Esto pasa si cambias un bal¨®n redondo por uno ovalado: ir¨¢s a las Series Mundiales
El rugby es un deporte muy contagioso. Y su virus se inocula cada vez antes. El n¨²mero de federados se ha duplicado y los equipos nacionales compiten ya con deportistas que empezaron a jugar de peque?os. Esta semana disputan en Dub¨¢i las Series Mundiales. LaLigaSports colabora con en el desarrollo de este deporte y fomenta el crecimiento de la industria con ayudas a otras 63 federaciones
Qu¨¦ pasa si los padres, cuando salen al campo con sus hijos, se llevan un bal¨®n ovalado en vez de la cl¨¢sica pelota? ?Qu¨¦ sucede cuando un ni?o va con su hermana de cinco a?os a jugar al rugby con sus amigos? ?Qu¨¦ ocurre cuando una chica no para de contar en su casa lo que se ha divertido en su entrenamiento? Las selecciones de rugby a siete, masculina y femenina, est¨¢n repletas de estas historias de contagio. Padres que han atra¨ªdo a hijos o hermanas que han arrastrado a hermanos a practicar su deporte favorito. Por eso no es raro que en los equipos nacionales de rugby a siete, masculino y femenino, que esta semana juegan en Dub¨¢i las Series Mundiales, haya hasta cinco parejas de hermanos. Este deporte es cada d¨ªa m¨¢s popular y competitivo. Las fichas de jugadores se han duplicado en 15 a?os y las selecciones espa?olas han alcanzado un buen nivel. Un auge al que tambi¨¦n contribuye el empuj¨®n del programa LaLigaSports, que apoya a la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby (FER) y a sus deportistas.
Ellas fueron cuartas en el Mundial de Mosc¨² en 2013 y quintas en Estados Unidos 2018. Ellos, tras su clasificaci¨®n para los Juegos de R¨ªo 2016, en el estreno ol¨ªmpico del rugby, se est¨¢n consolidando en las Series Mundiales, una competici¨®n que se disputa durante distintos fines de semana en varios pa¨ªses y que clasifica a los mejores cuatro equipos a los Juegos Ol¨ªmpicos. Este jueves, ambos equipos disputan ese torneo en Dub¨¢i. Ellos, la primera jornada y ellas, la segunda. Marina Bravo (Madrid, 1989), una de las jugadoras con m¨¢s experiencia, ha participado en el despegue de la selecci¨®n. Y da con una de las claves: ¡°Hay muchas ni?as que empezaron a jugar desde peque?as y ahora est¨¢n aqu¨ª. Antes, las que llegaban a ser internacionales ten¨ªan 20 o 22 a?os y hab¨ªan empezado a jugar al rugby en la universidad. Ahora las chicas llegan con 15 a?os de experiencia. Han empezado de peque?as. Eso nutre al equipo, a nuestro rugby y a nuestro juego¡±.
?C¨®mo se consigue acercar el rugby a un ni?o? Quienes han comenzado a jugar de peque?os se?alan al ambiente familiar o al colegio. En los equipos de rugby a siete espa?ol (la modalidad ol¨ªmpica y que disputa las Series Mundiales) hay cinco parejas de hermanos: Amaia y Lide Erbina, Manu y Tob¨ªas Sainz-Tr¨¢paga, Alejandro y Mart¨ªn Alonso, B¨¢rbara y Pol Pla y Mar¨ªa y Joan Losada. Amaia Erbina empez¨® a los cinco a?os por influencia de su padre, jugador del Ordizia RE, y de su hermano, que se la llevaba con ¨¦l a jugar partidos con su cuadrilla. ¡°Nos viene de familia", dice. A los 19 a?os disput¨® los Juegos de R¨ªo, en los que Espa?a consigui¨® la s¨¦ptima plaza.
¡°Es muy importante que los ni?os empiecen desde peque?os. Comenzar tan temprano me ha dado un plus importante para perder el miedo al contacto, mejorar a nivel t¨¦cnico, conocer el deporte m¨¢s a fondo, ser m¨¢s valiente, probar m¨¢s posiciones y, sobre todo, aprender a divertirme¡±, apunta. A su hermana, Lide, no fue tan f¨¢cil convencerla. ¡°Viv¨ª el rugby desde peque?a, pero no me enganch¨¦. Siempre pens¨¦ en llegar a la universidad y ver si probaba. Pero luego pas¨® lo de los Juegos y empec¨¦ a ver el rugby a siete y me atrajo. Un verano fui a un campus, me gust¨® el ambiente, aprend¨ª mucho y me decid¨ª a empezar. Ten¨ªa 15 a?os¡±, rememora. Con 17, Lide se prepara para disputar las Series Mundiales. ¡°Los Juegos tuvieron mucha repercusi¨®n. Mis amigas, que nunca lo hab¨ªan visto, me dec¨ªan que era una pasada¡±, subraya.
¡°En los comienzos ¨¦ramos una banda¡±. Unos d¨ªas antes de partir hacia Dub¨¢i, Pablo Feijoo (San Sebasti¨¢n, 1982), el entrenador de la selecci¨®n masculina de rugby a siete recurre a esta expresi¨®n para retratar el estado del rugby a siete hace una d¨¦cada. ¡°No jug¨¢bamos a nada¡±, admite Feijoo, que form¨® parte de la selecci¨®n que estuvo en los Juegos de R¨ªo 2016, que qued¨® en el 10? lugar. ¡°Nos junt¨¢bamos un lunes y viaj¨¢bamos el viernes a jugar el Europeo. Aun as¨ª gan¨¢bamos algunos partidos. Pero cuando llegaban los momentos clave no est¨¢bamos preparados¡±, afirma.
La historia ahora es muy distinta. Es habitual ver al equipo masculino y al femenino competir contra los mejores del mundo. La expedici¨®n del rugby espa?ol lleva ya a?os de progresi¨®n. Paco Hern¨¢ndez (Motril, 1988), el capit¨¢n del equipo masculino, tambi¨¦n empez¨® joven. A los 11 a?os. ¡°?ramos los raros de la sociedad deportiva¡±, dice. ¡°Es una cuesti¨®n cultural. El rugby es un deporte que se conoc¨ªa solo a nivel universitario en Espa?a. Ahora la gente est¨¢ empezando a jugar antes, incluso m¨¢s joven que yo¡±, se?ala.
Su entrenador, Feijoo, mam¨® el rugby de peque?o (su padre, Alfonso, es el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby), pero se inici¨® empujado por ¡°ocho o nueve amigos¡± de su cuadrilla que tambi¨¦n lo hab¨ªan hecho. ¡°Las familias van creciendo en rugby. Los padres a veces intentan que sus hijos hagan el mismo deporte que ellos. Para m¨ª es un error¡±, indica, aunque da recetas para saltarse su propio consejo: ¡°Hay herramientas muy sencillas para que un chaval se decante. Puedes tener un bal¨®n en el coche. En lugar de uno de f¨²tbol, uno de rugby. Entonces, cuando vas a la playa o al monte, juegas con el de rugby en lugar de tener la pelota de siempre¡±.
Pol Pla (Barcelona,1993) se inspir¨® en sus hermanas para cambiar de bal¨®n. Este catal¨¢n de 25 a?os siempre hab¨ªa so?ado con jugar al f¨²tbol en el club del que es hincha, el FC Barcelona. ¡°Mi hermana mayor conoci¨® el rugby en la universidad y le gust¨® mucho. Nos fue transmitiendo lo que viv¨ªa y me anim¨¦ a probar. Ten¨ªa 17 a?os, pero me habr¨ªa encantado empezar de m¨¢s peque?o¡±, cuenta. Su adaptaci¨®n fue m¨¢s f¨¢cil de lo que pensaba porque tuvo ¡°buenas maestras en casa y hab¨ªa visto muchos partidos¡±. El sue?o de jugar para el Bar?a pudo hacerse realidad, porque Pla hoy viste la camiseta azulgrana en la secci¨®n de rugby del FC Barcelona.
Practicante de ambos deportes, Pla sabe qu¨¦ es lo mejor de uno y otro. Del rugby se queda con ¡°lo social¡±: ¡°No me gusta hablar de valores porque eso es algo que transmiten las personas, pero s¨ª del sentimiento de hermandad que hay alrededor de cada partido entre todos los jugadores que estamos en el campo¡±. Del f¨²tbol toma la profesionalizaci¨®n: ¡°La gente que trabaja en los clubes y en las instituciones debe ser profesional. Tener un plan de desarrollo, que los jugadores sean tratados lo mejor posible, con los mejores medios, fisios, m¨¦dicos, instalaciones¡ Creo que cuando das los medios para entrenar de la mejor forma, se sube el nivel¡±.
LaLiga contribuye a ambos. A trav¨¦s del programa LaLigaSports, apoya a la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby y a sus deportistas, al igual que hace con otras 63 federaciones. Adem¨¢s, con el 1% de sus ingresos por derechos de televisi¨®n y poniendo a disposici¨®n parte de sus recursos humanos, LaLiga intenta mejorar el deporte espa?ol. Parte de ese dinero, por ejemplo, sirvi¨® para que la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby llevar a a cabo durante los ¨²ltimos meses las concentraciones en los torneos de rugby a siete de las selecciones femenina y masculina que se disputaron en Espa?a (en Elche) y Kenia, respectivamente. Tambi¨¦n, la FER ha podido destinar parte de esos recursos al desarrollo de otros proyectos y a organizar los compromisos internacionales de sus combinados, como la primera cita de la selecci¨®n femenina de rugby a siete en las Series Mundiales disputadas en octubre en Glendale (Estados Unidos). Y 24 jugadores (12 del equipos masculino y 12 del femenino) han recibido ayudas econ¨®micas por sus resultados internacionales.
En Espa?a, como en muchos otros pa¨ªses incluso con m¨¢s afici¨®n, no existe una liga de rugby a siete. La mayor¨ªa de los jugadores de la selecci¨®n proceden de equipos de rugby a quince, el cl¨¢sico. Los federados se han casi duplicado de los 14.807 en 2000 a los 33.482 en 2017. En la temporada 2015-1016, la selecci¨®n espa?ola de Rugby XV hab¨ªa acumulado 36.000 espectadores en sus cinco partidos del Europeo. Dos temporadas despu¨¦s, 58.400 personas fueron a ver los encuentros, ante los mismos rivales.
¡°Est¨¢ claro que el rugby est¨¢ creciendo mucho. Es m¨¢s popular. La gente ha visto partidos y no nos confunden con el f¨²tbol americano¡±, apunta el entrenador de la selecci¨®n femenina, el valenciano Pedro de Mat¨ªas, que comenz¨® a jugar en el colegio. ¡°Cada vez hay m¨¢s ni?os y ni?as que practican este deporte y cada vez hay m¨¢s padres que utilizan el rugby como un veh¨ªculo de aprendizaje y de desarrollo de sus hijos¡±, explica.
Quienes practican el deporte tienen bien claro que es un generador de valores respetables. ?Qu¨¦ puede ofrecerles el rugby a los ni?os? ¡°Una buena educaci¨®n, aprender que solo no vas a ning¨²n lado, que tienes que respetar, que te tienes que sacrificar, que cuando te comprometes no puedes dejar al equipo tirado. Una persona sola no hace nada en rugby. Si tienes al mejor del mundo y juega solo, los otros le van a parar. El trabajo en equipo es muy importante. Y es una cosa que en la vida la gente no est¨¢ acostumbrada a hacer¡±, subraya Pablo Feijoo.
Recuerda tambi¨¦n el entrenador del equipo masculino de rugby a siete la ¨¦poca en la que cambi¨® todo. Fue despu¨¦s de perder la clasificaci¨®n al Mundial de Dub¨¢i en 2009. ¡°Nos quedamos 15 locos que apostamos todo por el siete. Dejas cosas de lado y te sientes un deportista de verdad. Antepones el rugby a tu familia, a tus amigos, a la universidad, a salir por la noche, a tu novia¡¡±. Ha pasado una d¨¦cada y la locura ha crecido. La ilusi¨®n se va extendiendo entre los j¨®venes y se traduce en m¨¢s practicantes y mejores resultados. Ya no son una banda.