La Real no acaba de llegar
El Valladolid se adelanta con dos goles y resiste despu¨¦s el acoso donostiarra para ganar en Anoeta
La Real Sociedad se parece a uno de esos sue?os angustiosos, y a la vez tan reales, en los que por mucho que se corra no se alcanza la meta; en los que el bal¨®n nunca atraviesa la l¨ªnea de gol. La Real da la sensaci¨®n de que va a llegar pero no acaba de hacerlo, aunque haga m¨¦ritos suficientes. La pelota no acaricia la red, como en el sue?o.
Veinte a?os despu¨¦s del asesinato de Aitor Zabaleta, el seguidor realista que muri¨® antes de un partido europeo a las puertas del Calder¨®n, la grada de Anoeta que ahora lleva su nombre le homenaje¨®, junto al resto del estadio. Fue casi lo mejor de la tarde fr¨ªa, lluviosa, de San Sebasti¨¢n, que se prepara ya para las navidades y el invierno. El resto, por lo menos hasta el descanso, fue fr¨ªo, lluvioso, como el clima. F¨²tbol de pedernal, disfrazado de toque y elegancia. Todo un decorado de cart¨®n piedra que trataba de disfrazar las carencias de la Real.
El Valladolid, que no iba mucho m¨¢s all¨¢, jugaba con el argumento de tener un gol en su casillero desde muy pronto. El equipo de Sergio practicaba la guerra de guerrillas. Inferior, tal vez, en control de juego, buscaba desde el comienzo las debilidades realistas, que se plasmaban en los errores de sus hombres de medio campo. Merino, demasiado acelerado, u Oyarzabal, demasiado sutil.
El gol que abr¨ªa el marcador lleg¨® por esa v¨ªa. ?scar Plano aprovech¨® un resbal¨®n de Illarramendi para robarle la pelota y pon¨¦rsela a Toni Villa, que dio un par de pasos antes de fusilar a Moy¨¢. Hasta el minuto 15, cuando el Valladolid se adelant¨®, el bagaje ofensivo de la Real hab¨ªa sido un disparo muy desviado. Tanto, que el bal¨®n se lo encontrar¨¢n por la ma?ana los obreros que trabajan en la zanja donde se construyen los cimientos de la tribuna de fondo.
Persever¨® la Real pero sin llegar a atravesar la meta, corriendo sin descanso, y sin tino. Un par de escarmuzas y poco m¨¢s, hasta la pausa. Luego Garitano toc¨® a rebato; envi¨® a sus hombres a por el empate. En tromba. Nada m¨¢s regresar, William Jos¨¦ no acert¨® a empujar un bal¨®n en la l¨ªnea, pero apretar tanto tiene sus consecuencias. Apenas un ratito despu¨¦s, un contragolpe vallisoletano propici¨® una alocada salida de Moy¨¢, y Anto?ito, m¨¢s listo, toc¨® la pelota lo suficiente como para superar al portero y despu¨¦s, casi sin ¨¢ngulo, marcar a puerta vac¨ªa, para desolaci¨®n donostiarra, que pen¨® en el c¨¦sped durante diez minutos, antes de volver a la carga. Apret¨® el tanteador en un c¨®rner que cabece¨® el debutante Le Normand y empuj¨® Oyarzabal sobre la l¨ªnea.
Al Valladolid se le acabaron entonces los argumentos ofensivos. Prefirieron encerrarse para aguantar el temporal, y la fortuna les acompa?¨® en varios lances. Entre eso y el angustioso sue?o de la Real, que lo intenta, pero no acaba de llegar a su destino, se muri¨® el partido. El Valladolid se lleva los tres puntos de Anoeta, que le saben a gloria; la Real se despierta del sue?o sin llegar a la meta.
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