El Real d¨¦ficit de Cristiano
El baj¨®n del Madrid tiene mucho que ver con la decadencia goleadora del luso, cuya extraordinaria eficacia tantas veces estuvo por encima del juego
En el testamento del actual Real Madrid nada es m¨¢s menguante que el ataque que deletrea Cristiano Ronaldo, cuyo futuro inquieta tanto como su presente. Al menos al club, porque el jugador parece seguir inmerso en su esplendoroso ayer sin reconocer su terrenal hoy. Y nada condiciona m¨¢s al equipo. A un Madrid que desde la llegada del genio ha ido al rebufo de su extraordinaria eficacia, lo que ha prevalecido sobre el juego en s¨ª. No han sido pocas las ocasiones en las que la vigencia del portugu¨¦s se ha impuesto mucho antes que el juego. Pero hoy el relato es otro. Sin el goleador nuclear que ha sido CR el Madrid se siente extraviado, sin remedio cuando siente el m¨¢s m¨ªnimo azote.
El Real, que ni en las altas cumbres fue un certamen defensivo, se resguarda como el triunfal curso anterior, pero ha perdido gancho ofensivo. Le dan la misma cera, pero ya no noquea con frecuencia. De momento, es un conjunto de pies blandos. Los n¨²meros lo enfatizan: en las primeras 21 jornadas de Liga de la pasada temporada los de Zidane hab¨ªan encajado 20 goles, solo uno menos que en esta campa?a. Ocurre que lleva anotados once tantos menos, una mochila pesad¨ªsima. Se han descontado los seis que llevaba Morata a estas alturas ligueras, m¨¢s otros tantos que de forma excepcional ya sumaba Sergio Ramos. ?Y la BBC? Ah¨ª est¨¢ gran parte del meollo. Bale est¨¢ uno por encima, Benzema dos por debajo y Cristiano es el m¨¢s afectado con cinco bingos de retraso. Curioso, todos han jugado los mismos o m¨¢s partidos ligueros.
Hoy, menos que nunca, ninguno tiene motivos, si es que alguna vez los hay, para desairar a nadie, ya sea al t¨¦cnico que ordene un relevo, a un c¨¢mara de televisi¨®n o a quien se tercie. Como estupendos futbolistas que son han sido consentidos de la gloria. Cuando se la han merecido otros se han puesto el mono para evitar su remangue. Pero, al menos hasta la fecha, han dejado de ser el flotador regular del Madrid.
A Ramos y Carvajal, con Varane mal ubicado, les pillaron la espalda con facilidad ante el Levante. Ni mucho menos ha sido la primera ocasi¨®n. A veces por errores propios y muchas por las desatenciones de otros. A cambio del destape, el at¨®mico martillo de CR y sus camaradas de vanguardia maquillaba el asunto. Hoy, pese al par¨¦ntesis de las goleadas al D¨¦por y el Valencia, ya no es as¨ª.
El Madrid solo ha encajado un gol m¨¢s que en la pasada Liga, pero lleva once menos marcados
Un enredo may¨²sculo para Zidane, tan desconcertado que no sabe qu¨¦ rumiar. Ha pasado de ni negociar la BBC ¡ªa costa de quien fuese, Asensio, Isco¡ª, a sustituirles m¨¢s de lo esperado. Que Bale y CR se fueran al banco ante el Levante con el partido en el aire result¨® algo m¨¢s que sintom¨¢tico. Ins¨®lito. M¨¢xime cuando no se adivinan otros motivos para ambos relevos que su mala actuaci¨®n. Ni el Madrid ten¨ªa por delante partido entre semana ni el estado del terreno de juego, caso del de Cornell¨¤ y otros magullados por el temporal, supon¨ªa alg¨²n riesgo de lesi¨®n.
Tras anotar dos tantos en Vigo y un golazo al Deportivo, Bale, que florece solo a ratos, ya hab¨ªa sido cambiado en los dos encuentros anteriores al del Ciudad de Valencia, frente al Villarreal y en Mestalla. All¨ª, en feudo valencianista, tambi¨¦n fue despachado antes de tiempo Benzema, que se fue con malas pulgas. Y eso que suele ser el m¨¢s se?alado de los tres. No as¨ª contra el Levante, donde, en contra de lo habitual, su t¨¦cnico le dio carrete hasta el final en detrimento del gal¨¦s y CR. El portugu¨¦s no arm¨® la bronca de septiembre de 2016 cuando casi se carga la caseta del Las Palmas al dejar el campo grancanario antes del final. Eso s¨ª, en Levante la tom¨® con un c¨¢mara de televisi¨®n al llegar al banquillo con muecas de disgusto y ni un saludito a Zidane. CR solo ha sido relevado en el 9,5% de los 401 partidos que ha disputado como madridista (esta Liga la ¨²nica vez en el 5-0 al Sevilla), pero el globo del ombligo no se le desinfla ni cuando resulta evidente que ha perdido tonelaje.
Puede que CR pegue un arre¨®n en la Copa de Europa como en la edici¨®n precedente y entonces reclame que se comprueben sus estad¨ªsticas en google. Hoy, en Liga, estas son: ha necesitado 115 remates para marcar cada 187,88 minutos, mientras que en el torneo anterior con 84 goleaba cada 100 minutos. CR sin gol, del que ha sido su majestad, no tiene otro dictado.
Ni en estos malos tiempos CR tuvo un atisbo de generosidad con Zidane. Siquiera una leve caranto?a para despejar cualquier indicio de mal rollo. Acertara o no, todo es discutible, lo cierto es que el entrenador tiene que gestionar el hoy, no el ayer, por m¨¢s que se trate de un ilustr¨ªsimo pasado. Ni Zidane, y mucho menos los c¨¢maras de televisi¨®n, son culpables de su baj¨®n, sea o no epis¨®dico, lo remedie o no ante el PSG o cualquier otro.
CR no puede confundir el ayer con el hoy, porque el bal¨®n no siempre es de oro
Otro factor ha contribuido a la merma ofensiva del Madrid. Tiene que ver con el alma. El certificado como esp¨ªritu Ramos se ha esfumado. En la Liga 2016-2017, el equipo anot¨® 23 goles, once de ellos decisivos, a partir del minuto 80. En lo que va de temporada solo ocho y apenas dos con trascendencia, uno de Asensio que supuso el empate con el Valencia en Chamart¨ªn y otro de Cristiano para triunfar en Getafe. Sin la misma fe, sin ese cr¨®nico desfogue emocional y sin la punter¨ªa de CR transita el Madrid hacia la Copa de Europa. Hist¨®ricamente ha sido su gran motor emocional y que nadie descarte que sea la mejor pista posible de despegue hasta para este Real tan bacheado. Puede ser. Mientras, a sus 33 a?os, los principales achaques de Cristiano solo tienen que ver con Cristiano. Grande, muy grande, enorme en las buenas ahora le toca remar contra la peor corriente que se le recuerda. Y de nada le servir¨¢ mirar por el retrovisor, confundir el ayer con el hoy. La eternidad futbolera la tiene ya ganada. En Madrid o donde sea. De lo que se trata ahora es de golear al presente. El bal¨®n no siempre es de oro.
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