugrumov, el que quiere ganarte el Giro, no te saca ni un minuto. Media docena de a?os despu¨¦s, las mismas rampas de Oropa --un puerto como una escalera: escalones y descansillos--, Pantani hizo su ¨²ltima gran exhibici¨®n: despu¨¦s de sufrir una aver¨ªa a pie de puerto, remont¨® solo a todo el pelot¨®n, le adelant¨®, le dej¨® atr¨¢s y gan¨® la etapa, y remach¨® un Giro que nunca gan¨®. Cinco d¨ªas despu¨¦s, los comisarios le expulsaron de carrera: su hematocrito superaba el l¨ªmite permitido.
"Es una subida que se me da bien, espero mantener la maglia rosa", dice el l¨ªder del Giro, el gigante rodador holand¨¦s Tom Dumoulin, que aventaja en 2m 23s al segundo, el escalador colombiano Nairo Quintana. Comienza el Giro del ataque obligatorio y la defensa cerrada. Dumoulin, m¨¢s delgado que nunca, quiz¨¢s demasiado tiempo en su mejor forma para poderla mantener en la tercera semana, cuenta a su favor con la experiencia de haber vivido, y haber perdido, una situaci¨®n similar en la Vuelta de 2015 y con una contrarreloj llan¨ªsima entre Monza y Mil¨¢n, 30 kil¨®metros el ¨²ltimo d¨ªa. Nairo es el mejor escalador del momento, ha ganado ya un Giro complicado, el de 2014, y le dirige Eusebio Unzue, quien, cuando dirig¨ªa a Indurain sab¨ªa lo que le hac¨ªa sufrir al gigante navarro, aparte de la alergia: el acoso constante, la intranquilidad, las emboscadas, el desgaste del d¨ªa a d¨ªa. La etapa de Oropa (131 kil¨®metros) es corta y llana hasta Biella, donde comienza la subida, corta (lo m¨¢s duro no son m¨¢s de seis kil¨®metros) y con pendientes m¨¢ximas del 13%.
Entre los pretendientes con Nairo (Nibali, Mollema, Pinot...) ya no est¨¢ el gal¨¦s Geraint Thomas, que no tom¨® la salida el viernes. Thomas, herido en la ca¨ªda previa a la ascensi¨®n al Blockhaus el domingo pasado, es el cuarto l¨ªder del Sky que se retira en el Giro, la carrera maldita del equipo ingl¨¦s: en 2013 fue Wiggins, el 14 lo corrieron sin pretendiente, el 15 sufri¨® y perdi¨® Porte y el 16, Mikel Landa.
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