Tal, volc¨¢n en erupci¨®n permanente

Blancas: Ab1, Rc1, Td1, Th1, Dd2, Cc3, Cg3, Ah6; peones en a2, b2, d5, e4, f3, g4 y h5.

Negras: Ta8, Ac8, Te8, Cf8, Rg8, Ah8, Dc7, Cf6; peones en a6, c4, c5, d6, e5, f7, g6 y h7.

Hay motivos s¨®lidos para definir a Mija¨ªl Tal como uno de los mejores atacantes y una de las estrellas del ajedrez m¨¢s creativas de la historia, como ya vimos la semana pasada. ?l mismo dijo que cada partida era para ¨¦l un poema irrepetible, y la de este v¨ªdeo es otra de sus m¨¢s bellas producciones art¨ªsticas. La gan¨® frente a un rival de post¨ªn, Alex¨¢nder T¨®lush, en el 24? Campeonato de la URSS (1957), del que tambi¨¦n fue ganador, a los 20 a?os, el m¨¢s joven de la historia. Un triunfo tan sonoro -que repiti¨® en 1958- termin¨® de convencer a la Federaci¨®n Internacional (FIDE) para hacer una excepci¨®n y otorgar a Tal el t¨ªtulo de gran maestro, a pesar de que no cumpl¨ªa estrictamente las normas en cuanto a ¨¦xitos en torneos internacionales, porque apenas hab¨ªa salido de la URSS. Pero no es menos cierto que en los torneos nacionales del pa¨ªs m¨¢s grande del mundo, y del l¨ªder absoluto en ajedrez, as¨ª como en las Olimpiadas Universitarias de 1956 a 1958 (tres medallas de oro para la URSS y otras tres para ¨¦l por sus resultados individuales), el Genio de Riga convenci¨® a todos de que era un serio candidato para el trono del ajedrez.