El Bar?a pierde el equilibrio
Valverde, condicionado por el 4-3-3, no encuentra las soluciones a los desajustes estructurales del equipo
Resuelta la temporada anterior con nota (LaLiga y Copa) cuando se presagiaba lo peor tras la sorprendente marcha de Neymar, desde el ¨¢rea deportiva se exigi¨® en este curso la necesidad de recobrar la esencia azulgrana, el estilo perdido de ra¨ªces cruyffistas y tallos guardiolistas. ¡°Tras un a?o en el que nos impusimos compactar al equipo, se acord¨® que los fichajes deb¨ªan permitir jugar a nuestra manera, esa que nos hizo el club m¨¢s grande del mundo¡±, admiten desde la ciudad deportiva. Lleg¨® Arthur para recordar a Xavi, Lenglet para sacar la pelota desde la ra¨ªz, Vidal para los partidos crudos y f¨ªsicos, y Malcom para dar profundidad. Pero los nuevos apenas cuentan y el Bar?a parece haber perdido el rumbo en los primeros compases de la competici¨®n, desnortado como est¨¢ con su propuesta. No se sabe si juega al toque o al arrebato, si su repliegue es alto o medio, con frecuencia partido por la mitad. ¡°Siempre est¨¢s expuesto a un accidente y eso es lo que ha ocurrido¡±, se lament¨® el t¨¦cnico tras caer ante el Legan¨¦s. El problema es que ese accidente se dio en Butarque como pudo ocurrir ante el Sevilla, Valladolid y la Real, adem¨¢s de los sustos ante el Huesca y el PSV, y?las pesadillas frente al Girona y Legan¨¦s. Una versi¨®n alejada de la que presum¨ªa el presidente Bartomeu ¡ª¡°ser¨¢ un a?o hist¨®rico¡±, vaticin¨®¡ª y suger¨ªa el ¨¢rea deportiva y el vestuario (con Messi a la cabeza), que consideraban que era la mejor plantilla en tiempos.
Dibujo cl¨¢sico, problema nuevo. Sostienen desde la ciudad deportiva que a Messi le gusta el 4-3-3, el sistema que elev¨® al Bar?a en el planeta f¨²tbol. Una t¨¢ctica que se obvi¨® en el curso anterior con el adi¨®s de Neymar porque Valverde prioriz¨® compactar las l¨ªneas. As¨ª, con el 4-4-2 (el dibujo preferido del t¨¦cnico en el Espanyol y en el Athletic), el Bar?a solo sufri¨® dos derrotas ¡ªen un duelo de Copa ante el Espanyol y en el ¨²ltimo e intrascendente encuentro liguero¡ª y encaj¨® un total de 29 tantos en LaLiga (0,76 por partido). N¨²meros alejados de este Bar?a, que con el 4-3-3 ya ha recibido siete tantos en seis jornadas cuando en la temporada pasada Ter Stegen necesit¨® 18 encuentros para recoger tantas veces la pelota de la porter¨ªa. ¡°Venimos de un a?o de Mundial y se ha dado un giro a la idea de juego porque tambi¨¦n hay nuevos int¨¦rpretes¡±, apuntan desde el Camp Nou. Busquets, en cualquier caso, lo tiene claro: ¡°Los equipos grandes son m¨¢s s¨®lidos y debemos intentar serlo¡±.
Partidos por la mitad. Cuando Mourinho dirig¨ªa al Madrid, hab¨ªa una creencia firme en el vestuario azulgrana de que ganar¨ªan casi siempre porque el t¨¦cnico permit¨ªa a Benzema y Ronaldo hacer el z¨¢ngano en la fase defensiva. Un mal que se asemeja al que padece ahora el equipo de Valverde. Resulta que el 4-3-3 reivindica a Demb¨¦l¨¦ como extremo, futbolista de ataque que se hace el longuis en la fase defensiva. Una tacha que se le permite a Messi porque se le necesita en combusti¨®n en los ataques, pero que condiciona al equipo si son dos los jugadores que se descuelgan en la presi¨®n. As¨ª, aunque Luis Su¨¢rez corra por dos en los 10 segundos que dura la primera presi¨®n, el equipo se desgaja cuando corre hacia atr¨¢s porque los puntas no acompa?an. Por eso, entend¨ªa Valverde, para apretar arriba se necesitan dos l¨ªneas de cuatro para defender. Pero no se da y resulta un castigo terrible para la medular azulgrana. Los goles en Butarque evidencian la cuesti¨®n. En el primero, ante la pasividad de los delanteros, Vesga lanza sin acoso alguno un pase largo que pilla a Piqu¨¦ a medio repliegue y a Sergi Roberto fuera de lugar. Pifia que provoc¨® la concatenaci¨®n de errores en el segundo, puesto que Piqu¨¦ decidi¨® de forma unilateral actuar m¨¢s de libre para evitar los huecos a su espalda y dej¨® demasiados metros de diferencia con Umtiti. El Legan¨¦s encontr¨® el espacio y le castig¨® con otro gol.
El recurso de las individualidades. Al Bar?a le cuesta recuperar su juego coral porque los rivales se arman y conceden el centro, pero no el ¨¢rea. Como hicieran el Alav¨¦s, Valladolid y Legan¨¦s. Por lo que el Bar?a ha logrado un incremento notable en los pases ¡ªha pasado de 638 por partido en LaLiga anterior a 735¡ª, pero no lo hace en las zonas calientes. ¡°El f¨²tbol es de los medios¡±, sentenci¨® en su d¨ªa Guardiola, obsesionado en su querencia por la pelota y fiel a sus principios porque bien pod¨ªa jugar con una zaga de tres como poner a un falso 9 para posibilitar la circulaci¨®n del esf¨¦rico en campo ajeno hasta encontrar la rendija definitiva. Tanto era as¨ª que no fueron pocos los partidos que resolvi¨® en la primera mitad para conservar el bal¨®n y el resultado en la segunda. Ahora, sin embargo, al equipo le cuesta llegar al ¨¢rea tocando ¡ªsolo se recuerda el cuarto gol ante el PSV como una marca de la casa, con 21 pases previos¡ª y se limita a exprimir a Messi o las individualidades de Demb¨¦l¨¦, am¨¦n del recurso del disparo a media distancia de Coutinho.
Desequilibrio ofensivo. El pase natural de Messi en campo contrario, una vez hecha la diagonal, es el que va en profundidad para la carrera de Demb¨¦l¨¦ o para la doblada de Jordi Alba. Un recurso que es oro para el Bar?a porque no son pocas veces las que Leo resuelve un pase de la muerte desde ese costado. Ocurre, sin embargo, que el tri¨¢ngulo Sergi Roberto (o Semedo)-Rakitic-Messi no ofrece esa profundidad por la banda derecha (al contrario que la mezcla Alba-Coutinho-Demb¨¦l¨¦), toda vez que el 10 siempre se coloca por el medio, el croata se esmera en ocupar su posici¨®n y el lateral de turno llega menos porque los rivales buscan las contras a su espalda. Deficiencia que explica el porqu¨¦ el equipo ha pasado de 13,5 ocasiones por duelo a las 11 de ahora.
Las rotaciones no responden. ¡°Es muy complicado entrar en el once del Bar?a porque es un equipo que est¨¢ muy hecho¡±, explican desde el Camp Nou; ¡°y Ernesto es muy grande, pero no es rompedor¡±. As¨ª, no fue extra?o que el t¨¦cnico apostara en los primeros seis encuentros ¡ªtodos saldados con triunfo¡ª por el bloque que conoc¨ªa. Con la lecci¨®n aprendida del curso anterior, cuando el conjunto perdi¨® la energ¨ªa al final del a?o con la penalidad de Roma en la Champions, Valverde decidi¨® dar aire a los suyos en los dos ¨²ltimos duelos ligueros, contra rivales en teor¨ªa menores. Pero ninguno ha dicho esta es la m¨ªa. En el primero, Lenglet fue expulsado y Vidal y Arthur regresaron al banquillo antes de acabar el duelo. En el segundo poco se supo de Malcom y de jugadores que no contaban titularidad alguna como Vermaelen y Munir.
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