El Giro refleja la Jerusal¨¦n dividida
¡°La carrera nos permitir¨¢ mostrar que Israel no es solo conflicto¡±, dice una aficionada
Miles de espectadores, la mayor¨ªa israel¨ªes, se echaron a la calle este viernes, en Jerusal¨¦n, para apoyar el inicio del Giro, que, por primera vez en la historia, empez¨® fuera de Europa.
Una vez m¨¢s se hizo patente la divisi¨®n de la Ciudad Santa.
A un lado de la l¨ªnea verde ¡ªla frontera reconocida por la ONU que divide el Este del Oeste¡ª, los palestinos se afanaban en sus quehaceres como cualquier otro viernes. ¡°Es propaganda para normalizar la ocupaci¨®n y para lograr un reconocimiento que no tendr¨¢n hasta que Jerusal¨¦n Este sea la capital del Estado palestino¡±, dec¨ªa Abu Admad, un tendero de la ciudad vieja para el que lo ¨²nico bueno del inicio del Giro es que habr¨ªa m¨¢s posibles clientes paseando por el casco antiguo.
Al otro lado de la muralla, en el Oeste de la ciudad, de mayor¨ªa jud¨ªa, se celebraba un d¨ªa festivo en el que los aficionados al ciclismo y curiosos se arremolinaban para ver c¨®mo los corredores calentaban y reconoc¨ªan la contrarreloj que dar¨ªa el pistoletazo de salida a la 101 edici¨®n de la carrera italiana. ¡°Me he pedido el d¨ªa libre porque para nosotros es algo ¨²nico. Israel ha hecho un gran esfuerzo y queremos apoyar la iniciativa animando a pie de calle a los ciclistas¡±, aseguraba David Zakin, israel¨ª de origen franc¨¦s, residente en el asentamiento de Maale Adummin.
Cerca de la meta, la dise?adora de joyas, Orly Wexler y Ronit Dagan, jubilada residente en Herzliya ¡ªen la costa israel¨ª¡ª esperaban pacientemente el inicio de la corsa. ¡°Acabamos de llegar en autob¨²s porque estamos convencidas de que tenemos una oportunidad ¨²nica de mostrar al mundo que Israel no es solo conflicto y enfrentamiento. Tenemos que aprovechar la visibilidad que nos va a dar el Giro para dar la verdadera imagen de nuestro pa¨ªs, lo que nosotros vivimos d¨ªa a d¨ªa¡±, explicaba Ronit protegida del sofocante sol con una enorme pamela y unas modernas gafas de sol.
Frente a la euforia hebrea por haber logrado que Jerusal¨¦n quede en los anales del ciclismo como ¡°la ciudad israel¨ª¡± en la que comenz¨® el Giro, decenas de ciclistas pedalearon por las calles de Ramala, en un gesto simb¨®lico para mostrar la otra cara de la moneda: la de los que abogaban por el boicot a la carrera. ¡°Hemos venido porque somos italianas pero nadie sabe que estamos aqu¨ª. Las ONG que trabajan en Cisjordania decidieron secundar el boicot al Giro pero nosotros, como italianas, no podemos. Creemos que hay que tender puentes y no dejar que los intereses pol¨ªticos rijan todo¡±, asegura Paola (nombre ficticio), cooperante, residente en Bel¨¦n, que asegura que ¡°su osad¨ªa¡± les puede costar el puesto.
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