Otra Vuelta de tuerca
La carrera ciclista espa?ola tendr¨¢ en 2018 nueve finales en alto y descubrir¨¢ para el ciclismo tres monta?as in¨¦ditas
La Vuelta es un peque?o entramado de lugares hasta entonces misteriosos o de nula resonancia ciclista que salen a la luz bendecidos. Es el acto de la presentaci¨®n, que oficializa todos los rumores sobre cumbres secretas, subidas estrechas y puertos que solo las cabras ascienden en la Espa?a m¨¢s profunda, como la apertura de un regalo bien envuelto que solo contemplado en su totalidad da medida de su valor. La Vuelta del 18 saldr¨¢ de M¨¢laga el 25 de agosto y terminar¨¢ en Madrid el 16 de septiembre. Tendr¨¢ nueve finales en alto, entre cuestas cortas y puertos antiguos y nuevos, un par de contrarrelojes individuales (de ocho y 33 kil¨®metros, respectivamente) y una etapa reina en Andorra el s¨¢bado 15 de septiembre que sintetiza el sentido de la Vuelta: corta y sin respiro. 100 kil¨®metros para alcanzar el alto de la Gallina andorrana, desde donde se ve Madrid, dicen. 4.000 metros de desnivel positivo acumulado: como un puerto de 100 kil¨®metros de largo al 4% de media.
Las figuras y exfiguras del ciclismo espa?ol, al ver el mapa, dijeron jop¨¦. Alberto Contador es el ciclista al que la Vuelta, los recorridos tan cambiantes, dio un sentido a su forma de correr, la de los ataques preparados y planificados con mucho detalles pero que parec¨ªan, cuando los lanzaba, fruto del inconsciente, de la locura. Ve im¨¢genes del pasado y lo ve ya borroso, o pixelado; ve el futuro, sin ¨¦l, y dice que le da ¡°cosilla¡±. Mikel Landa, el joven, y Alejandro Valverde, el viejo, los que portar¨¢n las esperanzas del ciclismo espa?ol al menos este 2018 le oyeron hablar y asintieron. La Vuelta crea a sus propios ciclistas.
¡°El espectador pide ¨¦pica¡±, explica el fil¨®sofo de la Vuelta, su director, Javier Guill¨¦n, que le ha encontrado un sentido comercial a una carrera que no se encontraba, a la sombra del Tour gigante y el Giro tan italiano, tan enraizado en la historia del ciclismo. En el siglo XXI, ¨¦pica ya es una palabra que no traslada a la guerra, al llanto y al crujir de dientes, sino simplemente a ataque en un repecho, a la imagen, a una foto, a un escalador de pie sobre la bici. A la Vuelta.
La Vuelta descubrir¨¢ en Granada para el ciclismo la subida de Alfacar, no lejos de la carretera del barranco de V¨ªznar, donde fusilaron a Lorca; y en Vizcaya subir¨¢ al monte Oiz, que hasta ahora solo se asociaba con un choque de un avi¨®n cargado de pasajeros. Y en Asturias, en Nava, entre la Camperona un d¨ªa y los Lagos de siempre al d¨ªa siguiente, con doble raci¨®n de Fito, por si acaso, Les Praeres, otro puerto para la colecci¨®n de imposibles.
¡°?Ufff! Esta ¨²ltima semana¡¡±, dice Landa, que ve que la ¨²ltima semana son ocho d¨ªas, todo el Cant¨¢brico de Oeste a Este, desde Estaca de Bares y su faro golpeado hasta Andorra: seis llegadas de monta?a y una contrarreloj en Santillana. ¡°No me voy a quejar, porque soy escalador y es lo m¨ªo, pero es muy duro¡±. Landa anunci¨® oficialmente que s¨ª que correr¨¢ la Vuelta y que al Giro no ir¨¢, porque quiere llegar fresco al Tour. Correr¨¢ la Vuelta con el Movistar de Valverde, que piensa m¨¢s en el Mundial de Innsbruck, dos semanas despu¨¦s del final de la carrera espa?ola.
Y Guill¨¦n, el mago que dio con la f¨®rmula y recibe todos los d¨ªas llamadas de ayuntamientos y aficionados que le dicen que en su pueblo hay una subida que quita el hipo y encima est¨¢ sin asfaltar, m¨¢s ¨¦pica, les responde a todos: ¡°La Vuelta es la Vuelta¡±. ¡°Ser¨¢n todo lo discutidas que sean las etapas que propongo, pero funcionan¡±, resume. ¡°Es lo que el p¨²blico quiere¡±.
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