El Athletic se lava la cara ante el Valencia
Se adelant¨® el equipo de Marcelino pero los rojiblancos reaccionaron en la segunda mitad
Cambiar la racha, cambiar el juego, cambiar los gritos por aplausos, recuperar alguna esencia rojiblanca que enganchase el hilo del juego con el hilo musical festivo y no con el rap del desconsuelo. Parec¨ªa que s¨ª, salvo unos minutillos en los que el Valencia (con muchos cambios) gobernaba con mano blanda, m¨¢s midiendo el ¨ªmpetu del rival que buscando un abordaje; el resto, el Athletic decidi¨® reducir el campo a la banda izquierda para que C¨®rdoba y Saborit se hartasen de tirar centros, que siempre tropezaban en alg¨²n defensa sin que alcanzasen el vuelo necesario para buscar la cabeza de Aduriz o Ra¨²l.
Era un Athletic monocorde, pero corajudo y solo por ello se advert¨ªa alg¨²n cambio, mientras el Valencia iba acotando su terreno en busca de alg¨²n salto inesperado. Kondogbia era el ingeniero con buzo y casco, mientras el jovenc¨ªsimo Ferran Torres comenzaba a asomar sus habilidades.
El gol del Valencia fue la suma de dos talentos y varios errores. Fue un ataque largo y repetido, por la blandura de la defensa rojiblanca para alejar el peligro, en la ¨²ltima acci¨®n Ferran amag¨® con centrar, la defensa se acul¨® un poco m¨¢s y el bal¨®n le fue en horizontal a Kondogbia, que golpe¨® con el interior del pie izquierdo ajustando el gol con un comp¨¢s de aquellos tiempos.
Nadie esperaba que con la nevada que cay¨® en Bizkaia, el Athletic obrase la magia de convertir ese juego en una funci¨®n del circo de sol. No, fue una primera mitad de un d¨ªa laborable, en la que solo pasaron dos cosas: el gol del franc¨¦s y el penalti que Neto, muy avispado, le adivin¨® y le repeli¨® con los pu?os.
Eso pas¨® y no pas¨® m¨¢s, y el p¨²blico tragando saliva porque las segundas partes del Athletic suelen amenazar derribos m¨¢s que reconstrucciones de urgencia. Pero tambi¨¦n es muy extra?o que nieve en Bilbao a ras de acera y 33 a?os despu¨¦s la nieve fue una sorpresa. Quiz¨¢s por eso, porque est¨¢n cambiando los tiempos, la segunda mitad fue un homenaje al esfuerzo. El partido se volvi¨® intenso, con aires de ida y vuelta, aunque con preeminencia rojiblanca, que de pronto se palp¨® los genes y sinti¨® algo conocido.
El de De Marcos reconoc¨ªa esa ambici¨®n, compartida con el p¨²blico, por igualar al menos un encuentro que el Valencia ni gobernaba del todo, ni llegaba a romperlo la sabidur¨ªa de Kondogbia y la fuerza de Coquelin, las dos almas francesas del Valencia.
Kepa respondi¨® a las dos ¨²nicas oportunidades del Valencia en sendas paradas soberbias Y luego tira y afloja entre dos equipos que quer¨ªan ganar aunque las f¨®rmulas utilizadas no eran siempre las m¨¢s art¨ªsticas, sino generalmente las m¨¢s industriales. Y quien m¨¢s quien menos se fue contento de San Mam¨¦s. El p¨²blico bilba¨ªno vio un empate m¨¢s, otro y otro, pero no lo sinti¨® como un empate m¨¢s. Lo vio como un duelo m¨¢s de aquellos tiempos. Y curiosamente el Valencia sigue sin ganar en el nuevo San Mam¨¦s. Distintas formas de ver un partido y juzgar un resultado.
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