Vinicius anima al Madrid en Melilla
Los blancos dan un respiro a su crisis con una goleada (0-4) en el debut de Solari como entrenador
Tuvo que llegar la Copa para que el Real Madrid encontrara un m¨ªnimo consuelo a la situaci¨®n m¨¢s convulsa de su ¨²ltima d¨¦cada. Despedido Lopetegui y colocado Santiago Solari como soluci¨®n de paso, el equipo blanco gole¨® a un Melilla (0-4) valiente y capaz hasta que le aguant¨® el aliento. Benzema, uno de los titulares reclutados por necesidad para la cita, abri¨® un encuentro que el Madrid solvent¨® m¨¢s por inercia que por juego. Asensio acab¨® con el sue?o del humilde y Odriozola y el canterano Cristo pusieron el broche a una faena en la que Madrid resolvi¨® como se debe en tiempos de congoja.
El primer once de la "provisional" era de Santiago Solari no fue balad¨ª, como buena muestra del momento de zozobra y necesidad que atraviesan en Chamart¨ªn, habitualmente acostumbrados a vivir el estreno en la Copa como una jornada de rev¨¢lida para los secundarios y de premio para alguno de los canteranos m¨¢s aventajados. La situaci¨®n reclamaba otra cosa y hasta Sergio Ramos se alist¨® para el viaje. Y ya se sabe, cuando el capit¨¢n viaja no es para ejercer de mero espectador, por lo que el t¨¦cnico interino, que liber¨® a Kroos, Modric, Isco y Bale, le situ¨® como l¨ªder de un plantel que bien encajar¨ªa en una fecha de LaLiga. Solari coloc¨® a siete internacionales, entre ellos Benzema o Asensio, tres canteranos y al joven de los 45 millones de euros, Vinicius J¨²nior. Tuvo que marcharse Lopetegui y llegar el argentino para que los dirigentes de Chamart¨ªn satisficiesen sus deseos de verle como titular.
Pero son¨® el silbato y dio igual uno que otro. M¨¢s de lo mismo. La energ¨ªa se impuso al miedo y el Madrid comenz¨® al tran tran. El clamor de la grada impuls¨® al Melilla y Keylor, elegido tambi¨¦n para la competici¨®n copera, vio c¨®mo en un abrir y cerrar de ojos le amenazaban dos veces. No tard¨® en llegar la tercera, m¨¢s clara que ninguna, un mano a mano en el que a Igor Mart¨ªnez, un extremo revoltoso, le pudo el escenario y la mand¨® fuera. De tal magnitud es el bache del Madrid que ni en casa de un Segunda B se ve capaz de dominar. No importa el hombre que dirija en la banda ni tampoco quien sea el rival que est¨¦ enfrente. A este Madrid le cuesta horrores encontrarse. En Melilla solo lo logr¨® cuando el baj¨®n f¨ªsico de unos cedi¨® al talento de los otros.
Toreado el previsible arre¨®n inicial, irrumpieron los chicos de Solari, bien comandados Ceballos y Llorente, uno de los olvidados de Julen. Se anim¨® Asensio, combinativo y m¨¢s peligroso cuando actuaba por la derecha, se asoci¨® con tino Benzema y dej¨® pinceladas interesantes Vinicius. Por encima de todos destac¨® Odriozola, extra?amente repudiado por el ya ext¨¦cnico blanco. El lateral fue capital en el primer gol y firm¨® el tercero. Un cicl¨®n por el carril derecho, galop¨® toda la banda antes de la media hora y envi¨® al ¨¢rea un regalo que no desaprovech¨® Benzema.
Convertido el primero termin¨® de asentarse un Madrid que se dispuso a mimar la pelota y solventar cuanto antes el cruce. La incidencia de Asensio crec¨ªa por momentos y Vinicius evidenciaba que, al menos ante un Segunda B, tiene cualidades para ser determinante.?Cada acci¨®n del atacante brasile?o, veloz y desequilibrante, llamaba al peligro y sobre el descuento del primer acto un servicio suyo desde la izquierda lo emboc¨® a puerta el balear.?Aparentemente finiquitada la faena, Solari resguard¨® a Ramos y a Benzema y dio carrete a Nacho y al uruguayo Valverde. La losa no tumb¨® al Melilla, todav¨ªa con las fuerzas suficientes para inquietar al Madrid y retar a Keylor. No alcanz¨® a probarle el punta Yacine cuando el bal¨®n pas¨® a cent¨ªmetros de sus botas y lami¨® los guantes del tico y no atin¨® Ruano.
La falta de punter¨ªa local alivi¨® a los blancos, que aprovecharon los minutos finales para golear y finiquitar la eliminatoria. Tambi¨¦n tuvo tiempo para dejar alg¨²n que otro destello m¨¢s Vinicius, que busc¨® con ah¨ªnco su primer gol. Lo roz¨®, pero se top¨® primero con el larguero y despu¨¦s con el infortunio, cuando solo unos pocos cent¨ªmetros le privaron del tanto en una acci¨®n que terminar¨ªa aprovechando Odriozola. Ya sobre la bocina, el debutante Cristo cerr¨® la goleada de un Madrid que en medio del temporal fue capaz de encontrar cierto alivio en Melilla.
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