Gabriela Herrera, portera callejera, portera de primera
La guardameta de uno de los mejores equipos de la liga mexicana empez¨® su carrera al ganar un torneo de personas sin techo en ?msterdam
El pap¨¢ de Gabriela Herrera no dejaba que su hija jugara f¨²tbol. Una vez a los 13 a?os la sac¨® de un equipo. ¡°Era el primero en el que estaba, de puros ni?os, pero la entrenadora era mujer. Mi padre me hac¨ªa se?as de que me saliera del campo. Le ten¨ªa terror. Entr¨® al campo, habl¨® con ella. Ya no regres¨¦¡±, hurga en sus recuerdos Herrera.
Gaby, como le llaman de cari?o, guardaba sus botines de f¨²tbol en una mochila con sigilo. Lo hac¨ªa para no alertar a nadie en casa. Sal¨ªa a la calle, avanzaba algunos metros. Se cambiaba y se iba a las cascaritas, un modismo para referirse a los partidos callejeros. ¡°Es para marimachas¡±, le dec¨ªa el padre a una ni?a que solo quer¨ªa ser futbolista en un pa¨ªs donde las posibilidades de ser profesional son reducidas. Este fin de semana comienza la primera liga exclusiva para mujeres en M¨¦xico.
Trece a?os despu¨¦s ya no necesita esconderse. Es una de las tres porteras del Pachuca femenino. En la cancha es la l¨ªder, aunque una operaci¨®n en una de sus rodillas la mantiene inactiva. ¡°Para ser tan alta, es muy fuerte y sabe reaccionar muy bien. Una jugadora as¨ª no pude dejarla ir¡±, considera su entrenadora en Pachuca, Eva Espejo. Cuando naci¨® Gaby tuvo problemas para caminar. ?Correr? Eso era imposible. Las terapias la ayudaron a dar los primeros pasos y luego las zancadas.
El padre de Gabriela abandon¨® a su familia cuando ten¨ªa 15 a?os. Poco tiempo despu¨¦s, tambi¨¦n se fue su madre. ¡°?l nos inculc¨® el trabajar. No pod¨ªamos estar en la casa sin trabajar. Lo que gan¨¢bamos era la mitad para la casa y el resto para nosotros. De alguna forma mis hermanos y yo ¨¦ramos autosuficientes¡±, menciona la portera. ¡°La soledad es lo peor que pude sentir¡±, reflexiona.
¡°Todo lo que pas¨¦ lo reprim¨ª para poder seguir, incluso me costaba hacer amistades¡±, dice Herrera. ¡°Me aislaba. No ten¨ªa amigos porque no quer¨ªa que supieran lo que me hab¨ªa pasado¡±. Eso cambi¨® en 2015. Triunf¨® en un torneo estatal y fue elegida para jugar por M¨¦xico en la Homeless World Cup, la copa del mundo de los sin techo, un torneo que re¨²ne a personas hayan vivido situaciones de vulnerabilidad.
El equipo mexicano realizaba visor¨ªas en las que tomaba en cuenta las capacidades para jugar f¨²tbol y, quiz¨¢ lo m¨¢s importante, valorar las historias de vida de cada una de las jugadoras. A Gaby las palabras no le sal¨ªan. No pod¨ªa contar a unos extra?os su relaci¨®n familiar. Al hablar con los psic¨®logos todo el nudo se deshizo.
¡°En la terapia lo pude soltar. Pude proyectarme a¨²n m¨¢s hacia las personas, creo que era una persona muy insegura, con baja autoestima, aunque la gente no lo imagine¡±, dice antes de soltar una carcajada. En la Homeless World Cup, jugada en ?msterdam, fue la portera titular en una cancha de 22 metros de largo por 16 de ancho. El equipo femenino gan¨® el torneo, invictas en 13 partidos. Herrera y sus compa?eras, sus nuevas amigas.
¡°?Despu¨¦s del mundial me sali¨® familia debajo de las piedras!¡±, ironiza Herrera. Con la copa ganada, su equipo fue recibido en el despacho del magnate Carlos Slim, patrocinador del equipo, y luego por el presidente mexicano, Enrique Pe?a Nieto. Gaby encontr¨® un sitio en el equipo femenino de Puebla, ¡°pero las cosas ah¨ª no eran lo que pens¨¦. Me fui a Le¨®n a un proyecto en un colegio. Fui maestra de f¨²tbol¡±.
Desde al a?o pasado, Herrera se enter¨® que el Pachuca realizaba pruebas para formar a su primer equipo femenino, se inscribi¨® y la ficharon. ¡°No s¨¦ c¨®mo se le puede llamar: suerte o coincidencia. El f¨²tbol femenil esper¨® mucho por esta liga y a muchas se les pas¨® el tiempo. Tengo la fortuna de participar en esta liga¡±, menciona.
El Pachuca se ha erigido como un potente semillero de talentos en la rama masculina y ahora femenina. El club cuenta con una peque?a aldea de f¨²tbol con una universidad, canchas para todas las categor¨ªas, un par de gimnasios. All¨ª coinciden los equipos estelares de hombres y mujeres. Gaby se ha hecho muy amiga del portero en activo m¨¢s veterano y carism¨¢tico de M¨¦xico, ?scar Conejo P¨¦rez, de 44 a?os. Cuando la operaron de la rotura de ligamentos, P¨¦rez la visit¨® en el hospital. ¡°Me aconsejan y preguntan por la lesi¨®n¡±, dice la chica.
¡°Mi pap¨¢ me busc¨® despu¨¦s de la Homeless. Me empezaban a llegar mensajes del t¨ªo que nunca conoc¨ª. ¡®Te est¨¢ buscando¡¯. Al principio me sent¨ª molesta, ?por qu¨¦ me buscaba en ese momento? Lo volv¨ª a ver y parece que lo hab¨ªan cambiado¡±, cuenta. Gaby lo ha perdonado en el mejor momento de su carrera. Ella ya puede guardar sus cosas en la mochila sin preocuparse de que la descubran.
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