Gana Luis Enrique, pierde Espa?a
Resulta turbador que con el descarte de Jordi Alba el seleccionador d¨¦ pie a pensar que pesan m¨¢s las cuestiones personales que las deportivas
De los 40 millones de seleccionadores espa?oles de f¨²tbol solo hay uno que no debiera guiarse por presuntas fobias personales: Luis Enrique. Y mucho menos dar pie a que se interpreten sus ojerizas. Sabedor de que la ausencia de Jordi Alba, con el que ya las tuvo tiesas en el Bar?a, el t¨¦cnico asturiano se arranc¨® con la idea de "no hablar" de los ausentes. Inquietante. ?Por qu¨¦? ?Cu¨¢l es el problema para razonar sobre la cuarentena de un jugador que ha sido internacional 65 veces? Por supuesto, no pudo evitar una pregunta sobre el exilio del lateral azulgrana y para nada descart¨® que su ostracismo se debiera a su mala relaci¨®n. Una evidencia de que el seleccionador ha priorizado su desapego hacia el barcelonista por encima de sus m¨¦ritos deportivos, que han sido y son muchos. Un mensaje turbador para todos los futbolistas, conocedores la mayor¨ªa de que no es f¨¢cil conciliar con Luis Enrique. ?l mismo se defini¨®: "Tengo car¨¢cter, pero es un buen car¨¢cter".
Tan poco comunicativo se mostr¨® el entrenador, que no solo regate¨® los casos de los descartados, sino que enfatiz¨® que tampoco ha dialogado con ninguno de los convocados, incluido Sergio Ramos, el capit¨¢n. "No he considerado que tuviera que hablar con nadie. Es mi estilo". Punto final.
Luis Enrique pertenece a ese g¨¦nero de personas a los que su escolta personal les concede un salvoconducto justificador: "Es que fulano es as¨ª". El as¨ª resulta tonificador para su figura. Y, de paso, es la penitencia de los dem¨¢s. Incluido el p¨²blico, que, a trav¨¦s de los mensajeros medi¨¢ticos, ayer hubiera merecido una explicaci¨®n sobre la baja de Alba, ya fuera por su aversi¨®n o por intr¨ªngulis de su laboratorio futbol¨ªstico. "No encaja en mi 4-3-3, no defiende...". Ocurre que en ese supuesto se hubiera enredado con Marcos Alonso, por ejemplo, un estupendo lateral ofensivo al que le cuesta demasiado mirar por el retrovisor. Tampoco servir¨ªa como hilo argumental que al frente de la Roja vaya a fijar un 3-4-3, causa por la que Alba perdi¨® la titularidad en el Bar?a. En su alocuci¨®n, el m¨ªster sostuvo que el 4-3-3 es su sistema preferido.
L¨®gico, al lateral le sent¨® mal la suplencia en el Bar?a, pero en p¨²blico apenas desliz¨® que con Valverde le ir¨ªa mejor. Lo inquietante es que un problema t¨¢ctico sea para Luis Enrique una afrenta irreparable. Con Messi, Xavi mediante, hubo de conciliar por mucho que le pesase al asturiano.
El seleccionador tampoco repar¨® en Iago Aspas, delantero en el mejor momento de su carrera con el que no coincidi¨® en Vigo, dado que el gallego emigr¨® a Liverpool al tiempo que el Celta alistaba al preparador asturiano. Cuesta dar con la tesis deportiva del destierro del mejor goleador espa?ol de la ¨²ltima Liga (20 tantos). Adem¨¢s, un jugador al que le hubiera venido muy bien un refuerzo an¨ªmico tras su fallo en el penalti que le cost¨® a Espa?a la eliminaci¨®n en Rusia 2018. Curioso, tambi¨¦n ha sido cortado Koke, el otro que err¨® en aquella ruleta. Tampoco cabe aludir a los 31 a?os de Aspas, uno menos que el repescado Ra¨²l Albiol.
El problema de esta primera lista no son los elegidos, sino los motivos por los que no est¨¢n algunos. Sean causas futboleras o de piel, Luis Enrique bien pudo explicarse. Por los ausentes, por los s¨ª reclutados y por los que est¨¢n por venir. A todos les convendr¨ªa saber por qu¨¦ pautas se mueve este seleccionador. Hasta d¨®nde est¨¢n permitidas las disidencias. Cu¨¢nto pesa lo deportivo frente a las malquerencias. Ser "as¨ª", a secas, no vale cuando se es el primero y ¨²nico de los 40 millones de seleccionadores espa?oles. Sin Alba, gana Luis Enrique y pierde Espa?a a un gran lateral. Mal resultado.
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