El f¨²tbol cuando est¨¢s lejos
Los expatriados viven el deporte como un elemento de uni¨®n y de anclaje con sus or¨ªgenes
El Atl¨¦tico gan¨® el pasado mi¨¦rcoles la Europa League y eso puso muy contenta a mucha gente en muchas partes. Blanca sal¨ªa de trabajar en Brasil con una sonrisa. C¨¦sar lo vio con sus compa?eros de pe?a en D¨¹sseldorf, Alemania. Adri¨¢n casi cierra Praga para celebrarlo. Toni vol¨® desde Londres a Lyon para vivirlo en directo, y al d¨ªa siguiente vuelta a la capital brit¨¢nica. Hubo resacas, pero de las felices. El f¨²tbol es m¨¢s que una afici¨®n para muchos expatriados y erasmus espa?oles. Es una forma de conectar con gente en un lugar nuevo. Es un ancla emocional y permanente con las personas y la vida que dejan. Y es un gran plan en cualquier rinc¨®n del mundo.
Adri¨¢n Anet es uno de los casi 2,5 millones de espa?oles que residen en el extranjero seg¨²n la ¨²ltima estad¨ªstica del INE, una cifra que ha crecido en un mill¨®n de personas desde 2009. ¡°Somos muchos en Praga entre erasmus y expats. Llegu¨¦ en agosto de 2016, yo ya hab¨ªa vivido antes en Incheon [Corea del Sur] y Varsovia [Polonia], como estudiante, y la verdad es que la experiencia aqu¨ª es inmejorable¡±, asegura este ronde?o de 26 a?os. Como rojiblanco de pro, ha ido extendiendo ¡°la doctrina del cholismo¡± all¨¢ donde ha ido, y trata de no perderse ni un partido del Atl¨¦tico. El ¨²ltimo fue especial: Adri¨¢n ha vivido tres finales europeas de su equipo lejos de casa, y esta es la primera en la que ganan.
El f¨²tbol le ha ayudado a hacer amigos. ¡°Nos hemos juntado un grupo bastante sano y variado con gente del sur. Aficionados del Atl¨¦tico, del C¨¢diz, ?incluso del Fulham!¡±, cuenta el malague?o, profesor de espa?ol. Su plan habitual depende del horario del partido, que en este caso no var¨ªa respecto al espa?ol: ¡°No nos perdemos nada, dependiendo de la cu¨¢ndo empiece, comemos y vemos el partido en un bar, o lo vemos con ca?as y luego salimos¡±. Para la final contra el Olympique de Marsella ten¨ªan planeado ir a una terraza con pantalla exterior, pero (¡°esto no pasa en M¨¢laga¡±) llovi¨®, as¨ª que se refugiaron en una cervecer¨ªa. Adri¨¢n acab¨® sin voz, ¡°aunque al final hubo cierto control, porque era jueves¡±. Los jueves no hay demasiada vida nocturna en Praga, otra diferencia con Espa?a.
No hay ciudad europea con una universidad medianamente relevante que no acoja cada a?o a una colonia m¨¢s o menos numerosa de estudiantes espa?oles. Este curso rozan los 40.000, lo que vuelve a convertir a Espa?a en el tercer pa¨ªs que m¨¢s erasmus env¨ªa (tambi¨¦n es el que m¨¢s recibe). Pablo Sanjuan, de 25 a?os, afronta el ¨²ltimo a?o de su carrera de Relaciones Laborales y Recursos Humanos con una beca en Budapest. ¡°Probablemente entrar¨¦ en depresi¨®n cuando termine la erasmus¡±, bromea este gaditano, madridista y cadista, que no se perder¨¢ la final de Champions aunque le falte compa?¨ªa. ¡°La ver¨¦ rodeado de hinchas de otros equipos, porque los del Madrid se van de viaje. Nuestro plan suele ser ir a ver los partidos a un irland¨¦s, el Jack Doyle¡¯s, o a casa de un amigo que tiene tele por cable, y as¨ª lo vivimos con los comentaristas espa?oles, que sabe mejor¡±, relata.
Madrugar o no dormir
Otros lo tienen todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. Jos¨¦ Manuel Jim¨¦nez cambi¨® Murcia por S¨ªdney para aprender ingl¨¦s y poder trabajar como profesor en un colegio biling¨¹e. Como buen seguidor madridista trata de no perderse un encuentro del equipo, pero vivir en las ant¨ªpodas tiene sus complicaciones: ¡°Los grandes partidos suelen empezar a las 4:45 de la madrugada, eso en horario de verano; porque cuando hay 10 horas de diferencia es a¨²n m¨¢s complicado. O los ves con amigos en el Casino de S¨ªdney, que abre 24 horas, o los ves solo en casa al levantarte con un buen caf¨¦¡±. A Gaspar de Osma, que se fue de Madrid a M¨¦xico DF, le pilla a la hora de comer. ¡°Si es entre semana, como la Champions, luego toca volver a currar¡±, lamenta este consultor financiero y madridista de 29 a?os. A Blanca Mena le ocurre algo similar en Sao Paulo.?¡°Suelo coger los partidos empezados o acabando porque es cuando salgo de trabajar¡±, sostiene esta economista colchonera de 31 a?os. Peor a¨²n: Nacho ?lvarez, gijon¨¦s de 42 a?os, ingeniero industrial en Atlanta, Estados Unidos. Y del Sporting, que en las pr¨®ximas semanas se juega el ascenso a Primera. ¡°Aqu¨ª no tengo forma de ver la Segunda divisi¨®n, as¨ª que me toca actualizar las apps todo el rato, preguntar por Whatsapp a los que siguen all¨ª y sufrir mucho¡±.
Todos utilizan las aplicaciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea para disfrutar el partido con sus familiares y amigos de siempre y sentirlos cerca. Se echa de menos ver el f¨²tbol en casa. ¡°Ver partidos como la final de la Europa League con mis padres o mi hermana en Ronda es especial y se hace raro pese al paso paso de los a?os¡±, valora Adri¨¢n Anet desde Praga. ¡°Nosotros solemos ir a ver los partidos al Centro Gallego de Fr¨¢ncfort. All¨ª dan tapas, se anima y hay bullicio como en Espa?a, te hace sentir que est¨¢s all¨ª¡±, cuenta la madridista Jasm¨ªn Garc¨ªa, de Alcab¨®n (Toledo) que lleva ya cinco a?os en Alemania. ¡°Te acuerdas de cuando ibas al campo y antes hac¨ªas la cl¨¢sica previa con los amigos¡±, menciona Alejandro Ardid, vigu¨¦s de 30 a?os que lleva desde octubre en Nueva Zelanda mejorando su ingl¨¦s. ¡°Aunque aqu¨ª el f¨²tbol se vive much¨ªsimo y muchos mexicanos conocen la liga espa?ola, el ambiente nunca es el mismo que all¨ª. Y los narradores tampoco, aqu¨ª son medio malos¡±, comenta Gaspar de Osma.
El f¨²tbol funciona como elemento de uni¨®n en cualquier lugar. ¡°La parte divertida de verlo en Alemania es que para los de aqu¨ª el f¨²tbol es muy importante. Las bromas en el trabajo eran recurrentes. Mi jefe de departamento es super fan del Bayern, me amenaz¨® con no firmarme las vacaciones si ganaba el Real Madrid. Al final me las ha dado igual¡±, relata Jasm¨ªn desde Fr¨¢ncfort. ¡°En Nueva Zelanda el f¨²tbol es minoritario [no lo practica ni un 1% de la poblaci¨®n de Ocean¨ªa, seg¨²n la FIFA] y la liga no est¨¢ tan profesionalizada. Eso hace que puedas conocer a los jugadores, porque aqu¨ª hacen tercer tiempo, como en el rugby. Gracias a ello he hecho buenos amigos, algunos tambi¨¦n espa?oles, porque en el equipo de Auckland juegan varios y su entrenador es catal¨¢n¡±, destaca Alejandro Ardid. Buena parte de la labor de uni¨®n y evangelizaci¨®n la llevan a cabo las pe?as. El Atl¨¦tico tiene 40 de sus m¨¢s de 700 pe?as en el extranjero, en lugares como Australia, Jap¨®n, Timor Leste o Per¨². El Real Madrid pasa de las 150, con mucha presencia en China, Estados Unidos u Oriente Pr¨®ximo y asociaciones en Guatemala, Indonesia, Nueva Zelanda o Liberia.
Con el final de temporada llegan los ¨¦xitos de los equipos. ¡°Echo mucho de menos las celebraciones. El poder salir a la calle y cantar, gritar, saltar... En Madrid ir a la Cibeles, o estando en el pueblo ir a alguna fuente y el sonido de los cohetes¡±, afirma Jasm¨ªn Garc¨ªa. ¡°Aunque no est¨¦ Neptuno, es un orgullo ser colchonero, ponerte la camiseta rojiblanca y que te feliciten hasta en Praga cuando ganas¡±, se congratula Adri¨¢n Anet. Gaspar tiene m¨¢s suerte en el DF: ¡°Cerca de mi casa hay una r¨¦plica de Cibeles que espero que se llene de madridistas el pr¨®ximo s¨¢bado¡±. As¨ª se sentir¨¢n en casa, aunque est¨¦n muy lejos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.