Dos equipos crueles
Quiz¨¢ nuestra afici¨®n no pueda competir con la de ellos, pero en el terreno de juego probablemente no exista equipo m¨¢s cruel que el Real Madrid
Cada vez que he estado en Tur¨ªn, y son bastantes, me ha sorprendido que en alg¨²n momento un camarero, un taxista, un empleado de hotel juventinos hayan hecho menci¨®n cruel del accidente a¨¦reo que, hace m¨¢s de seis d¨¦cadas, cost¨® la vida a la plantilla del m¨ªtico Torino de la ¨¦poca, el eterno rival ciudadano de la Juventus. ¡°L¨¢stima que no se repita m¨¢s a menudo lo de Superga¡±, dicen, por ejemplo, en referencia al lugar de las afueras donde se estrell¨® el avi¨®n. El Torino, adem¨¢s, desde entonces, no le ha arrebatado nada a la Juve, equipo predominante no s¨®lo en Tur¨ªn, sino en Italia entera. Por eso es el m¨¢s querido y el m¨¢s odiado, como seguramente lo es el Madrid en Espa?a. Los dos, en todo caso, son arrogantes e insaciables. Pero los madridistas no manifestamos esa crueldad hacia nuestro adversario capitalino, yo creo que ni siquiera hacia el Bar?a (con la salvedad de los forofos m¨¢s cortos de luces). Esos juventinos que se ceban con el m¨¢s d¨¦bil dan miedo. Cada vez que pronuncian la palabra ¡°Superga¡± con satisfacci¨®n, un escalofr¨ªo me recorre la espalda, parecido al que me provocaban los c¨¢nticos de algunos colchoneros contra Mijatovic cuando ¨¦ste jugaba en el Madrid. Marc¨® el gol de la victoria en la Final de 1998, precisamente contra la Juventus de Zidane, y ten¨ªa un ni?o enfermo. Una parte del Calder¨®n le cantaba: ¡°Mijatovic, tu hijo se va a morir¡±. Pero al menos el Atleti s¨ª tiene motivos para guardarle rencor al Madrid, y adem¨¢s van en aumento. Con la presente, son ya tres las temporadas recientes en que el segundo ha privado al primero de ser campe¨®n de Europa.
El Torino, ya digo, no ha privado de nada a la Juve. Tal vez sea por eso por lo que un madridista veteran¨ªsimo como yo teme a este ¨²ltimo equipo. Pero, al hacer memoria, descubro que ese temor es muy antiguo; extra?amente se remonta a mi infancia, durante la cual s¨®lo hubo un enfrentamiento entre el Madrid de Di St¨¦fano y la Juventus del feroz Omar S¨ªvori. Hubo que recurrir a un tercer partido de desempate en Par¨ªs (no hab¨ªa penaltis entonces) para dilucidar cu¨¢l pasaba a semifinales, y quiz¨¢ tanta incertidumbre se nos hizo insoportable a los ni?os merengues. Lo gan¨® el Madrid 3-1, como tambi¨¦n la mencionada Final de la S¨¦ptima. Y no obstante¡
La Juventus de este a?o es temible. En 180 minutos el Bar?a de Messi no pudo marcarle un gol, y recibi¨® tres -tres- de un conjunto italiano, los cuales nunca se han distinguido por su juego de ataque ni por sus goleadas, si exceptuamos al Mil¨¢n de Sacchi. En la actual Copa de Europa (as¨ª la llamo yo siempre), s¨®lo ha encajado tres en doce encuentros disputados. Su extraordinario portero Buffon nunca ha ganado ese t¨ªtulo, y no le quedan muchas oportunidades, por edad. En la Juve militan un ex-barcelonista, Alves, y un ex-madridista, Higua¨ªn, y esos dos pasados resultan peligrosos para el Madrid, por razones diferentes que convergen en una Final. El Madrid es el actual campe¨®n y la Juve no lo es desde hace m¨¢s de veinte a?os, luego las hambres est¨¢n descompensadas y los italianos guardan m¨¢s graves agravios.
Lo ¨²nico que puede ¡°salvar¡± al Madrid es lo que, si uno visita Tur¨ªn, parecen dominar los juventinos, la crueldad. Quiz¨¢ nuestra afici¨®n no pueda competir con la de ellos, pero en el terreno de juego probablemente no exista equipo m¨¢s cruel que el Real Madrid. ?Acaso no es crueldad empatar una Final cuando se la daba por perdida, o ganarla en los penaltis? ?Arrebat¨¢rsela repetidamente al mismo adversario? ?Eliminar al tercer equipo cruel de Europa, el Bayern M¨²nich, en dos ocasiones casi consecutivas? ?Resucitar cuando ya se est¨¢ muerto, para clavar un aguij¨®n? El Madrid, curiosamente, se ha reacostumbrado a estas haza?as (¡°putadas¡±, las llamar¨ªan los rivales con raz¨®n) desde que cuenta con el entrenador con menos apariencia de cruel: Zidane habla suave y como pidiendo permiso, con una sonrisa permanente en los labios; es amable y educado, con un punto de candor que desarma hasta al reportero m¨¢s venenoso. Casi ha hecho olvidar que tambi¨¦n es un hombre justiciero, capaz de tirar por la borda un Campeonato del Mundo de selecciones por defender su honor personal, algo tan anticuado que mucha gente de hoy desconoce hasta la palabra ¡°honor¡±. La Juventus sabe que el Madrid tiende a ganar las finales de esta competici¨®n. Si adem¨¢s recuerda el famoso cabezazo de Zidane a Materazzi, deber¨¢ ser ella la que se eche a temblar.
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