La lesi¨®n de Pjanic deja a Higua¨ªn desenganchado
Los problemas de rodilla del mediocampista desconectan a los delanteros de la Juventus y permiten al Madrid elevar la presi¨®n en la segunda mitad de la final
Ning¨²n jugador lleg¨® a la final de Cardiff con m¨¢s cuentas pendientes que Gonzalo Higua¨ªn. El delantero de la Juventus anhelaba una serie de reivindicaciones. Quer¨ªa demostrar que su salida del Madrid en 2013 fue producto de la injusticia. Quer¨ªa recordar que ¨¦l val¨ªa tanto como Cristiano. Quer¨ªa poner fin a los juicios despectivos que se emiten en Argentina desde que fall¨® aquella ocasi¨®n cantada en la final del Mundial de Brasil. Quer¨ªa ganar la final para que Gigi Buffon, su querido capit¨¢n, fuese Bal¨®n de Oro. Su voluntad era total. Profunda como un oc¨¦ano en el que no supo nadar. Sald¨® la final con un cabezazo blando y un remate desde el borde del ¨¢rea. Consumido por los nervios y aislado por un equipo que en la segunda mitad dej¨® de acompa?arle. En sinton¨ªa con su historia, la Juve sum¨® la s¨¦ptima derrota en nueve finales de la Copa de Europa y verific¨®, una vez m¨¢s, que su modelo de rigor y sacrificio es m¨¢s apto para los recorridos largos que para los duelos a partido ¨²nico.
Mucho antes de que se constatara la evidencia, el partido arroj¨® otras se?ales. Los centrales de la Juventus tienen por norma no iniciar el juego con los volantes interiores. La excepci¨®n es que el rival espere tan replegado que convierta la l¨ªnea de pase en una l¨ªnea de suministro absolutamente segura. Eso fue lo que ocurri¨® en la primera parte del partido de Cardiff. Contra pron¨®stico, el campo del equipo italiano se vio desierto. Liberado por el Madrid, que se repleg¨® dejando que Miralem Pjanic recibiera la pelota sin sufrir ning¨²n contratiempo. Ni Benzema, ni Isco, ni Cristiano, le estorbaron. Tampoco molestaron a Khedira, que actu¨® contra su instinto. Al interior alem¨¢n le incomoda bajar a recibir de los centrales porque su rigidez de cintura le dificulta el juego de espaldas. Pues bien, hasta Khedira pidi¨® la pelota para empezar las jugadas elaborando a ras de hierba.
Durante media hora, el juego de la acci¨®n-reacci¨®n revel¨® un hecho parad¨®jico: el planteamiento de Zidane tuvo m¨¢s de juventino que el planteamiento de Allegri. Lo que sucedi¨® fue el dominio de los espacios y el bal¨®n por parte del equipo italiano.
La Juventus control¨® la situaci¨®n durante la primera parte. En esos minutos fue donde Higua¨ªn sac¨® sus ¨²nicos dos tiros. Por disparos, por posesi¨®n, y por ubicaci¨®n, el equipo italiano comenz¨® el partido contra su molde. La iniciativa de Pjanic articul¨® las maniobras en una progresi¨®n que encontr¨® c¨®mplices en todas las l¨ªneas. Apenas hubo pelotazos. El protagonismo de Pjanic permiti¨® a Dybala y Alves entrar en contacto con la pelota y los espacios comenzaron a abrirse entre la zaga y el mediocampo del Madrid. En una jugada sin aparente peligro, Higua¨ªn hizo una entrega a Mandzukic, que se invent¨® una media chilena y el 1-1. El descanso interrumpi¨® la deriva. La final se transform¨® en el vestuario.
¡°Hemos jugado un primer tiempo bell¨ªsimo en el que hemos sido superiores¡±, dijo Massimiliano Allegri, el t¨¦cnico italiano, tras el partido. ¡°Pero en la segunda parte Pjanic ha tenido un problema en la rodilla y nuestros atacantes han empezado a moverse menos. El Madrid, por su parte, ha elevado la presi¨®n. Cuando Casemiro nos hizo el 3-1 nos dejamos ir mentalmente. En la primera parte gastamos mucha m¨¢s energ¨ªa de la que dispon¨ªamos. Las finales no pueden jugarse a 100 kil¨®metros por hora¡±.
Cuando el Madrid sali¨® a presionar Pjanic dej¨® de intervenir, y con ¨¦l Dybala y Alves. Frente al tap¨®n que encontr¨® por los carriles interiores, Bonucci opt¨® por el juego en largo. Esos balones fueron desmontados. Se impuso el poder¨ªo a¨¦reo de Casemiro, Ramos y Varane. Poco a poco, aislado y sin alimentos, Higua¨ªn se enfri¨®. Se perdi¨® o lo perdieron de vista. Las pelotas contadas que pudo recibir lo pillaron fuera de s¨ª. Ramos y Varane nunca descuidaron su marca. Cuando la derrota parec¨ªa inevitable, con el 3-1 en el marcador, hasta dio la impresi¨®n de que Toni Kroos le tom¨® el pelo. En memoria de R¨ªo 2014.
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