La autoestima avala al Bar?a
Los cambios reactivan nuevamente al equipo azulgrana, que cont¨® de nuevo con el omnipresente Messi
Alrededor del Bar?a hab¨ªa ciertas dudas que no disipaban ni siquiera su condici¨®n de l¨ªder de la Liga. Ni entusiasmaba ni asustaba, m¨¢s bien se consideraba que su privilegiada posici¨®n era circunstancial, propiciada por los despistes del Madrid, la mano de santo de Valverde y sobre todo por el excelente momento de forma de Messi. La vida era de color de rosa para los azulgrana, afortunados en el campo y beneficiados por el calendario, ganadores de los siete partidos del torneo y los dos de Champions.
La sensaci¨®n era que se trataba de un equipo muy correcto que ten¨ªa la suerte de contar con el 10 de Rosario. Nadie se atrev¨ªa a apostar a su favor hasta que no afrontara un gran desaf¨ªo en el campeonato, un reto de mayor envergadura que el vivido con la diezmada Juve en el Camp Nou, un adversario duro de pelar como el Atl¨¦tico. Y su respuesta estuvo en consonancia con su trayectoria y las expectativas despertadas a su llegada a Madrid. Aunque no se sabe muy bien todav¨ªa qu¨¦ se le puede pedir ni a qu¨¦ aspira, discontinuo y camale¨®nico como se muestra, habr¨¢ que comenzar a tomar en serio al equipo barcelonista, por su competitividad, determinaci¨®n y capacidad para rebelarse contra la adversidad, convencido de que su suerte depende de su fe y su autoestima, dispuesto a pelear por los puntos f¨¢ciles y dif¨ªciles como el de ayer ante el plantel del Cholo Simeone. No paran los azulgrana de desmentir a quienes le niegan y aventuran su ca¨ªda tarde o temprano, fuera o en el Camp Nou.
Al equipo, ciertamente, le falta desequilibrio y profundidad, dos cualidades que reun¨ªa un solo jugador: Neymar. No las tienen los extremos (Demb¨¦l¨¦ ¡ªlesionado¡ª, Deulofeu, Aleix Vidal) ni los volantes (Denis Su¨¢rez, Sergi Roberto y Andr¨¦ Gomes), cuantos jugadores han desfilado por la punta de ataque desde la salida del brasile?o al PSG. No es que sean insustanciales, y por separado son futbolistas muy interesantes, sino que su peso no resulta decisivo en un equipo con la vocaci¨®n ofensiva del Barcelona. La productividad de Messi, los goles en propia porter¨ªa, las jugadas de estrategia y las llegadas de los volantes hab¨ªan disimulado las disfunciones en los partidos menores y anoche condicionaron las tres cuartas partes del partido del Metropolitano. Andr¨¦ Gomes, el elegido para ocupar el puesto de Neymar, era un medio inocuo en un equipo demasiado com¨²n, exento de talento, distinguido por la clase del Messi.
No le serv¨ªa de nada tener la pelota, ser paciente y estar atento al repliegue, porque el Atl¨¦tico le superaba con el juego entre l¨ªneas de Correa, los tiros de Griezmann, reducido por Ter Stegen, y el disparo a media distancia de Sa¨²l. Los rojiblancos encontraban la espalda de los medios barcelonistas y jugaban sorprendentemente mejor en cancha rival que en la propia, presionados por el Bar?a, chato y sin vuelo ante el centrado Oblak. El partido anunciaba una c¨®moda victoria del Atletico.
El Bar?a, sin embargo, se corrigi¨® con los cambios de Sergi Roberto, Deulofeu y Paulinho despu¨¦s de madurar el encuentro; tom¨® aire y velocidad; da?¨® al rival y si no gan¨® fue por la u?a de un dedo, desfondado como estaba el Atl¨¦tico. El encuentro qued¨® a merced del gatillo de Messi. Y entonces la fortuna le neg¨® el gol del triunfo, quiz¨¢ para que se mantenga la duda sobre el futuro del Bar?a, no respecto a su credibilidad porque el equipo se endurece, hay plantilla y entrenador y est¨¢ el gran Messi.
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