Real Zidane Club de F¨²tbol
Ha logrado mucho m¨¢s que dos Copas de Europa, una Liga, un Mundialito y una Supercopa Europea: ha hecho del vestuario su parroquia
Sosten¨ªa Johan Cruyff con ¡°gallina en piel¡± que nada hay m¨¢s complejo en el f¨²tbol que lo m¨¢s sencillo. Por ejemplo, la anormal normalidad de un pase al compa?ero y no al rival. ?Y cuando las cosas se ponen feas? ¡°Pues d¨¢sela al mejor¡±, contest¨® un d¨ªa El Flaco a uno de los suyos abrumado por una derrota inminente. El holand¨¦s era todo menos alguien que pasara por la vida por la gatera y, sin embargo, nada le distingu¨ªa m¨¢s que su extraordinaria simplicidad. Mientras muchos t¨¦cnicos precisan de pizarras, pentiums, micros, tabletas digitales, libretas o dem¨¢s herramientas, a Johan le bastaba con sentarse sobre un bal¨®n en los ensayos. Ese era su p¨²lpito. Y en la misma pose se ha visto en ocasiones a Zinedine Zidane.
Dice mucho de los entrenadores cuando se les ve en el ruedo entre un bosque de pelotas a las que no se resisten a mimar con alguna patadita sutil. Los hay que prefieren echar un vistazo con aire de capataz desde una banda antes de encerar su despacho con flechas y m¨¢s flechas, como si el f¨²tbol fuera ¨¢lgebra. A estos se les tiene por ingenieros espaciales de grado superior. Y cuanto m¨¢s se desga?iten en la banda ante los focos, mejor. Y cuantas m¨¢s vueltas le den al triplete, trivote, cuadrado m¨¢gico y otras gaitas, mejor a¨²n. De lo contrario, al Zidane o Cruyff de turno no se le atribuir¨¢ mayor m¨¦rito que el de haber nacido con una flor. S¨ª, claro, pero no se subraya que pocos como ellos la riegan mejor. Tienen algo que otros jam¨¢s podr¨¢n tener por m¨¢s que empollen: son licenciados en f¨²tbol por el f¨²tbol.
Tras una vida en la gran pasarela, la gente como Zidane no necesita abrirse paso a codazos entre otras celebridades, sean aut¨¦nticas o de cera. Hace mucho que ¨¦l, como Johan y otros del olimpo, son una gloria y morir¨¢n como tal. Cuando se es Zidane no se necesita recordar a nadie que se es Zidane. Ni siquiera ante una final de la Champions o descorchado ya el t¨ªtulo. Por eso, con la misma naturalidad con la que el viernes se tach¨® como goleador quien ha marcado dos tantos en una final de la Copa del Mundo, Zidane modul¨® una sonrisa muda para festejar su segunda Copa de Europa en su a?o y medio como entrenador. Con mucho menos otros hubieran tirado de ombligo. Los hubo que hasta recurrieron a la pirotecnia propia para brindar por algunas semifinales.
Con Zizou no hay ruido, como no lo hubo con Vicente del Bosque, Jupp Heynckes o Carlo Ancelotti. Los tres le precedieron con la orejona. Junto a Miguel Mu?oz, responden al modelo id¨®neo para el Madrid. Su paso firme es ir de puntillas por un lateral para que el eco lo tengan los jugadores. O que al menos lo parezca y as¨ª lo sientan los muchachos. Llevan corbata, pero se sienten futbolistas y entrenan y piensan como tales. Fueron actores principales y ahora son int¨¦rpretes de eg¨®latras y engominados. Nada que les sorprenda desde que incubaron como jugadores. Tampoco se inmutan demasiado ante los cabreos, desplantes y caprichos de esos vestuarios hoy convertidos en camerinos. Como tampoco se alertan m¨¢s de lo debido en la ¡°mediosfera¡± de micros, c¨¢maras y plumillas o ante las tramas, intrigas y filtraciones de agentes intermediarios. Y el jugador, siempre atento a su ¨²nico espejo, el propio, percibe con agrado que el m¨ªster solo parezca un m¨ªster, sin m¨¢s. Como suele decir Del Bosque, al jugador hay que hacerle creer que manda ¨¦l, pero...
Zidane no ha tenido que asistir a ning¨²n simposio en Harvard sobre achiques de espacios para doctorarse en lo que ya estaba doctorado: el f¨²tbol. S¨®lo le faltaba alguna beca para probarse como tutor de una plantilla de alt¨ªsimos vuelos. Florentino P¨¦rez se la concedi¨® en enero de 2016 y ya tiene el posgrado y el cum laude. Lleg¨® en un cruce de caminos con Rafa Ben¨ªtez y con Messi a la vista, y en verano le ficharon menos que a nadie en d¨¦cadas. Sin meter el dedo en ojo ajeno y sin una mala cara al palco o al entorno, ha logrado mucho m¨¢s que dos Copas de Europa, una Liga, un Mundialito y una Supercopa Europea. Zizou, con manos al bolsillo, una mueca amable y un verbo de volumen ajustado, ha hecho del vestuario su parroquia. Una gran mayor¨ªa de fieles al Real Zidane Club de F¨²tbol, que no es otra cosa que un Real Madrid Club de F¨²tbol de otra galaxia. No la gal¨¢ctica, no, sino la del peatonal universo de un equipo capaz de asumir que hay sitio para todos, cristianos y noveles. Que no hay mejor prima que el m¨¦rito compartido y que la suma de todos es infinitamente superior al do de pecho de un solista. No hay t¨¢ctica m¨¢s compleja en el f¨²tbol que tener igual de radiante a un Cristiano que a un Nacho. No es flor. Es hacer sencillo lo m¨¢s complejo. Palabra de Cruyff.
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