Aduriz resucita al Athletic ante el ?stersunds
Un gol de delantero devuelve la esperanza europea a los rojiblancos en la Liga Europa
En el proceso de recuperaci¨®n de asignaturas pendientes, el Athletic progresa adecuadamente en la combinaci¨®n, es decir, en la socializaci¨®n del juego que consiste sobre todo en darle el bal¨®n al mejor colocado, en su defecto al que no est¨¦ marcado y en su afecto atreverse con la inspiraci¨®n que siempre precede a las jugadas maestras. Y lo hizo hasta convertir el partido en un mon¨®logo, aunque a veces pareciera m¨¢s previsible que un debate de portavoces parlamentarios. Pero lo intentaba. Le ayudaba, sin duda, que el ?stersunds, imperial en su campo, cuando mereci¨® golear al Athletic pero su piedad le conden¨® a un empate imp¨ªo, accedi¨® a San Mam¨¦s con la calculadora a punto y el riesgo envuelto en papel de celof¨¢n en un bolsillo, a ver si no llueve. Entre un partido y otro, hab¨ªa una distancia sideral, solo compadecida por la equipaci¨®n de los equipos, modelo UEFA, o sea, que nadie juegue con su uniforme original.
La cuesti¨®n era que el Athletic dominaba en todo menos en el ¨¢rea, a donde llegaba manso. Nadaba bien, y con criterio, C¨®rdoba, insolente como un muchacho con la paga reci¨¦n recibida, atrevido, intr¨¦pido, con un punto de gallard¨ªa. Nadaba, pero en la orilla, la ¨²ltima brazada, el centro, chocaba con la ola defensiva el conjunto sueco. Y nadaba bien, por la otra orilla, Lekue, al que en tantas ocasiones le sobra inspiraci¨®n, que es algo parecido a la falta de criterio para elegir la opci¨®n m¨¢s razonable. Le puede el coraz¨®n, le avala la t¨¦cnica. Y en esa disputa a veces gana, a veces pierde.
El ?stersunds respir¨® aliviado cuando su portero Keita cometi¨® el error habitual... y no pas¨® nada. Fue una salida taurina, mirando al tendido, y no pas¨® nada. Ah¨ª se tranquiliz¨®. Ah¨ª comenzaron a desplegarse sus delanteros, a ense?ar que Sema incre¨ªblemente juegue en un equipo tan peque?o y a confiar en el control de la pelota de Bachirou. A ratos, a fogonazos, como las viejas locomotoras, en espera de la estaci¨®n. No era el ?stersunds que el Athletic conoci¨® en su pa¨ªs, sino el que quiz¨¢s esperaba cuando se realiz¨® el sorteo.
Se jugaba el Athletic el pasaporte europeo lo que ahuyentaba sus miedos y le obligaba a un romance de valent¨ªa. Ziganda no escatim¨® medios ni los futbolistas la actitud que hab¨ªan mostrado ante el Bar?a. Aunque Aduriz y Ra¨²l Garc¨ªa no gozaban del esplendor ofensivo (que si Lekue, que si C¨®rdoba, que si Williams,...) resulta que entre ambos se fabricaron un gol oportunista. Un centro rectil¨ªneo, presuntamente asequible para la defensa lo remat¨® Ra¨²l Garc¨ªa al larguero y lo remach¨® a la red Aduriz. Para eso est¨¢n, pens¨® San Mam¨¦s, para no amargarse con el anonimato y reclamar su firma en los momentos oportunos. Y la echaron. Era le en¨¦sima llegada del Athletic y la segunda que llegaba fresca a la orilla (la anterior la hab¨ªa firmado tambi¨¦n Aduriz con un cabezazo que repeli¨® Keita, 30 segundos despu¨¦s de su gran error).
Y eso vali¨® el partido. Y la resurrecci¨®n de Athletic en la Liga Europa donde ten¨ªa muy mal color. Negro, como el de su camiseta. La segunda. La de la UEFA.
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