Pitos redoblados contra Piqu¨¦
La Condomina atormenta al central del Bar?a en una deriva que no se aplaca
Hace casi 20 a?os, en los tiempos m¨¢s oscuros de La Roja, el periodista Phil Ball escribi¨® un libro sobre la historia del f¨²tbol espa?ol para p¨²blico brit¨¢nico. Pretendi¨® explicar el extra?o car¨¢cter que lo animaba. Lo titul¨® Morbo. La historia no ha cambiado. Ni las dos Eurocopas ni el Mundial conquistados en la ¨²ltima d¨¦cada han erradicado el viejo humor malsano. La pitada con la que la hinchada de La Condomina recibi¨® a Piqu¨¦ confirma el poder destructivo de estas din¨¢micas.
El seleccionador, Julen Lopetegui, observa con desaz¨®n que el p¨²blico espa?ol parece movilizarse por su selecci¨®n por razones desagradables. Volvi¨® a suceder en Murcia, en un ambiente magn¨ªfico. Hac¨ªa tiempo que La Roja no jugaba un amistoso tan vibrante en territorio espa?ol. La hinchada colombiana hizo buena parte. La espa?ola, tambi¨¦n, pero con un punto autodestructivo. La Condomina recibi¨® a Gerard Piqu¨¦ con dos manifestaciones. Mientras un fondo le pit¨®, el otro le cant¨®: ¡°?Piqu¨¦, Piqu¨¦, Piqu¨¦...!¡±.
Los precedentes animaban a las especulaciones. En el entrenamiento previo al partido, abierto al p¨²blico, la gente pit¨® a Piqu¨¦ y el jugador del Barcelona se mostr¨® taciturno. Al final de la pr¨¢ctica se le acerc¨® Lopetegui con aire patriarcal. Es dif¨ªcil interpretar si pretend¨ªa aleccionarlo o reconfortarlo. Las c¨¢maras de Cuatro registraron fragmentos de un di¨¢logo cr¨ªptico.
Piqu¨¦ confes¨® que algo lo abrumaba, seg¨²n interpretaron los lectores de labios en Cuatro. ¡°...Ya pero habr¨¢ que solucionar eso... Si tu club va haciendo cosas a las espaldas...¡±, dec¨ªa el jugador. Lopetegui le replic¨®: ¡°Eso, eso te puede hacer da?o... Esto no puede ser un juego... Es as¨ª y no hay m¨¢s¡±.
Ha transcurrido un a?o desde que Lopetegui se hizo cargo de la selecci¨®n. Ha sido un periodo de calma, solo interrumpida por las apariciones de Piqu¨¦ para hacer reivindicaciones o denuncias en nombre del Barcelona y contra el Madrid. El car¨¢cter representativo que ha adquirido Piqu¨¦ como pseudodirigente cul¨¦ es evidente. A Lopetegui el asunto le molesta porque entiende que desv¨ªa la atenci¨®n de la selecci¨®n hacia cuestiones que pueden desestabilizar al grupo. Las reacciones de Ramos, la contraparte madridista, son lo menos preocupante. La percepci¨®n de la gente, como se vio en Murcia, puede derivar en un clima pernicioso. Lopetegui acab¨® cambiando a Piqu¨¦ en el descanso.
La brisa de la sierra enfri¨® la tarde en Murcia y lo que para muchos se present¨® como un amistoso a contramano y aburrido troc¨® en jornada de emociones fuertes. Hasta le robaron el bombo a Manolo El del Bombo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.