El derbi asturiano m¨¢s divertido se juega sin bal¨®n. ?Atenci¨®n al resultado!
Los periodistas Sid Lowe, entusiasta del Oviedo, y Ant¨®n Meana, fan del Sporting, ponen a prueba sus conocimientos y la pasi¨®n por sus equipos. Y muestran tambi¨¦n la hermandad del f¨²tbol asturiano en LaLiga 1|2|3
Enrique Castro, Quini, leyenda del Sporting, fue accionista del Real Oviedo. El delantero cuyo nombre, desde 2018, bautiza al Molin¨®n (se denomina oficialmente Estadio Municipal El Molin¨®n-Enrique Castro Quini) compr¨® parte de su archirrival para salvarlo de la desaparici¨®n. El Sporting, en 1955 y a t¨ªtulo p¨®stumo, otorg¨® la medalla de oro del club a Carlos Tartiere, primer presidente del Real Oviedo. La rivalidad entre el Real Oviedo y el Real Sporting de Gij¨®n es de las m¨¢s a?ejas en Espa?a. Se han enfrentado m¨¢s de cien veces y su antagonismo va mucho m¨¢s all¨¢ de lo deportivo. ¡°La disputa es entre las ciudades, el f¨²tbol es solo uno de sus veh¨ªculos de expresi¨®n, es el campo de batalla socialmente aceptable para que se midan los habitantes de Oviedo y los de Gij¨®n¡±, explica el periodista asturiano Roberto Bay¨®n sobre la tensi¨®n de un derbi astur. Pero no hay verdadera animadversi¨®n. Son, ante todo, dos clubes vecinos cuyos caminos se han cruzado en multitud de ocasiones y con mucho en com¨²n. Incluso sus himnos comparten autor: Rafael Moro.
A uno de esos derbis antediluvianos, uno de los primeros jugados en Gij¨®n, cuenta Bay¨®n que acudi¨® el Oviedo sin su camiseta azul. Estaban encargadas, pero no llegaron a tiempo. De pronto, se vieron teniendo que vestir los colores de su rival. Y no ha sido la ¨²nica vez. Durante la d¨¦cada de los ochenta la segunda equipaci¨®n del Oviedo fue roja con ribetes blancos. En el otro lado, seg¨²n Bay¨®n, esas coincidencias indumentarias se llevaron peor. En 2003 el Sporting hubo de jugar contra el Almer¨ªa con una camiseta hecha de urgencia, puesto que la principal de ambos era a franjas rojas y blancas. Escogieron el azul. ¡°Por el color de la bandera de Asturias, pero no hubo forma de convencer a los aficionados, que no pod¨ªan sino ver en ellas el azul del Oviedo¡±. El rechazo masivo de los socios provoc¨® que se desecharan. Las camisetas se subastaron y lo recaudado se destin¨® a fines solidarios.
El ir y venir de jugadores ha sido tambi¨¦n, por supuesto, tan motivo de refriega como nexo entre Real Oviedo y Sporting, ¡°desde el primero que jug¨® en ambos equipos, Herrerita, hasta el ¨²ltimo, Joni¡±, como indica el especialista Jos¨¦ Mangas. Fue un acercamiento amable entre clubes el de 1971, cuando el Oviedo, que ten¨ªa numerosas bajas en defensa, recibi¨® la cesi¨®n por parte de sus vecinos de Del Riesgo para disputar el encuentro frente al Villarreal. Y lo fueron menos otros: A Luis Enrique lo fich¨® el Oviedo en juveniles, siendo todav¨ªa solo un canterano prometedor, procedente del Bra?a, un equipo con convenio con el Sporting. Luego y, ante la pol¨¦mica suscitada, el club gijon¨¦s le traslad¨® una oferta. El entonces presidente del Oviedo, Eugenio Prieto, liber¨® al actual seleccionador nacional de su compromiso contractual para que pudiera finalmente fichar por el equipo de su ciudad.
Incluso Quini, cuenta Bay¨®n, estuvo cerca de cambiar de chaqueta. En el a?o 1984 sali¨® del F¨²tbol Club Barcelona. Se hab¨ªa celebrado un partido de homenaje a su carrera, que en Barcelona dieron por finiquitada. Sin embargo Quini quiso continuar, se sent¨ªa todav¨ªa futbolista. El Oviedo le ofreci¨® entrenarse en sus instalaciones y, cuando comprobaron su estado de forma, la direcci¨®n medit¨® ofrecerle que se uniera a la disciplina. El Oviedo estaba en Segunda Divisi¨®n. Desde eso o quiz¨¢s precisamente por eso, por el coqueteo con el rival, cree Bay¨®n, el Sporting, que estaba en Primera, tard¨® menos de una semana en contratarlo. Cuenta que hay declaraciones del presidente del Barcelona, N¨²?ez, poniendo de manifiesto su enfado porque el delantero del que se hab¨ªan desprendido sigui¨® marcando goles a raudales y porque, en aquellos tiempos, la recaudaci¨®n de un partido homenaje iba a parar a los bolsillos del jugador que se retiraba.
El saldo de enfrentamientos no deja un ganador rotundo. En la m¨¢xima categor¨ªa se impone el Oviedo, con m¨¢s del doble de victorias que el Gij¨®n. En Segunda, las tornas se giran. Tambi¨¦n los t¨ªtulos individuales dibujan dos entidades parejas: L¨¢ngara gan¨® tres Pichichis seguidos de 1933 a 1936 y, Marian¨ªn, en la temporada 1972/73; cuatro en total para el Oviedo. El Sporting posee los tres que gan¨® Quini con su camiseta (luego lograr¨ªa dos m¨¢s con el Barcelona).
Dos periodistas forofos ante el nuevo derbi
Sid Lowe, entusiasta del Oviedo, naci¨® en Londres en 1976. A la capital asturiana lleg¨® con una beca Erasmus y, luego, por causa del f¨²tbol, nunca ha roto su v¨ªnculo con esa tierra. El ahora corresponsal del diario The Guardian para LaLiga arrib¨® en los tiempos de Ronaldo Nazario en el Barcelona y de Dubovsk? y Juanma Lillo en el Oviedo. Y qued¨® fascinado. Cuenta a prop¨®sito de los sentimientos a flor de piel de los derbis que justo antes de uno, en el Tartiere, terminaba de romperse un pie y, aun as¨ª, acudi¨® al estadio en silla de ruedas. ¡°Fue un partido horrible, empate a cero. En cuanto termin¨® tuve que volver al hospital, ingresado¡±. De su primera visita a las gradas del Molin¨®n recuerda la procesi¨®n de todos los seguidores del Oviedo tocados con casco azul de obrero por las calles del litoral de Gij¨®n, ante la atenta vigilancia de los sportinguistas apoyados en los alf¨¦izares de sus ventanas.
De una ventana, la de la casa del periodista Ant¨®n Meana, lo que asomaba en d¨ªas de derbi era la bufanda del Oviedo. ¡°Mi madre es del Oviedo, tuve la tentaci¨®n en casa. Pero es que no concibo ser de Gij¨®n y no ser del Sporting. A m¨ª no me gusta el f¨²tbol, me gusta ver jugar al Sporting¡±. Los dos, Meana y Lowe, coinciden en se?alar la enorme implicaci¨®n de ambos clubes con las ciudades a las que representan. Las aficiones, dicen, se sienten parte integrante del club y de sus decisiones. ¡°Sin la del Oviedo, que arrim¨® sus pocos o muchos ahorros, el equipo habr¨ªa desaparecido. Eso es una situaci¨®n ante la que nadie m¨¢s se ha tenido que ver¡±, comentan. ¡°Si alg¨²n d¨ªa ganamos algo, va a ser la hostia, no es comparable ser del Oviedo o del Gij¨®n a ser aficionado del Real Madrid o el Bar?a¡±, le dice Lowe a Meana, a lo que ¨¦ste responde: ¡°?Sabes? Puede que desee que perd¨¢is siempre, pero es una rivalidad sana, cuando sufr¨ªs me pongo en vuestra piel y no pudo no sentir simpat¨ªa. Al final, ambos representamos al f¨²tbol asturiano¡±.