Kathrine Switzer tambi¨¦n lleg¨® a Esparta
El marat¨®n dio al mundo tres hombres maravillosos y una mujer imbatible
El marat¨®n dio al mundo tres hombres maravillosos y una mujer imbatible. Uno de los hombres cambia cada cierto tiempo: el m¨¢s veloz de la prueba. Hoy lo es el prodigioso keniano Eliud Kipchoge, que revent¨® el r¨¦cord del mundo en Berl¨ªn (2:01:39) y puso proa a las dos horas, la barrera legendaria del tiempo en la prueba de los 42,195 kil¨®metros. El primero de los hombres fue Fil¨ªpides o Fid¨ªpedes, enviado a Esparta para pedir auxilio contra los persas (240 kil¨®metros en dos d¨ªas); el mito, del cual dej¨® testimonio Her¨®doto, vari¨® a veces con la leyenda de que el trayecto fue hecho desde Marat¨®n hasta Atenas (unos 40 kil¨®metros) para contar la victoria griega, hecho hist¨®rico preferido para organizar el marat¨®n. Es bueno saber, para los puristas de la Antigua Grecia, que hay una prueba al a?o en la que se corre entre Atenas y Esparta: el espartatlhon. S¨ª, se tarda ya menos de dos d¨ªas (entre 25 y 30 horas los ganadores) y el primer ganador fue griego.
Griego tambi¨¦n fue el primer ganador del primer marat¨®n en unos Juegos, Spiridon Louis. Vend¨ªa agua por Atenas y fue reclutado por su instructor en la mili, que recordaba su resistencia privilegiada en carrera de fondo. Grecia no ten¨ªa ninguna medalla en aquelos Juegos, los primeros de la historia, ni nada hacia presagiar que la tendr¨ªa. tampoco en la prueba que era fetiche nacional, su gran s¨ªmbolo. La ventaja la ten¨ªa un franc¨¦s con todos los griegos desfondados, hasta que a falta de diez kil¨®metros Spiros, como le llamaban, par¨® en una taberna a beber un vaso de vino y empez¨® a recortar distancias. No hay relaci¨®n directa entre la bebida y la remontada, pero s¨ª un lazo m¨ªtico: Fil¨ªpides dijo que en su trayecto se le apareci¨® el rey Pan, al que luego los atenienses dedicaron un templo. Spiros recogi¨® los honores de la victoria: el rey de Grecia le pidi¨® lo que quisiese, y ¨¦l reclam¨® un carrito con el que transportar el agua que vend¨ªa. S¨®lo compiti¨® esa vez y despu¨¦s de su medalla de oro regres¨® a su aldea, Marousi, a trabajar como pastor. Hab¨ªa empleado 2 horas y 58 minutos en recorrer el marat¨®n, casi una hora m¨¢s que Eliud Kipchoge. A?os despu¨¦s fue detenido y encarcelado por falsificaci¨®n de documentos, y rehabilitado al ser elegido como portador del estandarte de Grecia en los Juegos de Berl¨ªn, donde salud¨® a Adolf Hitler. Da nombre -Spiros, no Hitler- al estadio nacional de Atenas.
Estos dos hombres fueron los primeros en algo. Eso les iguala a Kathrine Switzer, aunque ella no fue solo la primera en algo; tambi¨¦n desafi¨® las leyes, rompi¨® una frontera y sent¨® un precedente. En 1967, en el marat¨®n de Boston, Switzer se apunt¨® como KV Switzer y corri¨® la prueba, algo prohibido para las mujeres. Un comisario la detect¨® y trat¨® de detenerla saliendo detr¨¢s de ella. Lo cont¨® en un relato extraordinario en la revista Marathon Woman titulado La chica que lo empez¨® todo: ¡°O¨ª el ruido de los zapatos de cuero que se acercaban r¨¢pidamente detr¨¢s de m¨ª; un sonido extra?o y alarmante entre el amortiguado ruido sordo de las zapatillas de correr con suela de goma¡±. El hombre quiso agarrarla y pararla al grito de ¡°sal de mi carrera¡±, hasta que fue primero empujado por varios corredores y luego derribado de un pu?etazo por el propio novio de Switzer, que consigui¨® acabar el marat¨®n. La primera mujer en hacerlo, la primera en desafiar con ¨¦xito una injusticia que tir¨® una puerta: las mujeres ten¨ªan el mismo derecho a correr las pruebas deportivas que corr¨ªan los hombres. De alguna manera, Kathrine Switzer tambi¨¦n lleg¨® a Esparta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.