Frente a la nostalgia de Hinault, el Tour inventa la salida a lo Moto GP
La polic¨ªa fumiga a unos ganaderos que quer¨ªan cortar la carrera con gases lacrim¨®genos que llegan al pelot¨®n, la v¨ªspera de la etapa m¨¢s publicitada
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
![Un antidisturbios fumiga con gas pimienta a una campesina para abrirle paso a un coche del Tour.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KH44WEYY2HN6W6K5LX7QH2KDJI.jpg?auth=11490bb272030bbf63513c4e46398b1fd00dcedcc8bee2b02130a8fb848a1c53&width=414)
Lo viejo y lo nuevo siguen luchando en las carreteras del Tour, y no se sabe si es peor la nostalgia por lo imposible o las ideas de la modernidad. El ciclismo, deporte antiguo, sigue peleando con sus contradicciones.
Los viejos que quieren salvar el Tour de la monoton¨ªa hablan del pasado, de Oca?a y Fuente en Luchon y la filosof¨ªa del Lute, revienta o triunfa, y el Tour responde con ideas de creativos de marketing que nunca han visto una carrera ciclista. Los aficionados, desconcertados, se sienten cada vez m¨¢s ajenos.
Los agricultores y ganaderos, eternos y universales descontentos ¡ªcomo los ciclistas, son la parte antigua del paisaje, y tambi¨¦n pelean contra la modernidad¡ª, organizaron un intento de corte de la carretera, una cinta estrecha de asfalto desgastado entre campos de ma¨ªz y barbechos, para protestar por el precio del cordero. La polic¨ªa moderna respondi¨® de una manera absurdamente violenta, utilizando sprays de gas lacrim¨®geno para fumigarlos como si fueran insectos. Los viejos echaron de menos inmediatamente a los campeones de antes, al Bernard Hinault que al llegar durante una Par¨ªs-Niza de 1984 ante una manifestaci¨®n de obreros de un astillero que le cerraban el paso protestando contra la reconversi¨®n naval se baj¨® inmediatamente de la bicicleta y la emprendi¨® a pu?etazos contra los trabajadores.
Qu¨¦ car¨¢cter el de Hinault, el Tej¨®n, admiraron todos entonces. Al menos, se reconoce ahora, no ejerci¨® la violencia desde una posici¨®n de superioridad, y recibi¨® alg¨²n empuj¨®n a cambio, y, sobre todo, su acci¨®n no acab¨® perjudicando a su pelot¨®n, como s¨ª lo hizo la de los antidisturbios de Macron en el Tour blindado, que obligaron a que se detuviera la carrera hasta que a los ciclistas que llegaron poco despu¨¦s al campo de batalla se les pasaran los efectos en sus ojos de las part¨ªculas de gases irritantes que a¨²n flotaban en el aire. No hac¨ªa ni 30 kil¨®metros que hab¨ªan partido de Carcasona y ah¨ª estaban, los m¨¢s afectados, como Peter Sagan, discutiendo con los m¨¦dicos del Tour, que les ofrec¨ªan ampollitas de suero fisiol¨®gico para sanarse, y a los m¨¢s chic, un poquito de colirio Visprint refrescante mirada luminosa. Testigos deshechos de la bruticie, un reba?o de carneros reci¨¦n esquilados y rastros de paja en el asfalto de las pacas con las que trataron de bloquear la carretera.
Otros a?os, ante parecidas manifestaciones, la direcci¨®n del Tour se adelantaba al pelot¨®n y negociaba: tendr¨¦is visibilidad a cambio de respetar la carrera. Como con los aficionados que invaden de bengalas fum¨ªgenas las cunetas, solo la imposici¨®n se considera la salida adecuada.
El Tour ya jubil¨® hace unos a?os a Hinault de sus funciones de relaciones p¨²blicas, aunque el Tej¨®n sigue voceando sus propuestas violentas ¡ªuna huelga de ciclistas contra Froome y su Sky, por ejemplo¡ª para devolver al ciclismo su esp¨ªritu volatilizado en los despachos en los que se analizan las audiencias televisivas. Triunfan los despachos, por supuesto, como demuestra la propuesta de etapa para el mi¨¦rcoles, la tan esperada Luchon-Col du Portet, de 65 kil¨®metros.
Luchon, en la frontera con el Valle de Ar¨¢n, bien merece el t¨ªtulo de ciudad de la vanguardia del Tour, y de la memoria. De Luchon v¨ªa en el Peyresourde, cuya primera rampa es una calle urbanizada de la ciudad, sali¨® a las 4 de la ma?ana de un d¨ªa de julio de 1910 la primera etapa pirenaica que abordaba los cuatro colosos, Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. A Luchon no lleg¨® Luis Oca?a en 1971 al final de una etapa similar a la del martes, pues cay¨® de amarillo en el descenso tormentoso de Ment¨¦ tras Merckx, y se rompi¨®. Gan¨® la etapa su rival inquebrantable, Jos¨¦ Manuel Fuente, el Tarangu, que al d¨ªa siguiente repiti¨® victoria en Superbagn¨¨res, al final de la etapa en l¨ªnea m¨¢s corta de la historia del Tour, 19,3 kil¨®metros. A Luchon lleg¨® volando Chris Froome hace dos a?os, que gan¨® el Tour en el descenso del Peyresourde con su posici¨®n revolucionaria, y revolucionario publicitariamente ser¨¢ la salida de la etapa de la intensidad, Peyresourde, Val Louron y el terror¨ªfico e in¨¦dito col del Portet (16 kil¨®metros al 8,7% hasta una altura de 2.215 metros, 100 metros m¨¢s que el Tourmalet, hasta ahora la cima m¨¢s alta, y una carretera que asciende por encima de la estaci¨®n de Saint Lary Soulan sobre una ruta reci¨¦n asfaltada por un circo natural que permite a los que lo observen desde la cima contemplar casi toda la subida) concentrados en 65 kil¨®metros.
Los 147 corredores har¨¢n una salida seca, y no lanzada como siempre, ordenados en bloques de 20 seg¨²n su puesto en la clasificaci¨®n general. Los 20 primeros lo har¨¢n ordenados en filas, como la parrilla de salida de las motos; los componentes de las restantes veintenas se mezclar¨¢n. El Tour ha habilitado una recta de 900 metros para que todos calienten sobre rodillos, no m¨¢s de 10 minutos como cualquier d¨ªa con un puerto de salida, y espera espect¨¢culo. Los directores y los corredores son m¨¢s bien esc¨¦pticos cuando piensan en los posibles efectos de una salida as¨ª en el desarrollo de la carrera.
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