Carmen Valero se prende el 261, el n¨²mero de la igualdad de la mujer en el deporte
La atleta catalana recoge el premio Derechos Humanos de la Abogac¨ªa Espa?ola concedido a Kathrine Switzer, la mujer que desafi¨® las reglas y corri¨® el marat¨®n de Boston en 1967
Kathrine Switzer termin¨® la carrera. ¡°La habr¨ªa terminado aunque hubiera sido a gatas¡±, dijo. El director del marat¨®n de Boston intent¨® echarla a empujones cuando se enter¨® de que aquel dorsal 261 lo llevaba una mujer y se hab¨ªa atrevido a participar en ¡°su¡± carrera; su novio le dijo que no corriera tan r¨¢pido, que se iba a cansar. Ella, que era mujer y que por ello no ten¨ªa derecho a participar, termin¨® el marat¨®n de Boston, y lo termin¨® por delante de su novio, que no aguant¨® su ritmo. Ocurri¨® en 1967. Tuvieron que pasar cinco a?os, hasta 1972, para que el mundo del atletismo entendiera que no pod¨ªa cerrar la puerta que Switzer hab¨ªa abierto y permiti¨® definitivamente a las mujeres correr maratones.
50 a?os despu¨¦s de aquel Boston de la epifan¨ªa de la mujer, el Consejo General de la Abogac¨ªa ha convertido la entrega de los premios de los Derechos Humanos en un acto-alegato por los derechos de la mujer como deportista, a¨²n inferiores a los de los hombres. Switzer, la mujer premiada, no pudo asistir al acto. En su lugar, para alegr¨ªa de la atleta norteamericana que se lo agradeci¨® en un v¨ªdeo, lo hizo Carmen Valero, la pionera del atletismo espa?ol en los a?os duros para las mujeres y tambi¨¦n para los hombres del franquismo. El dorsal 261, prendido en el pecho de Valero el jueves pasado en Madrid, se transform¨® en un s¨ªmbolo de la lucha por la igualdad a¨²n lejana.
¡°Creo que cualquier persona en el mundo merece un premio de derechos humanos si ve una injusticia y la corrige¡±, dijo desde Nueva Zelanda en un v¨ªdeo Switzer, quien despu¨¦s de convertirse en la primera mujer que corr¨ªa con dorsal el marat¨®n del Boston recorri¨® el mundo organizando carreras para mujeres. ¡°Particip¨® en esas carreras un mill¨®n de mujeres¡±, dijo. ¡°Y los datos se los enviamos a la federaci¨®n para que el marat¨®n femenino fuera admitido en los Juegos Ol¨ªmpicos, lo que no ocurri¨® hasta 1984¡±.
Cont¨® Switzer, nacida en 1947, que si no hubiera terminado aquel marat¨®n de Boston otras mujeres nunca creer¨ªan en s¨ª mismas y se seguir¨ªa creyendo que las mujeres no pod¨ªan participar en aquello que les estaba vedado, y Carmen Valero podr¨ªa haber dicho am¨¦n, y lo dijo, y tambi¨¦n podr¨ªa haber a?adido, y lo a?adi¨®, que ella siempre crey¨® en s¨ª misma cuando se pon¨ªa unas bambas para correr, que los que no cre¨ªan en la mujer eran los directivos del atletismo de la ¨¦poca, los a?os 70 en Espa?a, y que ella tuvo que ganar dos Mundiales de cross para dejar de ser invisible.
¡°Yo, a los 19 a?os fui tercera en un Campeonato del Mundo, y el siguiente a?o, en Chepstow (Pa¨ªs de Gales), cuando ¨ªbamos a hacer la reuni¨®n t¨¦cnica, los hombres no nos dejaron ir a las mujeres¡±, cuenta Valero, nacida en 1955. ¡°El directivo de la federaci¨®n nos dijo en los pasillos del hotel: no, ya la hemos hecho con los chicos... ¡®Vosotras, las espa?olas, ya lo sab¨¦is, sois unas culonas y unas pechugonas que no serv¨ªs para nada¡¯. Me lo dec¨ªa a m¨ª, que me hac¨ªa 25 y 30 kil¨®metros diarios... Y al d¨ªa siguiente gan¨¦ mi primer Mundial. A los chicos les promet¨ªan 6.000 pesetas por ganar un Mundial. Ninguno lo consigui¨®. A m¨ª me dieron 200 pesetas por los m¨ªos¡±.
En el extranjero, en un viaje a Alemania con la selecci¨®n, a Valero se le empezaron a abrir los ojos sobre la diferencia de la condici¨®n de la mujer en Espa?a y en Europa. All¨ª pod¨ªa correr con la braguita que usan todas las atletas del mundo, mientras que en Espa?a deb¨ªa hacerlo con bombachos. ¡°Y all¨ª llegu¨¦ y vi que chicos y chicas compart¨ªan las duchas sin problemas¡±, dice. ¡°En cambio, los espa?oles, se quedaban por fuera, mirando... Ya ten¨ªan all¨ª otra cultura. Nos sacaban por lo menos 30 a?os de diferencia¡±.
En el acto de Abogac¨ªa se recalc¨® que en 2017 el problema principal del deporte femenino en Espa?a no es la falta de visibilidad, aunque se sigue dando, o el escaso n¨²mero de mujeres en puestos directivos o t¨¦cnicos, sino la diferencia ante la ley de hombres y mujeres deportistas.
¡°En Espa?a, a las mujeres les toca trabajar mucho m¨¢s para ser tratadas igual que los hombres. En la caja de ahorros en la que he trabajado toda la vida, la mayor¨ªa de puestos de responsabilidad los ocupan los hombres. Las mujeres est¨¢n para los trabajos administrativos. La cosa ha cambiado poco a poco. Estamos dando pasitos peque?os, peque?os granitos de arena, y al final tendremos lo que nos merecemos¡±, dice la primera atleta espa?ola campeona del mundo, quien reconoce que solo hace pocos a?os se dio cuenta del valor ejemplar de lo que ella hab¨ªa conseguido. ¡°S¨ª, quiz¨¢s he sido pionera sin darme cuenta. Yo no le daba importancia porque lo que me gustaba era correr. Me gustaba correr porque no necesitaba dar explicaciones a nadie, me las daba a m¨ª misma. Era mi espacio de libertad. Necesitaba ir a correr¡±.
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