El Liverpool castiga al PSG
Un gol de Firmino sobre la bocina hace justicia en un partido fren¨¦tico entre dos aspirantes a ganar la Liga de Campeones
El f¨²tbol es f¨²tbol porque hay equipos como el Liverpool y el Par¨ªs Saint-Germain, con sus imperfecciones, pero tambi¨¦n con sus virtudes, las que alumbraron un partido fren¨¦tico en los albores de la temporada. Cuando la mayor¨ªa de los equipos comienzan a rodar, Anfield goz¨® con un partido a todo trapo en el que, a¨²n a mediados de septiembre, poco se guard¨® en un duelo con aroma de partido grande que acab¨® en victoria sobre la bocina del Liverpool (3-2) con gol postrero del excelente Roberto Firmino y toda la ¨¦pica que se merece el mayor torneo de f¨²tbol de clubes. Todo en la primera jornada. Como para no relamerse.
El partido premi¨® al Liverpool, que ha ganado sus doce ¨²ltimos partidos en Anfield y jug¨® tal y como se le supone, bajo la batuta que maneja sin tregua J¨¹rgen Klopp, un no parar que da?¨® al PSG porque, ah¨ª le duele, no est¨¢ acostumbrado a esos envites en su competici¨®n dom¨¦stica. Era adem¨¢s la segunda vez que el club parisino se asomaba por Anfield, uno de esos escenarios que exigen a cualquiera m¨¢s all¨¢ del peso de su chequera. All¨ª luce el alma del Liverpool, que a un rival con dinamita en sus botas apenas le permiti¨® hilar cuatro pases seguidos, que a uno de los opositores al cetro europeo le someti¨® a una tortura que comenz¨® a plasmarse con goles de Sturridge y Milner, tras penalti de Bernat a Wijnaldum, en poco m¨¢s de media hora.
Descont¨® antes del descanso en el marcador el lateral Meunier, que se disfraz¨® de centro delantaro para recoger un rechace en el ¨¢rea. Pero el Liverpool prosigui¨® como si el marcador estuviese en paridad, dominador, apabullante, sin fisuras para darle bola al lustroso tridente del rival. Neymar, Mbapp¨¦ y Cavani apenas tocaron bola ante un rival que guard¨® de inicio en el banquillo al fenomenal Firmino, renquante de una lesi¨®n ocular tras la pen¨²ltima batalla en la Premier. Acab¨® por decidir el brasile?o, al que conviene valorar como se merece, como un grande.
La pujanza del Liverpool disip¨® todo el arsenal del PSG al ritmo que marcaba la grada, vir¨® el partido en un mon¨®logo, pareci¨® laminar a un presunto favorito a ganar la Champions por fuerza, por fe, por fiereza, por todo eso que aportan los equipos que prepara Klopp y que los chicos que prepara Tom Tuchel no demostraron durante largos minutos estar en condiciones de maniatar. Pero el f¨²tbol se define en instantes, en un mal pase de Salah en zona sensible y una aceleraci¨®n imparable de Neymar y Mbapp¨¦ que desat¨® un gol, y el empate, en un visto y no visto. Todo fue en un abrir y cerrar de ojos, como un partido que fue un pesta?eo, que pudo virar para los locales Alexander-Arnold casi sobre la bocina con un libre directo que se fue a la cruceta antes de que Firmino sentenciase sobre la hora con un remate cruzado cuando todos, menos ¨¦l, ya firmaban el empate.
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