La Espa?a de las ventanas
Uno tiene clar¨ªsimo que de un lugar de la Mancha surgi¨® un entrenador de cuyo nombre nadie deber¨ªa olvidarse, que seguir¨ªa estando muy orgulloso de un equipo fijo en las grandes citas desde 1996
Empezamos esta carta con energ¨ªa mundial. ¡°El baloncesto es el deporte que se est¨¢ adue?ando del mundo, si no se ha adue?ado ya (¡) El futuro del baloncesto es imparable, porque donde m¨¢s calor ha encontrado siempre es entre la juventud y, ya se sabe, cuando la gente joven se empe?a en una cosa es dif¨ªcil detenerla¡±. Y seguimos con energ¨ªa local. ¡°En Espa?a (¡) hay dos cosas muy importantes para mantener el nivel alcanzado; que la Liga siga como ahora y que el equipo nacional est¨¦ entre los mejores¡±.
Con esa fuerza e intenci¨®n comenzaba Antonio D¨ªaz Miguel en 1985 una llamativa biograf¨ªa (Mi Baloncesto, editorial Soma) alrededor del deporte que lo llev¨® en 1997 hasta el Sal¨®n de la Fama del Baloncesto en Estados Unidos, el primer espa?ol al que se distingui¨® con tal honor. El adjetivo est¨¢ elegido con precisi¨®n, porque Mi Baloncesto era una deliciosa colecci¨®n de peque?as entregas semanales, con un esqueleto muy atractivo (Mi mundo, juicio cr¨ªtico¡), y ayudantes de primer nivel como Vicente Salaner, Rafael W. Gonz¨¢lez, Andr¨¦s Clemente, Jos¨¦ A. Gonz¨¢lez o Franco Pinotti. Precisamente, mezclando el comienzo de la biograf¨ªa y el discurso que dio Antonio en aquella ceremonia (vayan a Youtube, son ocho minutos que merecen la pena por el contenido, e indudablemente por el continente), hemos encontrado la inspiraci¨®n para dedicar unas l¨ªneas a la extra?a y a la vez brillante clasificaci¨®n de la selecci¨®n espa?ola de cara al Mundial de este verano.
Tenemos claro que la situaci¨®n provocada por la FIBA con los partidos celebrados en las llamadas ventanas, rechazadas primero por la NBA y despu¨¦s l¨®gicamente por la Euroliga, hubiera preocupado a D¨ªaz Miguel de cara al futuro tan ¡°imparable¡± del baloncesto a nivel global, y sin embargo le hubiera servido como perfecto ejemplo del aviso a nuestros navegantes locales; ¡°por favor sigan cuidando la liga y al equipo nacional, se?ores¡±. Tal vez hemos elegido un momento manifiestamente mejorable para presumir de lo primero, pues ese empe?o de algunos en deshumanizar a los ¨¢rbitros ACB tras lo sucedido en la final de Copa del Rey (¡°teniendo el v¨ªdeo delante, lo que hicieron no se puede llamar error humano¡±, hemos escuchado con incredulidad), puede acabar deshumanizando tambi¨¦n al resto de los actores de la trama, y, cr¨¦anme, una liga inhumana jam¨¢s encontrar¨¢ ese ¡°calor de la juventud¡± que ped¨ªa nuestro protagonista.
En cambio, la respuesta de su Equipo Nacional, su casa durante 30 a?os, ha sido absolutamente impecable desde todos los puntos de vista. Empezando, por supuesto, por el entrenador Scariolo, un tipo con un perfil muy similar en dos temas fundamentales: su pasi¨®n hasta la obsesi¨®n por este juego y la necesidad de seguir aprendiendo en el baloncesto americano (¡°el mejor del mundo por muchos motivos¡±, seg¨²n escrib¨ªa D¨ªaz Miguel). Siguiendo por unos jugadores que han aceptado la llamada de emergencia con la actitud del mejor de los escuadrones de reemplazo, lo que a varios supondr¨¢ un ascenso de grado en la profesi¨®n (quiz¨¢ Dar¨ªo Brizuela y Jaime Fern¨¢ndez los m¨¢s llamativos). Y demostrando finalmente que la ACB cuenta todav¨ªa con un nivel medio de jugadores nacionales bastante competitivos, pese a la tendencia imparable hacia su progresiva desaparici¨®n, aunque tambi¨¦n para eso ten¨ªa Antonio una soluci¨®n; ¡°hay que crear un draft con los j¨²niors y los extranjeros, para igualar la competici¨®n¡±.
Uno tiene clar¨ªsimo que de un lugar de la Mancha surgi¨® un entrenador de cuyo nombre nadie deber¨ªa olvidarse, que muy probablemente habr¨ªa le¨ªdo la cartilla a varios estamentos esta semana, y que seguir¨ªa estando muy orgulloso de un baloncesto y un equipo que desde los Juegos de Atlanta 96 no ha vuelto a perderse una gran cita internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.